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    Ruso Negro

    Capítulo 9 RN

    11/04/2019

    Emy

    —Está aquí. – Me giré hacia Tyra para ver cómo se sentaba en el taburete junto al mío.

    —¿Quién? – quise saber.

    —Vasil, el luchador del otro día. El que te dejó la suculenta propina. – Me giré de nuevo hacia el espejo para seguir retocando mi maquillaje.

    —¿Ah, sí? ¿Estás segura de que es él? Por aquí pasan muchos tipos todos los días. – Esas palabras podían haber salido de mi boca, pero tanto ella como yo sabíamos que él destacaría entre una multitud. Alto, pelo oscuro, hombros anchos, y aquellos impresionantes ojos azules que brillaban como los faros de un coche en medio de la noche.

    —Lo reconocería en cualquier parte. – Y no era la única. Solo lo había visto una vez, y juro por mi alma que no podría olvidarlo jamás.

    —Bien, entonces tenemos un nuevo cliente, y este trae una buena cartera. – Eso siempre sería importante, pero tengo que reconocer, que bailaría para él aunque no consiguiera a cambio un solo dólar. Él incitaba a la chica mala que llevaba dentro, me hacía sentir… No quería pensar en ello. Era peligroso lo que ese hombre había despertado dentro de mí, y no podía permitírmelo, porque me hacía débil, y todos sabíamos lo que una chica débil duraba en este negocio.

    —Tres minutos. – Ese era mi aviso para salir a escena. Me puse en pie, me di un último vistazo en el espejo y decidí que estaba perfecta.

    —Está en el mismo sitio de la vez anterior. – Aquello me desanimó, porque esa noche me tocaba la pista del otro extremo de la sala. Podría verle, pero no sería para él para quién exhibiera mis encantos.

    —Una lástima, no es mi zona esta noche. – Antes de poder dar un paso hacia la puerta, la mano de Tyra me detuvo.

    —Ten cuidado con él, Emy. Se mueve en un mundo peligroso. – Bajé la cabeza para verla mejor.

    —Ninguno de los hombres que pasa por aquí es bueno, Tyra. Solo nos quieren para divertirse un rato, y después te olvidan. Puede que repitan alguna que otra vez, incluso convertirse en clientes fijos, pero solo nos quieren para saciar sus deseos más depravados, unas horas en que escapan de su patética realidad, para regresar después a ella. – Su tenaza me liberó.

    —Solo es un aviso, Emy. No quisiera que te hagan daño. – Pero podía ver que había algo más ahí, tal vez ella quisiera ser la que estuviese en el punto de mira de ese tal Vasil.

    —No te preocupes por mí, sé cuidar de mí misma. – Enfilé la puerta y me dispuse a cumplir con mi trabajo; bailar para aquellos tipos y lograr unos cuantos dólares extras que pagaran mis vicios más básicos, ya saben, alquiler, comida, ropa… ese tipo de cosas.

    Nada más comenzar mi canción atravesé la cortina y entré al escenario. Mis ojos lo buscaron desde el primer instante, y lo encontré. Como dijo Tyra, estaba recostado en la columna del fondo, sus impresionantes ojos azules destacando como los de un gato en la oscuridad. Llevaba algo en su frente, no, más bien su ceja derecha. Parecía una de esas tiritas que se ponen los boxeadores cuando les rompen una ceja. Seguro que le habían dañado hacía poco, ¿vendría de una pelea? Cualquiera sabía. Lo único que tenía claro es que nadie se atrevía a molestarle. Los clientes del local pasaban a su lado tratando de no provocarlo, y es que tenía sobre él un extraño aura de peligro que era imposible pasar por alto.

    Él no se movió de su sitio, parecía cómodo allí. Pero sus ojos me perseguían a cada paso que daba. O eso aprecié al principio, porque después, las malditas luces me impidieron verle bien. No hacía más que decirle a Bob que cambiara ese maldito foco, porque me dejaba ciega la mitad de la actuación. Un día de estos, daría un mal paso y me caería de la pista para aterrizar encima de algún cliente, eso con suerte.

    Viktor

    —Ya tengo al notario, Vasil. Cuando quieras pasamos a firmar el contrato. – Giré el rostro hacia el dueño del local.

    —¿Qué te parece pasado mañana? – Bob sonrió.

    —Por mí perfecto. Despejaré mi despacho, y así después de firmar podemos celebrarlo con un par de copas. – ¿De verdad pensaba que sería así de fácil?

    —Mis horarios son un poco espartanos, no encajan demasiado bien con la jornada laboral de un notario. Así que, ¿te importaría hacer todo el papeleo en el gimnasio donde entreno? Paso la mayor parte del tiempo allí y sería más cómodo para mí. Puedes llevar a todas las personas que necesites, no te preocupes. Y si supone un gasto extra para el notario yo abonaré la diferencia. – El tipo pareció dudarlo al principio, pero en cuanto me hice cargo del coste extra, una lucecita se iluminó en su cerebro.

    —Por supuesto, seguro que no habrá problema. ¿Sobre qué hora te parece bien?

    —De 11 a 1 estaría bien. Después he de ir a almorzar para regresar al trabajo.

    —Un poco pronto, pero por un día puedo madrugar. ¿Qué tal a las 12?

    —Perfecto. Entonces nos veremos pasado mañana.

    —¿No vas a venir mañana a ver a nuestra chica? – El cabrón sabía dónde tocarme. Nada más llegar a su local me había situado en el mismo lugar de la vez anterior, y estaba esperando a que ella saliera para deleitarme con sus movimientos de nuevo. Todo mi cuerpo vibraba de anticipación, esperando el momento en que ella atravesara aquella cortina roja para situarse bajo la luz de los focos.

    —No creo. – Primero, porque solo la había visto una vez y ya tenía síndrome de abstinencia. Y segundo, porque eso sólo debía saberlo yo, nadie podía conocer mis debilidades, y mucho menos alguien que tenía pensado hacer su jugada en mi contra. Cuando vas a una batalla no puedes llevar equipaje, y un punto débil es el más pesado de todos.

    —¿Estás seguro? – La sonrisa maliciosa de Bob me decía que ya sabía el efecto que la chica causaba sobre los hombres, y yo no era muy diferente a ellos en eso. Pero se equivocaba en una cosa, yo nunca me dejaría dominar de esa manera por otra persona. Solo tenía que pensar en mi familia, y todas mis dudas se disipaban, no vacilaba.

    —Soy un hombre ocupado, tengo poco tiempo para el placer. – Negar que aquello era placer sería una estupidez, porque me cazarían enseguida esa mentira.

    —Bueno, ella seguirá aquí si cambias de opinión. – No, no iba a cambiar. Pero ya me resarciría cuando todo el asunto estuviese bien atado. La música empezó a sonar, y ella apareció tras la cortina. Tenía que reconocer que Bob era un tipo listo, porque en ese instante se fue. Sabía que el tiempo de charla había terminado.

    Ella estaba tan ansiosa por verme como yo, pude notarlo cuando su mirada se fue directamente hacia el lugar en el que me encontraba, y como su sonrisa se tornaba traviesa. Le gustaba que yo estuviese allí. Su cuerpo empezó a moverse al ritmo de la música, haciendo que cada sensual movimiento me atrapara un poco más. Era imposible que apartase la mirada de ella. Todo en ella me seducía, todo en ella me provocaba, sus piernas, sus caderas, sus pechos, su estilizado cuello, sus labios, su mirada… Algo no estaba bien ahí. Sus parpados no hacían más que abrirse y cerrarse, como si algo les molestara.

    Después de observarla atentamente durante los minutos que duró su actuación, me di cuenta de que ella parpadeaba cada vez que pasaba por un punto determinado, justo donde las luces iluminaban su rostro haciéndole resplandecer. Entonces lo entendí, aquella intensa luz, caía directa sobre sus ojos y la lastimaba. Pero ella continuaba bailando como si no ocurriese nada malo.

    Una diva como ella habría exigido que modificaran el ángulo de ese foco, y si Bob fuese listo, haría cualquier cosa para tenerla contenta. ¿Por qué no era así? Como ocurre en todas partes, el brillo de las lentejuelas no dejaba ver lo que había detrás.

    Solo había una manera de conocer a fondo el negocio, y era formar parte de él. Desde dentro podría ver como funcionaba realmente, y sobre todo, podía estar cerca de ella. No como un cliente, sino como otro compañero de trabajo. Sí yo no quería ser un cliente más para ella, la mejor forma de cambiar eso era convirtiéndome en uno de aquellos que trabajan a su alrededor. Así, con el tiempo, ella dejaría de tenerme miedo, porque podía verlo en sus ojos. La seducía esa parte de mí que a los demás asustaba, pero eso era porque se sentía segura encima del escenario. Si me acercaría a ella en este momento, probablemente saldría corriendo, y yo no quería eso.

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    7 Comments
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    7 Comments

  • Reply Yeisa feliz 11/04/2019 at 7:48 PM

    IRIS que mala 😈 eres mira que cortito fue esté capítulo 😭😭😭😭😭😭😭😭

  • Reply karen 11/04/2019 at 8:13 PM

    me encanta la personalidad de este Viktor, y las ideas tan locas que tiene, aunque la familia siempre es primero ojala pronto tengan su encuentro

  • Reply Valeria 11/04/2019 at 8:31 PM

    Me gusta su forma de pensar, estos Vasiliev son especiales.

  • Reply TamaKanellis 12/04/2019 at 12:42 AM

    No me canso de decírtelo Iris, eres una genia #AmoALosVaziliev #VasilievOrigins

  • Reply Yesenia 12/04/2019 at 2:39 AM

    ya lo noto, el si que esta pendiente de ella

  • Reply Liliana 12/04/2019 at 5:56 AM

    Me gusta este victor

  • Reply Liliana ortiz 12/04/2019 at 11:39 AM

    Se parecen mucho los dos victor

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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