Sheila
—Vaya. —Que tu mejor amiga diga eso, cuando le dices que crees que te gusta nuestro primo, definitivamente no hacía que te sintieras mejor. Yo necesitaba algún tipo de apoyo, un… no sé el qué, pero no un “vaya”.
—Eso no me ayuda. —Jade sacudió la cabeza intentando despejarse.
—Lo siento, es que… Tú nunca habías mencionado algo que me hiciera pensar que eso podía ocurrir.
—Para mí también ha sido una sorpresa, créeme. —Jade empujó la taza de café sobre la mesa para que quedara cerca de mí. Sí, tal vez debía haber esperado al menos a charlar antes sobre alguna otra cosa. Pero ya me aguanté demasiado, no se lo solté nada más atravesar la puerta, o en el momento en que me la abrió.
—Kiril. —La costaba encontrar qué decir, pues no era la única.
—Sí. —Después de unos segundos encontró algo en su cabeza.
—¿Y cómo te diste cuenta? Quiero decir ¿qué ha pasado para que te lleve a pensar eso?
—¿Que me gusta?
—Sí, eso.
—Pues estaba hablando con él de que llegaba tarde, él apuró todo su zumo, manchándose el borde de la boca con eso del bigotillo. —Moví mi índice sobre mi propia boca para señalarle el lugar. —Y luego, pasó la lengua por ahí para recogerlo. —Su cara se quedó esperando más.
—¿Y? —Para mí era obvio.
—Pues que me dieron ganas de saltar sobre él y ser yo la que le pasara la lengua por ahí. —Sus ojos se abrieron como platos, al tiempo que su cabeza se iba hacia atrás, como si le hubiesen salpicado con algo caliente y no quería que le alcanzara.
—Vaya. —Otra vez la misma palabra.
—Entonces ¿qué piensas?
—En estos casos lo que piensen los demás es lo que menos debe influirte, lo que importa es lo que sientas tú. Y no he dicho pensar. Cuando el corazón entra en el juego, la cabeza puede irse a la mierda. —Aquel razonamiento me sorprendió, no porque no fuera cierto, sino porque lo decía como si tuviese conocimiento directo sobre ello.
—¿A ti te ha pasado lo mismo? —Sus ojos me miraron sorprendidos.
—¡No!, lo digo por tu madre. ¿Acaso tu no pensaste que ella y Anker no eran precisamente la pareja típica? —Tuve que meditarlo.
—Mi madre es guapa, inteligente, y vale mucho más que muchas mujeres que conozco. Y se merece tener a su lado un hombre como Anker, ¿quién no querría? Pero es verdad. Cuando ves a una mujer con un hombre a su lado que es mucho más joven, atractivo y que además es su jefe, siempre te da por pensar que habrá algo más ahí escondido que no puedes ver.
—Eso es a lo que me refiero. No quiero decir que tu y Kiril no encajéis, es tan solo que no importa lo que diga la lógica, sino lo que sientas.
—Entonces, que mi primo me provoque pensamientos pecaminosos no está mal. —Jade sacudió la cabeza negando.
—Y dale, que no juzgues, que no pienses. Por muchas vueltas que le des, vas a seguir sintiendo mariposas en el estómago cuando lo veas.
—¡Eh!, yo no he dicho que me haga sentir eso. Solo dije que me dieron ganas de besarlo.
—Ya, ahora deseas besarlo, luego no podrás evitar mirar su trasero, te acercarás para inspirar su olor…En menos de nada empezarás a garabatear su nombre en los cuadernos cuando la clase sea aburrida. —No, no, yo no iba a llegar a eso ¿verdad?
—Yo no haré eso. —Jade me miró con esa expresión de “me das lástima”.
—La música, el cine, la literatura, todos están en tu contra. —Mi cabeza cayó como una pierda contra la mesa, me rendí, así de simple.
—¿Por qué a mí? —me lamenté. ¿No podía haberme pasado con alguien menos insufrible? Quiero decir, Adrik era un incordio, tampoco era mejor opción. Pero, ¿por qué no Luka? Él también era guapo, tenía un cuerpo esculpido a fuerza de trabajo, y era dulce, adorable, atento, servicial… No, tenía que tocarme el único al que no le caía bien. El que a veces me miraba como si esperaba que metiera la pata.
—La verdad es que te entiendo. —Alcé la mirada para verla sorber de su taza de té.
—¿Qué entiendes?
—Kiril no está nada mal. —levantó sus cejas un par de veces, de esa manera traviesa.
—¿Qué? —Ella dejó la taza de nuevo sobre la mesa.
—Que salta a la vista que tiene un polvazo. —A la que casi se le salen los ojos en ese momento fue a mí.
—¡¿Qué?! ¿A ti también te parece…? —Antes de que terminara se inclinó hacia mí como si fuera a susurrarme, aunque no lo hizo.
—Que sea mi primo no quiere decir que esté ciega. Confiesa, si no fueran de la familia, ¿mirarías para otro lado si pasaran por delante de ti? —Ella se enderezó antes de responderse a sí misma. —Creo que no. —Ahí tenía razón, cualquiera de ellos era un regalo para la vista. Adrik perdía puntos cuando abría la boca, y Luka los ganaba cuando conseguías cruzar con él un par de frases. Pero Kiril… parecía normal, pero sabía que escondía secretos. ¿Por qué lo haría?
—¿Y qué hago ahora? —Ese era el auténtico problema. Como decía Jade, no se podía luchar contra lo que sentías, era una batalla perdida. Pero, ¿y lo que sentía él? ¿Tenía alguna posibilidad?
—Observar. —Eso si que no lo esperaba.
—¿Observar qué?
—Las señales que él envía. Si ves que hay alguna posibilidad, sencillamente da un paso, sino…. —Ya, mejor no ponerme en ridículo.
—Entonces observaré, pero con Kiril va a ser complicado ver esas señales.
—Ahí tengo que darte la razón. La verdad, no me gustaría estar en tu piel en este momento.
—Cambiemos de tema que este empieza a deprimirme. —Jade soltó una carcajada, pero hizo lo que le pedí.
Kiril
—¿Sólo tienes esto? —seguí pasando las imágenes y los documentos en la pantalla de mi Tablet. Para mí seguía siendo insuficiente.
—Tiene 21, Kiril. No le ha dado tiempo a meterse en muchos líos. —alcé la vista para asesinar con la mira a Luka.
—Todo el mundo tiene un historial a esa edad, incluso yo lo tengo, aunque el tío Viktor se haya encargado de reducirlo a una décima parte. —Había cosas como los veranos en esos “cursos” para aprender técnicas militares, que era mejor que no figurasen en ninguna parte. Esas cosas era mejor que no se supieran. Al enemigo mejor mantenerlo en la ignorancia.
—Acéptalo Kiril, el chico no es una amenaza para Sheila. —Luka se cruzó de brazos como si no hubiese nada más que discutir sobre el caso. Bueno, mi padre es abogado, y si algo he aprendido de él es que las pruebas no eran suficientes, se necesitaba una buena historia detrás de ellas, una que se amoldase a lo que querías contar.
—Que solo aparezca esto sobre él no quiere decir que no sea uno de esos tipos raros que golpea chicas, o que las drogue y las viole, o que sea un drogadicto. Esto solo significa que no lo han detenido por ello. Quizás es demasiado listo para dejar pruebas. —Luka puso los ojos en blanco antes de dejar caer sus brazos.
—Me rindo. Vas a vigilar de cerca a ese tipo te diga lo que te diga.
—A ese tipo no, a todos los que se acerquen demasiado a ella. —Luka esbozó una pequeña sonrisa al tiempo que negaba con la cabeza.
—No te metas con el chico, solo se preocupa. —Adrik llegó en ese momento para enroscar su brazo en mi cuello.
—Es un exagerado. —Se quejó Luka.
—Me viene de familia. —Al menos eso decía mamá, que era igual que mi padre en este tipo de cosas. No me había dado cuenta de ello hasta ahora.
Seguir leyendo