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    Universitas

    Capítulo 9 U

    22/02/2020

    Viktor

    —¿Recibiste el sobre? —¿Por qué otra cosa se pensaba mi hermano que le llamaba? Bueno, sí, había cientos de ellas, pero en esta ocasión era por ese sobre que tenía entre las manos.

    —Sí. Se supone que tenemos que rellenar los impresos y enviar copias de todo lo que nos piden.

    —Exacto.

    —Sabes que no te necesitaba para esto, ¿verdad?

    —Eso espero. —Ya empezaba a tocarme las narices mi hermano mayor.

    —Quieres que te lo envíe completo para entregarlo a la persona que conseguirá que le den la plaza a mi amigo. —Al menos eso era lo que había conseguido deducir.

    —Tu envíamelo lo antes posible. El plazo se acerca y quiero que esa solicitud ya esté aceptada antes de que llegue la fecha oficial de admisión de solicitudes.

    —Vale. Te devolveré este favor, Andrey. —Hermanos sí, pero este tipo de favores había que devolverles, aunque fuésemos familia.

    —Te lo recordaré si no lo haces. —Este idiota disfrutaba haciéndose el simpático a su manera. Menos mal que compartía su retorcido sentido del humor.

    —Lo sé. Te dejo, tengo cosas que hacer.

    —Yo también. Cuídate.

    —Lo mismo te digo. —Cerré la comunicación y sonreí. Tenía una sorpresa para Igor, una que tenía intención de obligarle a aceptar.

    Habíamos estado hablando sobre nuestros planes de futuro, y por lo que había comentado, no tenía una visión de sí mismo más allá del mes siguiente. No tenía un plan de futuro, no tenía un sueño que alcanzar, y eso me entristecía. Por eso quería darle la oportunidad de tener ese sueño, quería darle ese futuro que no se le debe negar a nadie. Acceder a una educación que los prepare para el futuro debía ser posible para cualquier persona, daba igual su procedencia, su nivel económico o su capacidad física o intelectual. Siempre hay un lugar para cada uno, solo hay que encontrarlo. Papá hacía eso, encontrar el lugar adecuado de cada uno. Como había hecho con Andrey, como quería hacer conmigo.

    Pero dejemos mi futuro a un lado, y hablemos del de Igor. En todo este tiempo que había compartido con él, le había conseguido un trabajo mejor en uno de los clubs de papá. Me presenté delante de Patrick y le dije…

    —¿Tienes un trabajo digno para un muchacho de 19? —Las cejas de Patrick se alzaron sorprendidas.

    —¿Digno?

    —Está trabajando de friega platos en un club del barrio latino, pero él puede aspirar a más. Es inteligente, tiene agallas, y no le asusta el trabajo duro. —Patrick se rascó la barbilla, pensativo.

    —Con esa carta de recomendación seguro que podemos encontrar algo.

    —Te lo agradezco. —Estaba a punto de irme, cuando me giré de nuevo hacia él. —Y Patrick.

    —¿Sí?

    —Mi padre no tiene por qué saber que te he pedido este favor. Y seré yo el que te lo devuelva.

    —De acuerdo. —Pero su sonrisa me decía que a papá no era fácil ocultarle nada. Patrick podría guardarme el secreto, pero eso no quería decir que el rumor de lo que estaba haciendo llegase a oídos de mi padre. El diablo tenía un oído en todas partes. Patrick no le mentiría si le preguntaba directamente, eso lo teníamos claro él y yo, pero si papá preguntaba… Mi padre es el jefe, nadie le miente al diablo ruso.

    Patrick le consiguió un puesto en el equipo de seguridad. Estaba acompañando a uno de los hombres como refuerzo, aprendiendo el oficio y sirviendo de fuerza bruta cuando no era suficiente con un solo hombre. Igor no defraudó. Desde el día que le dije que le había conseguido un trabajo mejor, lo dio todo para no solo dejarme bien a mí, sino para que su nuevo jefe estuviese contento con él. Y lo mejor de todo, es que no sabía que yo era el hijo del “gran jefe”, no quise decírselo, no lo creí necesario.

    La gente te trata diferente cuando descubre quién eres, y yo no quería que Igor cambiara su actitud hacia mí. Él era mi amigo, la persona con la que no me importaría meterme en una pelea, porque lucharíamos juntos, daba igual si nos metía él en ella, o lo hacía yo. Él estaría a mi lado sin dudarlo. Compartimos cervezas, pizzas, confidencias sobre chicas y algún que otro problemilla del día a día. Lo que hacen los amigos. Solo esperaba que el asunto no cambiase mucho cuando descubriera que le había ocultado mi identidad.

    —¿Te queda mucho? —Igor se dio la vuelta cuando le hice aquella pregunta.

    —Eres un maldito gato. —Lo dijo con una sonrisa en la cara, así que supuse que sería un halago.

    —Miau. —Le devolví la sonrisa mientras observaba detrás de él.

    —Ya casi es mi hora, solo estaba comprobando que las puertas de emergencia están bien cerradas. —Sí, eso era importante. No era la primera vez que los ladrones usaban ese truco para colarse en alguno de nuestros locales, por suerte no eran muchos, había pocos estúpidos que todavía quisieran intentarlo. La familia rusa, como llamaban a la organización de papá, no era precisamente la policía. Si te pillaban robando o destrozando algo que nos pertenecía, ibas a pagarlo. Nada de esas puertas giratorias que existen en las dependencias policiales. La nuestra era justicia rusa, o al menos nuestra manera de verla.

    —Te espero en la barra. —Igor me mostró su sonrisa traviesa.

    —Tiene novio, Viktor. —Me encogí de hombros para mostrarle que no me importaba.

    —Las vistas siguen siendo bonitas. —Lo último que vi antes de girarme, fue la cabeza de Igor negando. Lo sé, soy un incorregible, pero ¿qué le voy a hacer?, me tiran demasiado las curvas femeninas. Pero no soy tonto, sé que hay puertos en los que es mejor no atracar. La sonrisa de Kate me recibió cuando me senté en un taburete frente a ella.

    —¿Otra vez vienes por tu amigo? —Estaba repasando uno de los vasos con un paño, antes de ponerlo en la repisa junto a los demás. Esto de mantener mi anonimato tenía sus ventajas. Salvo Patrick, ninguno sospechaba que era hijo del jefe, ni siquiera familia. Solo era un joven ruso que conocía al gerente del local. ¿Familia de Patrick? Bueno, eso seguía poniéndome en los escalones de arriba, pero no en el peldaño que ellos pensaban.

    —Sí. —Ella dejó el vaso en su lugar, apoyó las manos sobre la barra de nogal y me sonrió cándidamente. Sabía que era guapa, y lo utilizaba para sacar mejores propinas con los clientes.

    —¿Crees que podría hacer alguna cosa que me librara de rellenar las cámaras frigoríficas por las noches? —Cualquier otro hubiera caído, y puede que en otra circunstancia me hubiese aprovechado de ello, pero no ahora, no con Igor metido en mitad de todo esto. Ella pensaba que tenía alguna influencia en el local y que podía seducirme para alcanzarla. La tenía, más de lo que pensaba, pero nunca la utilizaría para beneficiar a otra persona que quería aprovecharse de mí para conseguir esos favores. No me gustaban los trepas, era yo el que premiaba a quién creía que lo merecía, pero yo decidía a quién, el por qué y sobre todo el premio. Como el que tenía en mi mano en ese momento.

    —No sé, pregúntale al encargado. —Mi respuesta desinfló su estratagema.

    —Ya estoy, nos podemos ir. —Podía haberme sorprendido la aparición de Igor por mi retaguardia, y sé que él intentó devolverme el susto que yo le di antes, pero tenía que correr mucho para alcanzarme en ese sentido. Primero, porque me había sentado en la barra, justo donde había una pared de espejo con la que controlar lo que ocurría detrás de mí. Y segundo, aunque me sorprendiera, no iba a dar señales de que lo había conseguido. Nadie puede controlarlo todo, pero puedes aparentar que es así, eso desmoraliza al contrario.

    —Bien, tacos y coronita.

    —Ya has preparado el plan de esta noche. —Estábamos acercándonos hacia la salida de personal mientras hablábamos.

    —Sorpresa incluida. —Igor ya empezaba a conocerme, por eso en vez de sonreír pensando en qué había en mi cabeza, se limitó a entrecerrar los ojos. Era difícil predecir dónde nos iba a llevar. Una pelea, una carrera de coches, un par de chicas, o simplemente una noche tranquila desde una azotea mientras mirábamos las luces de la ciudad y hacíamos planes. Pues esta noche, nos tocaba de eso último.

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    6 Comments
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    6 Comments

  • Reply Valeria 22/02/2020 at 8:54 PM

    Viktor siempre ha sido tan listo.

  • Reply Emile 22/02/2020 at 9:19 PM

    Que amistad formaron estos hermanos

  • Reply Neira 22/02/2020 at 9:25 PM

    La sopresa de la universidad

  • Reply Liliana 22/02/2020 at 11:16 PM

    Me encanta conocer sus historias

  • Reply Lidia 23/02/2020 at 12:13 AM

    Fue amistad a primera vista me encanta como siempre eres genial iris

  • Reply Gaby 23/02/2020 at 1:14 AM

    Muy lindo conocer los detalles de esta amistad! 😘👏👏

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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