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    Dra. Jade

    CApítulo 28 DJ

    24/09/2025

    Jade

    Si tendría que escoger la parte más divertida de la ceremonia, creo que sería el momento en el que el tío Andrey apareció bajo el arco nupcial con una sonrisa maliciosa en la cara. ¿Nerviosa? No tenía ni idea de lo que había bebido para ponerse allí, delante de todo el mundo para tomar las riendas. Al menos pensé eso, pero si a Dafne no le importaba, a mí tampoco debería.

    —Espero que no me lo toméis en cuenta, estoy algo desentrenado. —Ah, porras, era eso. Él se jactaba de haber casado a muchos miembros de la familia, mis padres incluidos. —Además, es un desafío hacerlo por partida doble. —Otra vez escuché risitas por parte de los invitados.

    —Se supone que las protagonistas tienen que ser las novias, no el oficiante. —protestó sin mucho entusiasmo alguien del fondo, creo que fue Adrik.

    —Bien dicho, cariño. —Al menos su mujer estaba de acuerdo con su protesta, porque recibió como premio un beso de ella. Ver como se acariciaba su abultado vientre, me recordó que yo también tenía un nuevo ser creciendo dentro de mí.

    —Veamos. —Andrey rebuscó en el pequeño librito que tenía entre sus manos. —Para aquellos que llevan el apellido Vasiliev no tengo que explicaros lo que significa dar este paso. Estáis gritando al mundo que hay alguien especial en vuestras vidas, alguien que quedará ligado a nuestra familia hasta el final de sus días. Para los que estáis a punto de entrar solo una aclaración; ya es demasiado tarde, no podéis escapar. —Otro coro de risitas generalizadas.

    —¿Qué te han dicho del protagonismo, cariño? —Robin no podía evitar pinchar a su marido.

    —Está bien. Vamos a lo importante. Dafne Sokolov, ¿aceptas a Grigor Vasiliev como tu legítimo esposo? —Ella apretó su mano al tiempo que se dedicaban una tierna sonrisa.

    —Como tú has dicho, ya es demasiado tarde. —contestó ella.

    —Aceptaré eso como un sí. Y tú, Grigor, ¿aceptas a Dafne Sokolov como tu legítima esposa?

    —No te quepa duda.

    —Cómo os gusta dar la nota. —se quejó Andrey mientras ponía los ojos en blanco.

    —Y tú, Jade Sokolov, ¿aceptas a Leonidas Kingsdale como tu legítimo esposo? —Un bombón de chocolate, ¿quién no lo querría?

    —Sí, quiero. —respondí.

    —¿Veis?, no es tan difícil. —Les recriminó a Grigor y Dafne. Otra cosa es que ellos estuvieran prestando atención a sus palabras.

    —Sí, quiero. —Leo no esperó a que el tío Andrey le formulase la pregunta.

    —Vaya, un impaciente.

    —Abrevia Andrey, que tengo hambre. —Estaba claro que Nick estaba impaciente por hincarle el diente a cierta tarta que estaba expuesta al fondo de la sala, y que no dejaba de controlar.

    —Y yo tengo que ir al baño, papá. —Creo que fue la voz de Nika la que hizo que Andrey se tomase en serio lo de acortar la ceremonia. No se puede contener a una embarazada, y si es tu adorada hija, pues con más razón.

    —Por el poder que me otorga el estado de Nevada, y tres iglesias distintas que no pienso nombrar…

    —¿Tres? —preguntó Viktor.

    —¿Qué?  No sabía si la antigua seguía vigente, así que me he registrado en alguna más, por si acaso. —aclaró Andrey.

    —A mí me sirve. —Viktor alzó las manos en señal de rendición.

    —Como decía, os declaro marido y mujer. Bienvenidos a la familia. —El “puedes besar a la novia” no hizo falta que lo dijera.

    Las fotos, el banquete, todo fue perfecto. En otra ocasión habría echado de menos el haber podido brindar con champán, pero como mujer embarazada debía ser consecuente. Ninguna de las dos novias bebimos alcohol esa noche, y quizás por ello, tanto Dafne como yo advertimos que Viktor fue reclamado en mitad de la fiesta por Igor, su hombre de confianza. Fue sutil, solo un susurro en su oído, y ambos desaparecieron de la sala. Interiormente pedí que no fuesen más problemas como los que habían llevado a aquellos hombres al hospital la otra vez. Pero no iba a preguntar, nadie lo haría.

    —¿Dónde está mi reina? —Maya se lanzó sobre mí para atraparme del cuello. Era evidente que estaba sobrepasada de alcohol y de felicidad, y se sentía libre de divertirse sin restricciones. Por la forma en la que la observaba Leo, estaba segura de que no la veía así a menudo.

    —¿No soy ninguna reina? —le recordé con una sonrisa.

    —Oh, claro que sí. Acabas de casarte con mi rey espartano. —Vaya, y yo que pensé que lo decía por el apellido Kingsdale, por la parte del King. O tal vez porque su familia era tan poderosa como si realmente lo fuera.

    —Espero estar a la altura.

    —Lo estás, querida. Lo estás.

    —Será mejor que te lleve a la habitación. —Leo también había notado lo perjudicada que estaba su madre.

    —No hace falta. —La cabeza de Maya se giró hacia un hombre que la observaba con atención desde uno de los laterales de la sala. Su postura, su ropa, todo gritaba a que era uno de los hombres de seguridad de Viktor.

    —¡Mamá! —se sorprendió Leo.

    —Ssshhh. —Maya le hizo callar, como si aquel fuese un gran secreto.

    —Lo que pasa en Las Vegas… —No terminó la frase. Se fue trotando como una adolescente hasta el hombre. Él no la perdió de vista, y por lo que parecía no tenía pinta de estar contrariado por lo que le iba a tocar. Tenía que decirle a Viktor que le subiera el sueldo al pobre hombre.

    —Bien, mi reina. —Leo me estrechó entre sus brazos. —¿Qué te parece si nosotros también nos retiramos? —Podía leer en sus ojos que no tenía pensado irse a dormir, aunque la cama sí estaba incluida en sus planes.

    —Creí que no me lo pedirías nunca. —Rodeé su cuello con mis brazos.

    —Estoy aquí para servirte. —Eso no se le podía decir a una mujer embarazada. Nuestra libido está constantemente en pie de guerra.

    Leo

    No sé cuanto había dormido, pero definitivamente había sido muy poco. Mi cuerpo me pedía a gritos no hacer caso de ese movimiento repetitivo que notaba sobre mi brazo. Al menos hasta que ¡mierda!, y si era Jade que necesitaba algo. Abrí los ojos sobresaltado, para encontrarme el rostro de Nick muy cerca del mío. Tenía el dedo índice sobre los labios, indicándome que no hiciera ruido.

    Giré la cabeza al otro lado, donde podía notar el cuerpo caliente de Jade completamente desmadejado y desnudo, aunque pudorosamente cubierto por la sábana.

    Nick me hizo un gesto para que saliera de la cama y lo acompañase. No entendía muy bien qué era lo que ocurría, pero su rostro no tenía buen aspecto. Tenía unas marcadas ojeras bajo los ojos, como si hubiese pasado la noche despierto, y por la luz que se colaba entre las cortinas, debía de ser medio día.

    Caminé fuera de la cama con sigilo, y fui tomando la ropa que me iba tendiendo para vestirme con ella. No me atrevía a preguntar lo que ocurría hasta que estuvimos fuera de la habitación, donde sabía que no despertarías a Jade si hablábamos.

    —¿Qué ocurre? —He de reconocer que tenía el estómago hecho un manojo de nervios. Si sólo me necesitaban a mí podía significar muchas cosas; que necesitaban un cardiólogo, que les había ocurrido algo a mis padres… Cada nueva posibilidad que se le ocurría a mi mente me asustaba más que la anterior.

    —Nos están esperando arriba. —Parecía todo tan misterioso.

    Salimos de la suite, avanzamos por el pasillo, y subimos en el ascensor. No me pasó desapercibido que había varios hombres de seguridad vigilando nuestros pasos, e incluso dos se quedaron en el exterior de nuestra suite.

    —Me estás asustando. —No sé si lo dije con la intención de que él me tranquilizase, pero su expresión seria no lo hizo.

    —Tus padres están bien. —Al menos eso me hizo respirar más tranquilo.

    Le acompañé en silencio por algunos pasillos, siendo observados por más personal de seguridad. Al final entramos en una habitación un poco extraña. ¿Han visto esas habitaciones donde la policía interroga a los sospechosos? Me refiero a las que tienen un gran espejo, donde al otro lado te observan más policías y están las cámaras que lo graban todo. Pues bien, habíamos entrado a ese otro lado, donde podíamos observar sin ser vistos. Viktor estaba allí, parado de pie frente al ventanal oscurecido.

    —¿Qué ocurre? —pregunté impaciente. Viktor señaló al hombre que esperaba al otro lado. Estaba sentado en una silla, esposado, y por su aspecto, había recibido unos cuantos golpes.

    —¿Lo conoces? —me fijé mejor en él.

    —Pues no —reconocí.

    —Él a ti sí.

    —No entiendo a dónde quieres llegar. —Viktor tomó un teléfono, lo activó, y me mostró una fotografía mía. Llevaba ropa elegante, lo que me decía que había sido tomada en un evento de la familia Kingsdale, concretamente… —Solo llevo esmoquin en actos de gala ¿Esto tiene algo que ver con mi familia de Los Ángeles? —Algo estaba empezando a olerme mal, muy mal.

    —Alguien quiere verte muerto, y acabas de darme una pista de quién puede ser.

    —¿Qué? —No podía haber escuchado bien. —¿Muerto?

    —Está claro que este asunto no está relacionado con los Vasiliev, si no con los Kingsdale. Pero ahora formas parte de nuestra familia, y si alguien te amenaza, también es asunto nuestro. —La voz de Nick sonó seria. ¿Estaba diciendo…? Tragué saliva, nervioso.

    —¿Quién? —mi voz salió casi sin fuerza.

    —Es lo que voy a averiguar. —Viktor asintió antes de salir de la habitación. Poco después apareció al otro lado, junto al hombre.

    ¡Mierda!, iba a presenciar como le sacaba la información a aquel tipo. No quería estar en su pellejo. Es más, en ese momento, mis puños se apretaron con rabia. Si yo estaba en peligro, también podía estarlo Jade. Si Viktor no lo mataba, sería capaz de hacerlo yo.

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    2 Comments
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    2 Comments

  • Reply Lili 26/09/2025 at 02:43

    esto se pone complicado

  • Reply Ana 26/09/2025 at 15:05

    Debe de ser el tío el que está en la, empresa y tiene mucho chsnchudo alrededor 😁😁😁🤣

  • Responder a Lili Cancel Reply

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