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    Owen

    Capítulo 17

    30/07/2022

    Owen

    Había demasiado ruido. No es que fuese un asiduo a las carreras de coches, pero sabía más o menos lo que se movía en ellas, y lo más importante no eran los coches, sino las apuestas, y de eso entendía mucho más, aunque Adrik lo hacía mucho mejor que yo. De algo tenía que servirle ser de Las Vegas, o mejor dicho, que su familia levantase su imperio con las apuestas ilegales.

    —Hay mucha gente. —grité entre el bullicio para que Jos me oyese.

    —Más de lo que la policía cree.

    —Es raro que no hayan llegado todavía. —Miré a mi alrededor, intentando reconocer el lugar. Por el día debía de ser la carretera de acceso a un polígono industrial, pero en aquel momento, parecía más una rave que una zona por la que circulaban camiones y furgonetas de reparto.

    —Eso es porque han cegado las cámaras de vigilancia. Aunque tampoco descartaría que la poli se lleve su parte de las ganancias. —Me creía más lo segundo, y no es porque perteneciese a la magia y conociese todo este oscuro mundo, sino que no podía creerme que a estas alturas no hubiese algunos infiltrados o soplones por aquí que hubiesen dado la voz de alarma.

    —¿Crees que la policía está comprada? —Tenía que mantener mi perfil de ingenuo.

    —¿Quién sabe? —Pero su sonrisa me decía que se inclinaba a creerlo.

    El rugido de un coche llamó mi atención, lo conocía, había estado trabajando en ese motor todo el día. Busqué entre la multitud para encontrar el coche de Cio con sus inconfundibles llamas de neón dibujadas en la puerta. Los curiosos se agolparon sobre su coche como si fuera una estrella de cine. El tipo salió del auto con una sonrisa de campeón en la cara. Los flases de los teléfonos saltaban entre la gente, revelando la muestra de fotografías de sus admiradores. Menos mal que Jos no hizo ademán de acercarse, porque no tenía intención de que mi cara acabase por error en alguna de aquellas fotos.

    De todas maneras, tuve la precaución de mantener mi rostro medio oculto o ladeado. Así sería difícil que me alguien pudiese encontrarme con un reconocimiento facial. ¿Exagerado? Dudo que esas fotos acabasen en manos de la policía, pero por si acaso… Era mejor no darles algo con lo que pudieran relacionarme con algo ilegal.

    Durante toda mi vida he tratado de mantener un perfil bajo, alejado de las cámaras y todas esas cosas que te ponen en el punto de mira de los curiosos. ¿Por qué?, porque si te metes en una pelea o en algún chanchullo como en el que estaba en ese momento, pocos podrían reconocerme. Discreto, esa era la palabra.

    —¿Te gustaría apostar unos dólares? —Me preguntó Jos, señalando con una inclinación de cabeza hacia un grupo que re arremolinaba en torno a un tipo que supuse llevaba apuestas.

    —Hoy no. —Puedo apostar, no es la primera vez que lo hago, pero a diferencia de la mayoría, para mí no era una diversión o una adicción. Si yo apuesto es para ganar, y para ello, he de conocer el terreno, analizar las probabilidades, y si estaba convencido, poner mi dinero en juego, aunque nunca demasiado, salvo esos días en la universidad en las peleas clandestinas. Allí tenía un porcentaje muy alto de acertar y sacarme una bonita suma, ¿por qué?, pues porque conocía a los luchadores por los que arriesgaba mi dinero. Mis compañeros, mis amigos. No solo sabía de lo que eran capaces de primera mano porque entrenaba con ellos cada día, sino que tenía constancia de lo que eran. Vasiliev, ninguno de ellos se rendía con facilidad, y eso en una apuesta es la carta más importante.

    —En otro momento yo apostaría unos 50. No es mucho, pero tampoco es que me guste el riesgo. —La cifra me extrañó.

    —¿Por qué 50?

    —El primer error de un jugador es apostar el dinero que no tiene, el segundo es apostar el dinero que necesita. El juego nunca debe ser una fuente de ingresos, porque las probabilidades de perder son mayores que las de ganar. Si no entiendes eso, las apuestas dejan de ser un juego y ya no es divertido.

    —O se convierte en una adicción. —Eso le ocurría a la mayoría de las personas, que no veían el final de las apuestas y acababan perdiendo más que ganando, y de eso vivían todos aquellos que aceptaban sus apuestas, la familia Vasiliev sobre todo. ¿Honorable? Como Adrik decía, ellos no obligaban a jugar a nadie, tan solo se aprovechaban de su error. Si no eran ellos, serían otros.

    Al principio lo veía como si fueran carroñeros, dispuestos a arrancarle los ojos a un moribundo, pero luego me hizo ver que los auténticos desalmados eran aquellos que se dedicaban a captar nuevos adeptos, a obligar a la gente a caer en sus vicios. Ahí era donde estaban los auténticos monstruos; traficantes, proxenetas… Ellos cogían a gente y la destruían, y siempre era en contra de sus deseos. Los que se aprovechaban de aquellos que ya estaban corrompidos no estaban tan podridos. No he dicho que sean buenos, a fin de cuentas, son mafia, como nosotros. Pero tanto ellos como nosotros teníamos una especie de ética; solo peleamos con aquellos que quieren hacernos daño, y solo nos aprovechamos de aquello que ya está corrompidos.

    —Eso también es una adicción. —Señaló con la cabeza el grupo de coches que estaban estacionados uno al lado del otro.

    Uno no sabría decir cual de todos los autos era el más llamativo, y no me refiero a su aspecto, sino a lo que se imaginaba debajo del capó. Su perfil, sus neumáticos, el sonido de sus motores… Todo gritaba velocidad, y sobre todo, mucho dinero. Los propietarios se habían gastado cifras obscenas en convertir aquellas máquinas en auténticos demonios del asfalto.

    —¿No sería más bien un hobby? —Yo solo veía a niñatos, algunos no tan jóvenes físicamente, exhibiendo sus plumas como gallos antes de una pelea. Incluso me parecía divertido ver como desplegaban su plumaje y sus encantos delante del montón de gallinas que los rodeaban. Y no solo me refería a las chicas, con las que estaba claro que pretendían acostarse, sino con los otros jóvenes que les admiraban alimentando su hambriento ego. ¿Cómo era eso? ¡Ah, sí! Los hombres tratan de compensar sus carencias físicas o de habilidades haciendo ostentación de su dinero, y visto algunos diseños en las pinturas de los vehículos, diría que también mal gusto.

    —En un hobby gastas tu tiempo y dinero para divertirte. Ellos lo han convertido en su estilo de vida. Y antes de que lo digas, sí, hay gente que convierte su hobby en su trabajo, algo que envidio, todos lo hacemos. Pero esta gente no es más que una adicta a la adrenalina. No está aquí para ganar una carrera, para conseguir dinero, eso es secundario. Está aquí por el subidón que les da apurar en cada curva, el saber que vas al límite, el sentir que estás corriendo junto al precipicio, retar a la muerte algunas veces. Y entiendo su fascinación, lo admito, a mí también me gusta sentir como mi corazón se pone a 200. Pero hacerlo de vez en cuando hace que esa sensación sea extraordinaria. Ellos necesitan esa adrenalina para vivir, porque sin estas sensaciones se sienten vacíos. Así que sí, son adictos, porque ya no pueden vivir sin esto, no saben encontrar placer en otras cosas. Toda su vida gira entorno a esto.

    Escuchar aquellas palabras tan profundas en boca de alguien tan joven, me hizo pensar en que ella había visto todo esto desde muy cerca, y que había despertado del sueño para darse cuenta de todo lo que le rodeaba. Ver la parte oscura del espectáculo revelaba que a ella la habían despertado de ese sueño, y para hacerlo había tenido que sufrir. Como decía mamá, la gente solo ve el espectáculo, pero detrás está el auténtico circo.

    —¡Hijo de puta! —siseó Jos entre dientes. Seguí la dirección de su mirada, para encontrar a Cio devorándole la boca a una chica de tetas grandes y falda muy pequeña.

    Antes de que me diese tiempo a reaccionar, ella avanzó entre la gente con paso decidido. Había visto demasiadas veces esa tensión en la musculatura de una persona para saber qué era lo que iba a pasar. Podía haber escondido su relación con sus respuestas esquivas, pero lo que estaba viendo en su reacción era que entre ellos había una relación, y por lo que parecía, Cio creía que era abierta, pero Jos no. Caminé detrás de ella, no podía entrometerme, no podía detenerla, pero tampoco iba a dejarla sola.

    Jos llegó hasta su objetivo sin que este se percatase de su presencia hasta que fue demasiado tarde.

    —Nena. —Los ojos sorprendidos de Cio delataban lo que sabía que iba a ocurrir.

    Un puño voló directo hacia su mandíbula, haciéndolo trastabillar hacia atrás. La chica de falda corta dio un gritito asustado, quizás algo enfadado, como si fuera a salir en defensa de su chico, pero tanto ella como yo sabíamos que no tenía nada que hacer contra la fuerza de la naturaleza que se había desatado frente a sus ojos. Una Barbie de tacones kilométricos y uñas de gato falsas no tenía nada que hacer con la rudeza de una Jos decidida a golpear con fuerza. Casi que me dieron pena, tanto el Cio como la tetona esa.

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    4 Comments

  • Reply Inma 30/07/2022 at 11:51 PM

    No sé porqué,pero veo que a esto le sigue un beso de Jos y Owen…ay los celos!

  • Reply SophiAlvarado 31/07/2022 at 5:43 AM

    Espero que con esto Jos abra los ojos

  • Reply Marcela Peralta 01/08/2022 at 3:17 PM

    Jos ya tenía claro que entre ellos ya las cosas no estaban avanzando ella lo dijo, pero el kafre este aún así la estaba encaramelando diciéndole que ella era la única, aquí este momento es más como de este imbécil y pendeja yo que lo tengo claro y aún así me dejó comer el cuento, ánimo Jos este kafre se va a enterar quién eres

  • Reply Elena 01/08/2022 at 4:21 PM

    Bueno vamos haber jiji como toma las cosas ella ya sabia lo que era el tal Cio, pero con esto se quito toda la banda de los ojos

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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