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    Dra. Jade

    Capítulo 33 DJ

    29/10/2025

    Leo

    Giré alrededor de Jade, comprobando que el chaleco de protección cubriera todo su abdomen. Se suponía que la prueba del TC cardíaco no emitía ningún tipo de radiación nociva para nuestro bebé, pero todas las pruebas tienen su parte de peligro, así que cualquier precaución me parecería poca. No pensaba dejar que Jade y nuestra pequeña corriesen ningún riesgo. O al menos lo intenté, porque mi primera opción fue negarme en rotundo a que ella entrase en la sala del TC. Pero claro, ella es cabezota y tiene la misma autoridad médica que yo, así que, si se empeñaba en estar allí, no podía impedírselo. Otra cosa es que lo hiciese sin tomar todas las medidas de precaución que le exigiese.

    —¿Contento? —Su expresión parecía hastiada, pero yo tampoco pensaba rendirme.

    —No, pero tendrá que servir.

    —Estupendo. —Jade pasó por mi lado para ir directa a por nuestra pequeña paciente. —Ya estoy aquí. ¿Estás lista?

    —Sí. —Alma acompañó su afirmación con un ligero movimiento de su cabeza. No debía hacerle gracia que le clavasen una aguja en el brazo, y la entendía.

    —Muy bien. Ya sabes que dolerá un poquito al principio, solo eso —Alma asintió.

    Ella conocía muy bien el procedimiento, solo hacía falta echarle un ojo a su expediente médico y ver el montón de pruebas que había soportado desde que era un bebé. Jade atravesó con delicadeza la piel de su brazo, hasta perforar la vena que buscaba. Alma apretó los ojos como única señal de dolor, pero no se le escuchó queja alguna, ni siquiera un gemido.

    Algo se apretó en mi estómago. Si había un Dios ahí arriba, esperaba que escuchase mis súplicas. Por favor, que nuestra pequeña naciese sana. No querría verla pasar por lo mismo que Alma. ¡Diablos!, ser padre te convierte en un miedoso.

    —Eres muy valiente —le recordé, mientras posaba mi mano sobre la suave piel de su otro brazo.

    —No soy valiente. —Su afirmación me sorprendió.

    —Claro que sí. He tratado a muchos pacientes, y no todos han pasado por esto sin soltar alguna lágrima.

    —Lloran porque les duele, no porque no sean valientes.

    —Pero tú no has llorado —le recordé—. Y seguro que te dolió, al menos un poquito. Para mí eso es ser valiente —la niña negó con la cabeza.

    —Valiente es el que tiene no miedo. —Sus ojillos me decían que ella lo tenía. ¿Cuántas veces había pasado por esto para después recibir malas noticias? Una niña tan pequeña no podía pensar de esa manera.

    —Valiente es el que, aún teniendo miedo, sigue adelante —miré a Jade. Aquella frase era propia de la familia Vasiliev, estaba seguro. —Por eso eres valiente, porque tienes miedo, pero estás aquí. —No resistí, me estiré para depositar un suave beso en la sien de mi esposa. ¿Era posible amarla más? Era por cosas como esta que sabía que me quedaban sorpresas por descubrir, que me harían amarla mucho más cada día.

    Alma asintió conforme con las palabras de Jade.

    —Vamos allá. —Abandoné la sala para entrar en la cabina. Jade también salió, pero por otra puerta. Activé el micrófono para que Alma escuchase mi voz. —Ya sabes que ahora no tienes que moverte, ¿verdad?

    —Sí.—su cabeza asintió ligeramente.

    Accioné el mecanismo, para que los lectores hiciesen su trabajo. El golpeteo resonó amortiguado a mi lado del cristal, mientras las lecturas empezaban a salir en el monitor.

    —Va a estar bien. —Estaba tan absorto en las imágenes, que no había advertido la llegada de Drake, que se había acomodado en la silla a mi lado.

    —Cruza los dedos —le recomendé.

    —Eso lo hacen los que esperan un milagro. Yo estoy seguro de lo que tenemos ahí dentro —señaló con la cabeza el lugar donde estaba Alma.

    —Discúlpame si prefiero esperar a ver la prueba empírica  —señalé el monitor, donde lentamente empezaba a cargarse la estructura tridimensional del corazón de Alma.

    —Mientras esperas, ¿qué tal si le echas un vistazo a esto? —Drake depositó una revista, abierta por un artículo en concreto.

    —¿Qué es? —La curiosidad me pudo. La imagen de un caballo, con hígado superpuesto en una esquina, casi no necesitaba aclaración.  —¿Han publicado un artículo sobre el hígado que le fabricaste a aquel caballo? —Miré rápidamente el nombre de la revista. ¡Wow!, era la Journal of the American Medical Association. Eso sí que era entrar por la puerta grande.

    —No solo eso.—dejó unos folios, que por las marcas de doblado, habían estado en un sobre antes de que me los enseñase.

    —¿Más? —leí con rapidez la parte interesante. Eso era…— ¡Oh, joder! ¿Esto es…? —giré la cabeza hacia él, esperando que me confirmase que aquello no era una broma.

    —Tenemos permiso para empezar con los ensayos clínicos en humanos. —No, no era una broma al parecer.

    —Pero… —No me cuadraban las fechas. Normalmente se necesitaban muchos permisos y pasos que pasar. Había que inscribir el ensayo y someterlo a la revisión por el Comité de Revisión Institucional, y una vez aprobado, se pasaba a la experimentación con un pequeño grupo de personas. Esa era la primera fase. En la segunda, se ampliaba el número de sujetos, y así se iba aumentando en las dos siguientes fases. —¿Cómo…?

    —No ha sido demasiado complicado. Solo he tenido que encontrar a las personas adecuadas que presionasen al comité. No sabes la de cantidad de gente poderosa que necesita un milagro como el nuestro. El tiempo es mucho más importante de lo que pensamos, sobre todo cuando es la vida de alguien a quién amas la que está en juego. —Eso sonaba poco ético e incluso legal.

    —¿No habrás…? —Drake alzó las manos en señal de rendición. Seguro que sabía lo que había en mi cabeza.

    —Puede que no sea honorable, pero es legal. Como entenderás, prefiero presionar a los burócratas si el fin es salvar vidas. —Su seguridad era abrumadora.

    —Pero estamos hablando de vidas humanas —le recordé.

    —Precisamente por eso. En estos momentos hay gente en situaciones críticas, a las que no les queda mucho tiempo. Si llegamos a tiempo para darles una oportunidad, para mí será suficiente. —Hablaba como alguien que entendía a ese tipo de gente, su desesperación.

    —Visto así, entiendo tus prisas. —Pero yo no dejaría de estar nervioso. A fin de cuentas, este era un método nuevo. ¿Se sentirían así de nerviosos los médicos que realizaron el primer trasplante? Probablemente incluso más.

    —Y por lo que veo, van a estar encantados con mis esfuerzos. —Su mirada estaba sobre el monitor, donde se podía apreciar una representación virtual en tiempo real del corazón de Alma. Tenía que darle la razón, parecía funcionar a la perfección. Latía fuerte, sano, y apenas con rastros de la intervención a la que había sido sometida. Definitivamente, el Altare estaba a décadas por delante del resto de hospitales.

    —No te adelantes. Antes quiero asegurarme de que todo está bien. —La sonrisa prepotente de Drake tendría que haberme advertido de que sería así. Pero soy médico, necesito todas las pruebas que pueda conseguir antes de dar un veredicto.

    —Si algo iría mal, habría sido el segundo en enterarme. He vigilado ese corazón desde que dio su primer latido.

    —¿El segundo? —pregunté curioso.

    —Dai sería la primera. —Estaba a punto de preguntar sobre eso, cuando una llamada entró en mi teléfono. El identificador me reveló que era Viktor.

    Mi trasero se apretó por instinto, pero no sentí miedo. ¿Me necesitaría para alguna misión familiar? ¡Qué! Ya he pasado por una emergencia, y tengo que reconocer que aquel hormigueo en mi cuerpo no me había desagradado como pensaba en un principio. Es más, la adrenalina que recorrió mi sistema ese tiempo había despertado en mí cierto… ¿Gusto sería la palabra? Era como volver a trabajar con Médicos sin Fronteras, dispuesto a trabajar en situaciones de riesgo, salvo que tenía la seguridad y comodidad de hacerlo en casa. Algo así como jugar en mi campo.

    —¿Qué necesitas? —pregunté nada más descolgar.

    —Esa es la actitud. —¿Estaba sonriendo? —Pero esta vez no te pongas los guantes, necesito que subas al despacho de Anker. Tenemos algo de que hablar. —Mi trasero seguía apretado, pero allí estaría.

    3 Comments
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    3 Comments

  • Reply Viviana 31/10/2025 at 10:30

    Ya me imagino todos los hilos que movió Drake para conseguir los permisos jajaja
    Que será lo que quiere Viktor?
    Le informará que pasa con Magnus?
    A esperar por el siguiente enlace. Gracias por seguir subiendo capítulos y disfrutar de tu talento. Saludos desde Chile.

  • Reply Ana 31/10/2025 at 18:06

    Gracias por el capítulo de hoy Iris. Tocará esperar una semanita más para ver cómo quedó el asunto con el tio

  • Reply Lili 04/11/2025 at 00:55

    le agarró el gustito al riesgo

  • Responder a Viviana Cancel Reply

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