Close Sidebar close
Iris Boo
  • Inicio
  • Blog
  • Biblioteca
    • Árboles genealógicos series Préstame y Legacy
    • Serie Origins
      • Ruso negro
      • Diablo Ruso
      • Mi griego
      • Universitas
    • Serie Préstame
      • ¡Préstame a tu novio!
      • ¡Préstame a tu cuñado!
      • ¡Préstame a tu hermano!
      • ¡Préstame tu piel!
      • ¡Préstame tu corazón!
        • Amnesia
      • ¡Préstame tu fuerza!
      • ¡Préstame tu sonrisa!
      • ¡Préstame tu calor!
      • ¡Préstame tu nombre!
      • ¡Préstame tu protección
      • ¡Préstame tus lágrimas!
      • ¡Préstame tu boca!
      • ¡Préstame tus ojos!
    • Serie Devil´s Unit
    • Serie Vasiliev – Las Vegas Legacy
      • Dimitri
      • Anker
      • Tasha&Drake
      • Nika
      • Kiril
      • Goji
      • Grigor
      • Venganza
    • Serie Miami Legacy
      • Gabi
      • Bianca
      • Paula
    • Serie Chicago Legacy
      • El tormento de Owen
      • La obsesión de Adrik
    • Hospital Altare
      • Dr. Leo
    • Saga Elementos
      • Soy Agua
      • Soy Evan
      • Incompatibles
    • Serie Estrella Errante
      • Rigel – Estrella Errante 1
    • Saga Hada Madrina
  • Consigue tu libro
    • Tienda Serie Préstame
    • Tienda Serie Vasiliev Origins
    • Tienda Series Legacy
      • Tienda Serie Vasiliev -Las Vegas Legacy
      • Tienda Serie Miami Legacy
    • Tienda Elementos
    • Autoconclusivos y colaboraciones
    • ¿Quieres tu libro dedicado?
  • Sobre Iris Boo

  • Inicio
  • Blog
  • Biblioteca
    • Árboles genealógicos series Préstame y Legacy
    • Serie Origins
      • Ruso negro
      • Diablo Ruso
      • Mi griego
      • Universitas
    • Serie Préstame
      • ¡Préstame a tu novio!
      • ¡Préstame a tu cuñado!
      • ¡Préstame a tu hermano!
      • ¡Préstame tu piel!
      • ¡Préstame tu corazón!
        • Amnesia
      • ¡Préstame tu fuerza!
      • ¡Préstame tu sonrisa!
      • ¡Préstame tu calor!
      • ¡Préstame tu nombre!
      • ¡Préstame tu protección
      • ¡Préstame tus lágrimas!
      • ¡Préstame tu boca!
      • ¡Préstame tus ojos!
    • Serie Devil´s Unit
    • Serie Vasiliev – Las Vegas Legacy
      • Dimitri
      • Anker
      • Tasha&Drake
      • Nika
      • Kiril
      • Goji
      • Grigor
      • Venganza
    • Serie Miami Legacy
      • Gabi
      • Bianca
      • Paula
    • Serie Chicago Legacy
      • El tormento de Owen
      • La obsesión de Adrik
    • Hospital Altare
      • Dr. Leo
    • Saga Elementos
      • Soy Agua
      • Soy Evan
      • Incompatibles
    • Serie Estrella Errante
      • Rigel – Estrella Errante 1
    • Saga Hada Madrina
  • Consigue tu libro
    • Tienda Serie Préstame
    • Tienda Serie Vasiliev Origins
    • Tienda Series Legacy
      • Tienda Serie Vasiliev -Las Vegas Legacy
      • Tienda Serie Miami Legacy
    • Tienda Elementos
    • Autoconclusivos y colaboraciones
    • ¿Quieres tu libro dedicado?
  • Sobre Iris Boo
Iris Boo
Iris Boo
    Dra. Jade

    Capítulo 32 DJ

    22/10/2025

    Jade

    —Necesito vacaciones —se quejó Sheila. Estaba sentada frente a mí en la cafetería, mas centrada en el ligero bronceado de mi piel, que en el muffin de chocolate que permanecía a medio comer junto a su café.

    —Solo ha sido una escapada de 5 días. Puedes tomarte un descanso como ese cuando quieras. La costa no está tan lejos. —Y no, un bronceado conseguido junto al mar no tenía el mismo brillo que el que se consigue en el interior.

    —¿Tienes idea lo difícil que es hacer encajar mi agenda con la de Kiril? —se quejó de forma lastimera.

    —¿Y quién ha dicho que tengas que tomarte esos días libres con él? Eres tú la que necesita unos días de descanso. Solo necesitas una playa, una toalla y protección solar. —Sheila se mordió el labio inferior mientras sopesaba mi sugerencia.

    —¿Sabes qué? Tienes razón —Asintió con firmeza, mientras golpeaba sin mucha fuerza la mesa bajo su palma. —¿De qué sirve que tu madre sea la subdirectora del hospital? —Sus dedos se deslizaron rápidamente sobre la pantalla del teléfono.

    —¡Eh! —protesté— Yo no te he dicho nada de eso.

    —No, pero tarde o temprano llegaríamos ahí. Yo solo me estoy ahorrando parte del debate. Ético o no, por una vez en mi vida voy a utilizar mis lazos familiares para tomar algo que necesito. ¿Mamá? —habló por el teléfono—Tengo algunas horas acumuladas, y necesito disfrutarlas esta semana. ¿Podrías encargarte de cubrir mis turnos los próximos tres días? Espera, que sean cuatro. —Sheila me dedicó una mirada traviesa, de esas que indicaban que iba a coger algo que se merecía. Con decisión, sin remordimientos.

    —Hola. —Leo se inclinó a mi lado para saludarme con un pequeño beso. No me había dado cuenta de que habían llegado, y eso que lo hacía bien acompañado. ¿Pero cuanta gente iba a estar presente en mi ecografía?

    —Gracias mamá. —Sheila dejó el teléfono sobre la mesa con una sonrisa triunfal —Listo. Voy a buscar billetes y un hotel. Hola, Leo. Tu viviste en Los Ángeles, ¿verdad?

    —Sí, nací allí. —Leo no sabía dónde quería llegar Sheila, pero pronto lo averiguaría.

    —¿Qué playas me recomendarías? Pero que sean tranquilas, que tengan un bonito paseo, algunos lugares donde tomar un helado. Quiero relajarme, pero sin demasiadas pretensiones. —Traducido para alguien que no nada en la abundancia, nada de grandes lujos.

    —Definitivamente Manhattan Beach no es lo que buscas. —Sopesó Leo.

    —Tienes que ir a Venice, pasear por allí es una experiencia única. Y Santa Mónica, no puedes ir a Los Ángeles y no visitar el muelle de Santa Mónica. —sugirió una emocionada Maya.

    —Creo que lo que busca Sheila no es eso, mamá. —sopesó Leo. —Puedes visitar esas dos playas, pero me parece que lo que buscas es algo más tranquilo. —Los ojos de Leo me miraron, buscando una confirmación que le di. —Yo te recomendaría Zuma. El agua está un poco más fría, pero tiene todo lo que puedas necesitar, con menos masificación de gente.

    —Me gusta. Playa de Zuma en Los Ángeles. —Empezó a buscar en su iphone. —Tiene buena pinta.

    —Ya me dirás si fue un buen consejo. ¿Nos vamos? —me preguntó Leo.

    —Sí. —Me puse en pie. Era hora de nuestra cita con el obstetra.

    —Me muero de ganas de ver a nuestro querubín. —Uy, que tu suegra se frotase las manos de esa manera no debería ser bueno, ¿verdad?

    —Yo apuesto por una niña. —se aventuró James.

    —Tienes que perdonar nuestro entusiasmo, Jade. —Al menos mi suegro traía algo de calma. —Es nuestro primer nieto.

    —Y para mí es mi primer bebé. —se justificó James.

    —También para mí. —¿Leo estaba haciendo un chiste?

    Diez minutos después, estábamos todos apretados en la habitación del ecógrafo. Bueno, ellos estaban apretujados, yo estaba bien estirada en mi camilla, absorta en las formas que se veían en el monitor.

    —¿Queréis saber el sexo del bebé? —El técnico estaba disfrutando con aquello. Normal, llevaban haciendo apuestas desde que cruzaron la puerta, incluso había escuchado algo de sobornar a alguien.

    —No pienso salir de aquí sin saberlo. —le aseguró muy seria Maya.

    Pero el técnico no estaba pendiente de nuestros acompañantes, sino de los futuros padres. Leo y yo nos miramos. Lo habíamos hablado, y sí, queríamos saberlo.

    —Adelante. —le concedió Leo. Sus dedos sostuvieron mi mano un poco más fuerte.

    —Muy bien, pues ya podéis ir buscando nombres de niña.

    —¡Ja! —Y ahí se vino abajo el comedimiento de mi suegro. Daniel apretó el puño en el aire, como el que gana un apartida.

    —¿Tú también apostaste? —le preguntó un risueño Leo a su padre.

    —No, no he apostado. Lo mío es solo una pequeña espinita que no había conseguido sacarme hasta ahora. —No fui la única en intrigarse por aquello.

    —Entiéndelo, el horno funcionaba, pero no tenía panadero para hornear bollos. —Maya elevó los hombros como si fuese algo evidente. No iba a decir nada ante lo evidente.

    —Aún estáis a tiempo de tener el vuestro propio. —les sugerí. James y Daniel se miraron unos segundos, hasta que mi suegro respondió a mi propuesta.

    —Somos demasiado mayores para embarcarnos en esa aventura. Cuando nuestro hijo o hija estuviese a punto de ir a la universidad, nosotros tendríamos casi setenta años. Si llegásemos a tener nietos, no tendríamos fuerzas ni para malcriarlos. —Buena justificación.

    —Tampoco tendríamos edad para enfrentarnos a un adolescente. —añadió James.

    —Pero vais a pasar por la de nuestra pequeña. —Les recordó Leo.

    —No, esa la vas a aguantar tú. Nosotros seremos los abuelos que la llevarán de compras, para que se sienta feliz y cabree más a su padre. —¿Y se reía? Pero ¿qué…?

    —Deja de meterte con el pobre Leo. Todavía no ha nacido la niña y ya le estás provocando pesadillas con minifaldas y escotes. —Al menos Maya salió en nuestra defensa.

    —María. —Todos se giraron hacia mí, dejando atrás su estúpido debate.

    —¿María? —me preguntó Leo.

    Volví a mirar de nuevo la pantalla, donde las manchas insinuaban que un nuevo ser crecía dentro de mí. No necesitaba ver su carita, ni siquiera imaginarla. Había un nombre que había escuchado decir a mi madre en incontables ocasiones. María. Así se llamaba su madre, mi abuela. De alguna manera, quería recuperar ese recuerdo, traer a mi vida un trozo de esa mujer que no llegué a conocer.

    —María. —le confirmé.

    —María Kingsdale. Suena bien. —Los dos nos giramos hacia el monitor, tratando de encontrar a nuestra pequeña María.

    —Ya lo has hecho. —Volvimos nuestra atención hacia una llorosa Maya.

    —Ven aquí, tontita. —Daniel la estrechó contra su pecho. Era envidiable la relación que tenían. No podrían tener una relación sexual, pero era evidente que se querían como una pareja bien avenida. Eran más que amigos.

    Si había tenido alguna duda sobre cómo afectaría a mi pequeña la extraña relación de sus abuelos paternos, ahora estaba segura de que sería mucho más sana de lo que habría imaginado. Ellos, los tres, le darían mucho amor. Tres abuelos, no sería complicado. Bueno, cinco abuelos. Eso me recordó…

    —Leo, la foto. —le recordé.

    —Ya estoy en ello. —Tomó la imagen y se dispuso a enviársela a mis padres. Y no, no los habíamos excluido, sencillamente se tomó a suertes quién vendría en esta y en la siguiente ecografía.

    El sonido de un mensaje llegó al teléfono de Leo.

    —No sé cómo, pero lo están viendo. —La cara de asombro de Leo se disipó cuando entendió lo que yo ya intuía. —Claro, tu hermano Drake. —No era hacer trampas, bueno, un poco sí. El caso es que mis padres estaban viendo lo mismo que nosotros.

    —Déjame el teléfono. —Marqué el número de mi madre, y esperé a que contestara.

    —Es tan pequeñito. —fue lo primero que dijo.

    —Pequeñita, y se llamará María.

    —Oh. —Escuché como su voz se estrangulaba. Casi podía sentir la emoción que debía estar sintiendo, la bola en la garganta que le impedía hablar.

    —Cómo la abuela.

    —Gracias, cariño.

    —No, gracias a ti, mamá.

    —Buena la has hecho. —dijo mi padre unos segundos después.

    —¿Por qué? ¿está bien?

    —Está acariciando el monitor, mientras busca en internet bordados para baberos. —Solté una risita, mientras notaba como se me emborronaba la visión. ¡Mierda!, estaba llorando.

    • Capítulo 31 DJ

    You Might Also Like

    Capítulo 25 DJ

    03/09/2025

    Capítulo 14 DJ

    18/06/2025

    Capítulo 27 DJ

    17/09/2025

    No Comments

    Leave a Reply Cancel Reply

Subscribe & Follow

*Condiciones de uso y política de privacidad y protección de datos: Uso del servicio: al utilizar nuestro servicio en línea, el usuario acepta cumplir con todas las leyes y regulaciones aplicables y se compromete a no utilizar el servicio de manera inapropiada, ofensiva o ilegal. El usuario acepta no realizar actividades como el acoso, la difamación, la violación de la privacidad o la infracción de derechos de autor o marcas registradas. Propiedad intelectual: todo el contenido y la propiedad intelectual de esta web, incluidos los textos, gráficos, imágenes, logotipos, y el archivo descargado, son propiedad de Iris Boo, y están protegidos por las leyes de propiedad intelectual aplicables. El usuario acepta no utilizar el contenido de esta web o el obtenido a través de la misma sin nuestro permiso explícito. Privacidad: nuestro servicio en línea se compromete a proteger la privacidad y los datos personales del usuario de acuerdo con las leyes y regulaciones aplicables. Los usuarios aceptan que nuestro servicio en línea recopile y utilice su información personal de acuerdo con nuestra política de privacidad. Consultar Política de Privacidad / Compromiso con la protección de datos personales al pie de la página. Cambios en las condiciones de servicio: Iris Boo se reserva el derecho de realizar cambios en estas condiciones de servicio en cualquier momento y sin previo aviso. Es responsabilidad del usuario revisar regularmente estas condiciones de servicio para estar al tanto de cualquier cambio.
Política de Privacidad | Compromiso con la protección de datos personales

© 2014-2024 - Todos los derechos reservados.