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    Dra. Jade

    Capítulo 31 DJ

    15/10/2025

    Leo

    Celos. Nunca pensé que me sentiría así. Tenía celos, sí, pero no de otro hombre. No me comprendía, me sentía celoso de un puñetero burrito, o lo que fuera eso que cocinaban en esa foodtrack. “El rancho rodante” se había convertido en el destino favorito de Jade desde el primer día que pusimos un pie en Miami. Sí, vale, aquel pollo estaba de muerte de bueno, pero de ahí a que tu mujer gimiera y diera gracias a Dios con cada bocado, ¡y en público!, no le hacía ninguna gracia a mi ego.

    —Mmmm, ¡Dios! —Jade le dio otro enorme bocado a su burrito, llenándose los papos de comida. Parecía que iban a reventar.

    —Sí. —Y encima mi hermano se había unido a ella, solo que él no se conformaba con un burrito, se comía dos.

    —No les hagas caso —susurró Dafne junto a mí, sin quitarles la vista de encima—Los Vasiliev son siempre así de intensos cuando algo les encanta.

    —Pero es comida —protesté.

    —La pasión no puede encasillarse. Ellos viven con intensidad cada segundo de su vida. No puedes reprocharles el disfrutar de un manjar que estimula brutalmente sus papilas gustativas.

    —Lo dices como si les tuvieses envidia. —Su tímida sonrisa me decía que no estaba desencaminado con mi suposición.

    —Te acuestas con ella. Sabes lo increíble que puede ser el sexo. ¿No te gustaría experimentar esa plenitud sensorial con otras experiencias?

    —¿Como ellos con la comida?

    —No es solo la comida. Por ejemplo, Grigor y Sokol se vuelven locos por los dibujantes de manga. Les encantan las ilustraciones originales. Pero ponles delante una de estas—me mostró una imagen de su teléfono, con un samuray protegiendo a una mujer con kimono, llena de color y trazos impactantes—, y se pasarán más de una hora admirando como cada trazo aumenta la fuerza de la ilustración. Una fotografía puede ser más descriptiva, pero aquí se trata de sentir lo que transmite la imagen, lo que quería transmitir el dibujante. ¿Ves la expresión? ¿Los ojos del guerrero? Hay una determinación inquebrantable. Protegerá a esa doncella hasta el último aliento. —Escucharla hablar así me reveló algo.

    —Tú también ves lo mismo que él. —Dafne volvió a sonreír.

    —Nadie ha dicho que esa pasión no se contagie. No te contengas, déjate llevar.

    Volví a prestar atención a nuestras parejas. Ellos eran libres de expresar lo que sentían, como si la vergüenza, o cualquier otro convencionalismo social, no los hubiese alcanzado nunca. Como si agradeciesen a la vida el darles la oportunidad de disfrutar de algo tan magnífico como lo que estuvieran saboreando.

    Mi teléfono vibró en ese momento; Anker. Era hora de ponerse serio. Tenía que reconocer que Viktor tenía razón, este tipo de cosas era mejor dejarlas en manos de alguien acostumbrado a lidiar con gente de esta calaña. Yo no solo era un inexperto, sino que no sabría, ni tengo los medios, para pelear contra alguien sin escrúpulos como la víbora que había ordenado mi muerte. Las guerras no las ganan los reyes o los dignatarios, sino los generales que comandan sus ejércitos.

    —Hola —saludé.

    —Tengo a toda la junta reunida. ¿Listo para hacer tu aparición estelar? —Ese era el plan.

    —Cuando quieras.

    —Entonces prepárate para la videollamada. —En otras palabras, necesitaba ir al despacho donde Irina tenía preparado el ordenador para conectar con Los Ángeles. No solo debía hacerlo desde allí para evitar que localizasen mi ubicación, si no que al ser una habitación interior, nadie podría encontrar pistas con los que triangular mi posición. Ya saben, la hora, la posición del sol, el clima, los sonidos ambientales, incluso la longitud de la sombra podía ser una variable que un experto podría utilizar para encontrarme.

    —Ya estoy en camino. —Le hice un gesto a Dafne que ella entendió. Ella y Grigor estarían pendientes de Jade.

    —¿Nervioso?

    —Recuérdame que tú estarás a salvo. —Su primera respuesta fue una risa.

    —He jugado partidas de cartas más peligrosas. No tienes que preocuparte por nosotros, jugamos en equipo. —me recordó.

    —Bien. —alcé la vista hacia Irina, que ya me esperaba en su despacho. —Estamos preparados. —El ordenador estaba colocado en una mesa de forma estratégica, para que solo mostrase a mi espalda una pared decorada expresamente para esta ocasión. Daría pistas, pero no las que ellos esperaban.

    —Entonces hasta ahora. —Anker cortó la comunicación. Tomé aire profundamente mientras me sentaba en mi puesto.

    —Esto para ellos es como un día en el parque de atracciones. —¿También le parecía divertido a Irina?

    —Adictos al riesgo.

    —No, pero un poco de emoción de vez en cuando ayuda a combatir la monotonía. —En eso tenía razón.

    La señal de llamada entrante precedió a la imagen de una sala de reuniones llena de gente. Todos en sus asientos, salvo Anker, que permanecía en pie.

    —Buenos días, señor Kingsdale. —Instintivamente mis ojos fueron directos hacia el tío Magnus. Era el tercero de la línea de la derecha. Su porte no evidenciaba nerviosismo, pero tampoco parecía cómodo.

    —Buenos días.

    —Ya han sido presentadas las acreditaciones de sucesión, que le confieren el control de la junta de administración. También ha sido aceptado el poder que me otorgó para representarlo. Esta entrevista tiene como finalidad la confirmación verbal que ha sido solicitada por la junta. —Ya, una manera disimulada de asegurarse de que seguía vivo.

    —Confirmo que he delegado en Anker Costas la dirección de todos los organismos de gestión o administración de los que en este momento soy miembro. El señor Costas no solo actuará en mi nombre, sino que tiene plenos poderes para proceder según su criterio. ¿Hay alguna duda al respecto? —Habíamos ensayado mi discurso, más que nada porque no quería huecos legales en los que pudiesen aferrarse. Anker revisó con la mirada a todo el grupo. Nadie parecía dispuesto a rebatir lo expuesto.

    —Parece que mis credenciales han sido aceptadas. ¿Es correcto? —Uno a uno todos aceptaron a Anker como mi representante frente a la junta. —Ya que ha sido convocado, ¿le interesaría presenciar esta primera reunión?

    —Por supuesto. Procedan.

    —Después de este inciso, y siguiendo con el orden del día habitual en estas reuniones de la junta, procedamos a analizar el balance de resultados del trimestre. Aunque ya que acabo de aterrizar, les pediría que este balance se ampliara, con el fin de hacerme una visión más global del recorrido pasado de la empresa y la proyección que el difunto director tenía planificada. ¿Alguna objeción?

    —¿De cuanta antelación está hablando? Lo digo porque mi agenda está muy apretada, y no sé si tendremos tiempo de repasar todas las operaciones que necesitaría en esta primera sesión. —No conocía al tipo, pero no era Magnus. ¿Otro que había hecho trampas en su propio beneficio?

    —Anticipando eso, y con el beneplácito del señor Kingsdale, he repasado la documentación que ya tenía en su poder el anterior director, por lo que solo tendría que concretar algunos puntos.

    —¿Para qué dice entonces que quiere remontarse a más datos que los del trimestre pasado, si ya lo ha hecho? —protestó uno de los miembros.

    —Porque necesitaba su permiso para exponerlos en esta junta, y no solo presentar los del trimestre.

    —¿Exponer el qué? —Ahí estaba, Magnus oliendo el peligro.

    —Magnus Kingsdale, ¿correcto? Es interesante que usted me lo pregunte, porque precisamente el analista contable que ha repasado la contabilidad ha encontrado algunas irregularidades que llevan su firma.

    —¿Qué está insinuando? —Indignación, irritación, ira…Pero sobre todo, miedo. Oh, sí, Magnus estaba asustado.

    —Yo nunca insinuó, señor Kingsdale. Le estoy acusando de desviar fondos de la empresa de forma encubierta. Hemos seguido su rastro de empresas fantasma hasta una sociedad registrada en Panamá, en cuyas cuentas hemos encontrado la mayor parte de los activos sangrados a esta corporación. Y no solo tengo pruebas, sino que estas han sido presentadas a las autoridades pertinentes. Un juez ha ordenado el bloqueo de las cuentas que…

    —¿Qué está diciendo? —interrumpió Magnus.

    —Que ha sido aceptada una querella por prevaricación y apropiación indebida contra usted, señor Magnus Kingsdale. —aclaró Dimitri.

    —No pueden… —Magnus buscó con la mirada algún tipo de apoyo. No encontró ninguno.

    —El equipo judicial de la corporación está siendo notificado en este momento, aunque dudo que se hagan cargo de su defensa, ya que ha actuado en contra de la corporación. Un miembro de nuestro bufete se está entrevistando con el equipo jurídico de la corporación, para coordinar las acciones que se van a tomar contra usted. —Ese otro miembro era Andrey. —Si acepta un consejo, no espere a buscarse un abogado. —Uf, Dimitri sí que sabía como ponerle a uno los pelos de punta.

    —Esto es insultante. —Magnus se puso en pie, claramente ofendido, insultado y sobre todo enfadado.

    —Mi primera propuesta es el despido del señor Magnus Kingsdale como miembro de esta junta. ¿Votos a favor? —Anker observó con atención las manos que se fueron alzando. Algunas tardaron más que otras, pero superada la vacilación inicial, hubo una unanimidad. Seguramente habría tomado cuenta del orden y el tiempo de respuesta, yo lo habría hecho. Era una manera de saber quién podría presentar problemas en el futuro.

    —Esto no va a quedar así. Tendrás noticias de mis abogados. —Magnus me amenazó directamente.

    —No culpes a los demás por tus actos. Un auténtico hombre se hace responsable de sus decisiones. —Esa frase me la había recordado en más de una ocasión, pero él lo hacía para sentirse superior. Yo ahora se la recordaba, para dejarle claro que iba a pagar por su fracasado intento de asesinato.

    —Esto es inaudito.

    —Señor Kingsdale. Tiene que acompañarnos. —Dos hombres de seguridad estaban ya al lado del tío Magnus.

    —No me toques. Te pago tu sueldo.

    —No, ya no. —le recordó Anker.  —Hagan el favor de escoltar al señor Kingsdale hasta el vestíbulo. Y no se sorprendan si algunos agentes lo esperan para hablar con él. —¡Ja!, eso era ir rápido.

    —Esto no quedará… —dejé de escucharlo cuando lo sacaron de la sala.

    —Bien, caballeros. ¿Continuamos? Estoy seguro de que su tiempo es tan valioso como el mío.

    2 Comments
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    2 Comments

  • Reply Capítulo 30 DJ – Iris Boo 15/10/2025 at 20:25

    […] Seguir leyendo […]

  • Reply Ana 16/10/2025 at 00:08

    Seguro habrá más gente con algún trapito sucio 😁😁😁😁.
    Y con los placeres de la comida ni hablar hay que aprovechar 😘😘🥰

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