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    Dra. Jade

    Capítulo 34 DJ

    05/11/2025

    Leo

    Golpeé dos veces en la puerta del director ejecutivo del hospital. Entré en cuanto me dieron permiso, que fue casi de forma inmediata.

    —Hola. —Eché un amplio vistazo a la habitación. No solo estaba Viktor sentado en la mesa de reuniones, había que sumarle a Anker, Andrey y a mi padre biológico; Nick. Los tres hermanos Vasiliev. Si estaban juntos, la cosa tenía que ser importante, o eso pensé.

    —Dimitri ya te ha mantenido al tanto sobre cómo va el asunto con tu tío Magnus. —Andrey no me dejó ni sentarme en la silla vacía para empezar a hablar. Estos hombres no perdían el tiempo con cortesías sociales.

    —Sí. Lo último que supe es que estábamos esperando la fecha para la vista preliminar del juicio por desfalco. La fiscalía había congelado sus cuentas y bloqueado sus activos. —relaté brevemente.

    —No va a haber juicio. —Esa información me sorprendió.

    —¿Qué? —No sabía si sentirme decepcionado, cabreado o impotente. Probablemente serían todo ello al mismo tiempo. —Había pruebas. —Miré de forma acusadora a Andrey, quería explicaciones. Tanto él como Dimitri me aseguraron que Magnus no tenía escapatoria.

    —No es lo que piensas. El juicio lo perdería sin lugar a dudas, la fiscalía no se mete en un juicio si no lo ve claro, y te prometo que aquí estaban muy seguros.

    —¿Ha llegado a un acuerdo? —Eso me cabreó aún más, porque se suponía que ellos lucharían por mí, que le harían pagar por todo el daño que había intentado hacerme. ¡Diablos!, quiso matarme. Yo no le dejaría libre, porque podría volver a intentarlo. Con este tipo de gente no sirve el “prometo que no volveré a hacerlo”.

    —Nosotros jamás llegaríamos a un acuerdo con él. El dinero no nos importa, queremos un escarmiento público y ejemplar. Nadie se mete con uno de los nuestros y sale impune. —Eso me confundía más.

    —¿Ha sido la fiscalía entonces?

    —Deja de jugar con el chico, Andrey —le regañó Viktor—. El cretino ha escapado.

    —¡¿Qué?! —Eso sí que no me lo esperaba.

    —Ha cogido todo lo que ha podido y ha abandonado el país.

    —Pero se supone que le habían retirado el pasaporte, y ¿cómo diablos ha podido hacerlo? Tendría que haber saltado alguna alarma o algo. —Podía notar como mi irritación crecía.

    —Si tienes dinero, puedes saltarte tonterías como esa. Pasaportes, pasajes de barco, billetes de avión, visados, todo se puede comprar, incluso el silencio de la gente que debe dar la voz de alarma por tu fuga —apreté la mandíbula con frustración.

    —Se suponía que se habían congelado sus cuentas. ¿No lo teníais controlado? —De estar en mis cabales no les habría exigido una explicación a mis tíos, ni a mi padre, pero estaba demasiado alterado como para pensar en quienes estaba descargando mi frustración.

    —¿Estás insinuando que debíamos hacer el trabajo de la policía? ¿Del FBI? Porque son ellos los que se encargan de bloquear cuentas, rastrear delincuentes y evitar que se fuguen. —¿Viktor se estaba riendo?

    —Si habéis podido descubrir el desfalco de Magnus en las empresas de Jasper, seguro que tenéis recursos para controlar ese tipo de cosas. ¡Mierda! —me controlé antes de continuar. —Tienes razón, esto no es atribución vuestra. Y yo no puedo exigiros que hagáis algo como eso. Bastante que me habías ayudado con todo el asunto —arrastré el pelo de mi cabeza, como si de esa manera pudiese despejar lo que había dentro de ella. —En fin, solo espero que esté cabreado porque le hemos hundido el plan de jubilación.

    —No, no tienes derecho a pedirnos que hagamos algo ilegal. Pero eres uno de la familia, así que lo hemos hecho. —¿Qué?

    —Me estáis confundiendo. —Nick les echó una larga mirada a sus hermanos, mientras Anker ponía los ojos en blanco.

    —Ahora el que está jugando con mi hijo eres tú, Viktor. ¿Quieres darle algo de paz? —le exigió Nick.

    —Bueno, paz no es la palabra que yo escogería —Viktor ladeó la cabeza mientras me observaba.

    —¿Es demasiado pediros que me hagáis un resumen rápido de lo que habéis hecho? —me apreté el puente de la nariz, tratando de contener el dolor de cabeza que estaba seguro estos cuatro iban a provocarme—Tengo un paciente que espera a que revise su última prueba. —No quería decirles que se trataba de Alma. Ni tampoco que esos datos solo necesitaban un repaso más concienzudo, porque me gusta revisar hasta el último detalle que pueda fallar. Con corazones de niños no se juega.

    —Resumiendo—empezó Viktor—. Tu tío vació las cajas fuertes de todas sus casas, metió en una maleta las joyas y relojes de lujo que encontró, y se embarcó en un avión de carga destino Tailandia. Ha dejado tirados a sus hijos, a su última esposa, y sus abogados, lo que se llama coloquialmente soltar lastre.  Lo siento por aquellos a los que pidió dinero porque no pensó en ningún momento en devolvérselo.

    —Así que se ha librado de todo —asumí.

    —Sí y no. —¿Por qué Viktor seguía sonriendo?

    —Sus recursos son más limitados, eso es todo —deduje de su respuesta.

    —Podemos hacer mucho más que eso, Leo. Solo tienes que pedirlo. —Viktor se había inclinado hacia mí, como esperando que tomase su ofrecimiento.

    —¿A qué te refieres? —Como si hubiese mordido su anzuelo, Viktor se recostó en su silla mientras su sonrisa se volvía más grande y maliciosa.

    —La justicia no puede ir más allá. Solo incluirle en la lista internacional de delincuentes reclamados. Pero si operas fuera de la ley, si te sirves de tus propios recursos, puedes tomarte la justicia por tu mano.

    —¿Quieres decir… matarlo? —Me costó decir la palabra.

    —La muerte no es más que una manera rápida de librarte de las consecuencias de tus actos. —La voz de Andrey adquirió un tono gélido mientras lo decía.

    —Nosotros somos más de “la haces aquí, aquí tienes que pagar” —sentenció Nick.

    —Así que no creéis que exista un infierno donde pagar por los pecados el resto de la eternidad —deduje.

    —Exista o no, preferimos asegurarnos de que se hace ese pago. —Viktor, Viktor. Su sonrisa si que provocaba escalofríos, pero esta vez no estaba preocupado por mí.

    —De acuerdo. ¿Qué podemos hacer? —me incliné hacia ellos, tremendamente interesado.

    —Ese es mi chico —me alabó Nick.

    —Sí, sí. Pero dame opciones —les apremié.

    —Para que luego digan que no es un auténtico Vasiliev. Lleva la venganza en la sangre —puntualizó Anker.

    —Veamos, tenemos varias. Existe la opción cibernética. Se puede acceder a la red policial del país, y dejar un historial delictivo que lo meta directo en prisión, no sé, algo que lo lleve entre rejas sin posibilidad de juicio. Y ya sabes que las prisiones de allí no son precisamente como las de aquí. —Las cejas de Viktor se alzaron un par de veces, dejando entrever que las diferencias eran notables, y que la opción de Tailandia era la peor de las dos. —¿Sabes que incluso contemplan la pena de muerte? Lo digo por si al final te decides por apiadarte de él.

    —No, prefiero que sufra mucho tiempo. Que no haga otra cosa que arrepentirse de sus actos. —Pensar en ello me reconfortaba de alguna manera. —¿Y la otra opción?

    —También está la directa. Tenemos a un hombre allí, vigilándolo. —explicó mi padre. —Un robo que le deje sin sus preciados recursos, una paliza en un callejón, contraer alguna enfermedad con un tratamiento doloroso… —Sobre todo con el sistema sanitario que tenía Tailandia. Lo conozco, y no me gustaría coger una infección gangrenosa allí.

    —Si tienes alguna otra sugerencia que añadir, estamos abiertos. —Para Viktor esto era un juego, uno muy divertido.

    —Si por mí fuera, lo encerraría en una de esas prisiones masificadas, durmiendo en el suelo, mal alimentado, y padeciendo un pie ulceroso. —¿De verdad yo había dicho eso? Pues sí, y me sentí tremendamente satisfecho por haberlo pensado.

    —Mmmm—Viktor empezó a pellizcarse el labio inferior, claramente sopesando mi idea. —Creo que podríamos provocar algo por el estilo

    —¿De verdad? —¿No dije que Viktor daba miedo? Pues era por cosas como estas. Un alivio el saber que estaba de mi lado.

    —¿Tú que dices, Nick? —mi padre entrecerró los párpados antes de responder.

    —Déjame que lo consulte con mi hombre y le demos un par de vueltas. —Y yo creyendo que el peligroso era Viktor. Aquí ninguno era un tierno corderito.

    4 Comments
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    4 Comments

  • Reply Capítulo 33 DJ – Iris Boo 06/11/2025 at 15:49

    […] Seguir leyendo […]

  • Reply Yanet 06/11/2025 at 22:01

    Jajajajajajaja. creo que Leo esta visualizando en el poder de familia a la que ahora pertenece

  • Reply Ana 07/11/2025 at 05:01

    Que opción le van A presentar a Leo, el barco, el hotel, cual otro había Iris qué ya ni recuerdo 🤣🤣🤣

  • Reply Viviana 08/11/2025 at 10:26

    Esa si es intensidad.
    Quedé con la adrenalina a mil, leer que mis rusos favoritos estaban todos juntos en esa reunión.
    A parte del hotel, el barco. Tienen otro sitio?
    Gracias por todo

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