Cuando un Vasiliev encuentra a la mujer que necesita para mantenerlo en el camino correcto, nada ni nadie podrá impedirle reclamarla, salvo él mismo. Adrik lleva enamorado de Avalon desde hace tanto tiempo que ni recuerda cuándo sucedió, pero no puede arrastrarla de nuevo al mundo que ella ha decidido abandonar. El amor no siempre es justo, por eso, en vez de intentar conquistarla, ha decidido renunciar a ella. Pero Adrik no ha tenido en cuenta lo que una mujer irlandesa es capaz de hacer, cuando decide dar el paso que ese demonio ruso no se atreve a dar.