Adrik
¿Cargar en brazos a Avalon? Sin problema. ¿Hacer que llegase a su cama? Eso era mucho más complicado, sobre todo si ese colchón estaba en la primera planta de la casa de su padre. Antes de llegar a la puerta de su casa ya lo tendría a él abriéndola en persona. Presentarme delante de él con su hija en ese estado supondría un posterior interrogatorio, así que me cubrí las espaldas. Mientras TAV conducía por la urbanización, tecleé rápidamente un mensaje para el padre de Avalon.
—Llevo a tu hija a casa. Está dormida. Te explicaré después. —No era una explicación, ni siquiera un escueto resumen, pero tendría que ser suficiente hasta que él y yo pudiésemos charlar. ¿Renunciar a castigar a Poe por su reprobable maniobra? Ni su padre ni yo dejaríamos que ese tipejo saliera impune de lo que había hecho con nuestra chica.
Cuando estacioné el coche frente a la vivienda de Bowman, él ya estaba esperando en la puerta. No dijo nada, solo observó mientras cargaba a su hija y la metía dentro. Eso sí, tuvo la deferencia de ir abriéndome puertas y de abrir las sábanas para que yo pudiese meter a Avalon en su cama. Si hubiese podido le habría quitado algunas prendas para que estuviese más cómoda, pero no quería ni cabrear a su padre, ni tener que mirarla a la cara cuando descubriese que la había desnudado. Bueno, no es que le hubiese quitado toda la ropa, pero hay prensa que es incómodo dormir con ellas, por ejemplo, el sujetador. Tengo una hermana, sé de lo que hablo. ¿Cómo mirarla a la cara después de eso?
Salí de su habitación delante de su padre, y en silencio descendimos a la planta baja, donde Alex tiene su despacho. Una vez dentro, cerró la puerta, señal de que nuestra conversación sería privada.
—¿Y bien? —no esperó ni a sentarse en su sillón.
Le hice un resumen sobre la conversación que había mantenido con Avalon en el coche, y le expliqué la causa de que ella no estuviera consciente.
—Está decepcionada. —No hacía falta ser un experto en sicología para entenderlo.
—Todo lo que ha hecho para actuar como una persona normal, y va a topar con un sinvergüenza como ese. —Alex se rascó la barbilla mientras lo decía.
—Ella no quiere represalias, incluso me ha hecho jurar que no le romperé ningún hueso, pero no voy a dejarlo así. —Le informé a Alex. En este asunto, al tratarse de su hija, no estaba de más contar con su beneplácito.
—Por supuesto que no. —dijo ofendido. —Vamos a hacer que ese cretino pague.
—Sin romperle ningún hueso. —Le recordé. Alex sonrió.
—Mi hija todavía piensa que la mafia se dedica a extorsionar y golpear a la gente. —Negó con la cabeza. Ese cliché era difícil de erradicar de las personas.
—Tengo que reconocer que algún golpe sí que he dado, pero en este caso tenemos que ser más sutiles. —La mirada de Alex se alzó para escrutarme fijamente.
—¿En qué has pensado? —Él ya sabía que tenía algo en la cabeza.
—En darle donde más le duele, pero que no parezca que hemos sido nosotros. —No podía parecer un hombre sin palabra frente a Avalon. Si algo le pasaba a Poe, enseguida sospecharía de mí, y con razón.
—Me gusta como piensas. ¿y cómo tenías pensado hacerlo? —Alex se recostó en su respaldo, mientras se llevaba el dedo índice a los labios.
—He pensado que seguramente no será la primera vez que hace algo parecido. En este momento, el equipo de Las Vegas está bastante ocupado, pero seguro que no te importará prestarme a tu sabueso para olisquear en el pasado de este hombre. —la ceja derecha de Alex se alzó curiosa.
—¿Emil? —Asentí.
—Todo está en la red, solo hay que saber dónde escarbar.
—Cuando tengamos esa información, solo habrá que llevársela a la persona indicada para que mueva ficha. —Daba gusto estar en la misma honda.
—Cuando el dinero está por medio, a veces los cauces ordinarios no son los más aconsejables. Pero si sueltas la liebre delante de un chacal…
—Este correrá detrás de ella hasta cazarla. —Terminó Alex por mí. —Conozco al periodista indicado. —Pensábamos igual.
Un periodista escarbaría tanto como pudiese, tratando de formar un artículo impactante y sensacionalista. No le importaba destrozar reputaciones, no le importaba socavar los pilares de la buena reputación, iba directo a la yugular, buscaba hacer sangre. Cuando terminásemos con Por, su reputación estaría por los suelos, sería un apestado dentro de su profesión, y todos aquellos que lo apoyaron le darán la espalda con tal de que todo el asunto no les salpique.
—Tendremos que ir con cuidado, Avalon es demasiado inteligente como para no olerse que hemos metido la mano. —Alex sí que conocía bien a su hija.
—Por eso necesito que nuestro sabueso escarbe tanto como pueda. Hay que encontrar un hilo diferente con el que desmadejar este ovillo enmarañado.
—Si otra víctima es la que hace la denuncia, el nombre de Avalon y su proyecto quedarán escondidos entre el resto de información. —Esa era mi intención, y Alex parecía de acuerdo con ello.
—Le diré a Emil que estamos nosotros detrás de este asunto, nadie más debe estar al corriente.
—Tal vez sería conveniente comentárselo a Owen. —Comenté.
—No por ahora. Esperaremos a tener algo. Ya sabes lo que dicen, los secretos dejan de serlo en cuanto hay más de uno que lo conocen, y ya vamos a ser tres.
—De acuerdo. —Owen era mi amigo, y me fastidiaba mantenerle al margen de este asunto, más que nada porque se trataba de su hermana. Pero estaba acostumbrado a mantener ocultos muchos secretos, de él, y de muchos otros, uno más no supondría una gran diferencia, o eso esperaba.
—Bien, entonces tenemos un plan de acción. —Alex se puso en pie dando por terminada nuestra reunión. Estaba a punto de salir, cuando recordé algo.
—Ah, y no le digas nada sobre su borrachera. No creo que Avalon le siente bien que eso vaya corriendo por ahí. —Alex asintió.
Avalon tenía un defecto, bueno, varios, pero el que le había metido en este lío, era su orgullo. Se creía autosuficiente y muy inteligente. Ella no se daba margen para los errores, a menos que estuviesen incluidos en una fórmula matemática o física. Ella calculaba todo a su alrededor, mantenía un control estricto sobre su vida, su persona, y reconocer que había hecho algo que la hiciese perder ese control, ese dominio sobre sí misma, era un fallo que no le gustaría reconocer. Ella no perdía la sensatez, ella no se dejaba llevar por impulsos estúpidos, y emborracharse era algo que no buscaría su mente analítica. Quizás por ello mantenía esa extraña apariencia de cordura y estabilidad cuando hablé con ella. Estaba borracha, pero seguía obcecada en no perder el control. Incluso ebria luchaba por tener el mando.
Lo que Avalon no entendía es que la vida no es racional, no es una línea de puntos que te marque el camino. El componente humano es una variable inestable que se empeña en poner a prueba cualquier teoría. No se puede dar por sentado nada, todo es alterable.
Seguramente su cabeza le habría dado cien vueltas al asunto, se habría acusado de estúpida, y se habría reprochado el hecho de ocultar su verdadera identidad. Si Poe hubiese sabido quién era ella en realidad, no se habría atrevido a robar su investigación. También habría repasado una y otra vez las señales que la podían haber llegado sobre su traición, quizás previendo que ocurriría. Pero Avalon tenía que aceptar que no se puede controlar todo. Lo único que podemos hacer es prepararnos para cuando ocurre, y solucionar el problema de la mejor manera posible.
Tanto tiempo intentando controlarlo todo a mi alrededor, me ha enseñado que no es 100% posible. Aunque intento que ese porcentaje se acerque. Y supongo que a Alex y a Owen les pasa lo mismo. Nadie es infalible, ni siquiera la mente privilegiada de Avalon Bowman.
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