Drake
Puede que hacer una comida familiar entre semana sea poco habitual, pero es que la mayoría de la familia Vasiliev no tiene un trabajo como el resto de la gente, al menos no Viktor, ni Yuri, incluso Nick. Y si le sumábamos a Sara o mi padre… En fin, que para todos ellos los días con más trabajo siempre caían en fin de semana. Mi padre a veces solía acompañar a algún luchador fuera de la ciudad cuando alguno de los preparadores fallaba y había una pelea importante. Y mamá pues algo parecido, las peluquerías son una locura los sábados.
Para poder reunirlos a todos, o al menos a la mayoría, había que preparar una comida entre semana, a ser preferible nada de viernes ni lunes. Así que allí estábamos mi bicho y yo el martes, sentados a la mesa de la abuela Mirna, dispuestos a comer hasta reventar su famoso guiso de ternera strogonoff. Era su manera de decir “bienvenidos de vuelta a casa”. Nika y Bruno habían llegado el domingo de su luna de miel, y como buenos Vasiliev adictos al trabajo, mi prima estaba el lunes en la empresa con una unos diseños listos para pasarlos a producción.
Como decía, allí estábamos reunidos a la mesa casi toda la familia cercana, salvo la tía Irina y los suyos que estaban en la otra punta del país, claro. Después de comer todo lo que llegaba hasta la mesa llegó el momento del brindis con vodka, si no eres Vasiliev no sabes lo que es eso. Teníamos los chupitos entre los dedos, listos para arrojar ese dulce fuego por nuestra garganta, cuando el rey del cotarro alzó su vaso para brindar.
—Bienvenidos de nuevo a casa. —De un golpe Viktor vació todo el contenido en su garganta.
—Bienvenidos. —Les seguimos todos imitando su gesto, el jefe manda, salvo…
—Vamos Tasha, hoy estás muy lenta. —Y eso lo decía porque él ya estaba a punto de meterse su segundo chupito.
—Las embarazadas no bebemos alcohol, papá. —Ver como el licor se le escapaba a mi suegro por la nariz no tubo precio, casi que me dio igual que no hubiésemos comentado antes el que esto de darles la noticia iba a ser hoy.
—Пиздец. —Escupió Viktor mientras trataba de no ahogarse con el líquido que quedaba dentro de él y que de fijo no tomó el camino correcto. Y para el que se lo pregunte, lo que dijo fue una palabrota que en ruso se suele decir cuando alguien te tiene hasta las narices, o cuando algo te ha salido mal… ya me entienden, así que mejor no me meto a traducir.
—Ya no aguantas la bebida como antes, hijo. —Se rió el abuelo Yuri de él mientras se tomaba su segundo chupito.
—¿Pero tú la has oído papá? Ha dicho que está… —Yuri no dejó que Viktor terminase la frase.
—Embarazada, sí, lo he oído. Mi enhorabuena. Este es por vosotros. —Y se tomó su vodka de un trago, sonriendo feliz como si en vez de un alcohol de alta graduación se hubiese tomado un vasito de leche.
—Soy abuela, soy, abuela, ¡soy abuela! —Katia casi gritó la última repetición de la frase, mientras daba saltitos cada vez más emocionados. Al final parecía más una cher leader que una formal fisioterapeuta.
—Tranquila mamá, hasta que no esté hecho del todo no va a salir fuera. Entonces sí, serás abuela. —Tasha era única dando noticias, ¿para que iba a entrometerme? Además, lo que más me preocupaba era la reacción de mi futuro suegro. A ver, que éramos muy jóvenes y para un padre su hija siempre será su niña, y yo era el que la había preñado. Así que estaba más atento a él que al resto, por si acaso llegaba algo volando desde su lado directo a mi cabeza.
—Viktor ¿Estás bien? —Le preguntó Andrey. —Parece que te han dejado algo noqueado, hermano. Pero Viktor se recuperó pronto, porque le sonrió a su hermano de esa manera que decía, “oh, va a ser divertido”.
—Ya te tocará a ti, y tampoco creo que sea dentro de mucho. —Algo hormigueó en el cuerpo de Andrey, porque se sacudió para quitárselo de encima, aunque con cierta elegancia, tengo que decirlo.
—Todavía no, pero lo tengo asumido. Es ley de vida, la familia crece. —Alzó su vaso y lo ofreció hacia Tasha. —Por otro Vasiliev más. — Y bebió.
—Por otro Vasiliev más. —Brindaron todos y cada uno de los miembros de la familia, yo incluido. Mi pecho se había hinchado todo orgulloso, porque este nuevo Vasiliev era parte de mí, lo habíamos creado mi chica y yo, y todos y cada uno de los miembros de esta familia no solo lo iban a amar, sino que lo cuidarían y protegerían.
—Por la familia. —La abuela Mirna alzó su vaso, y todos la imitamos al tiempo que repetíamos su credo.
—Por la familia. —y como no podía ser de otra manera, llegaron los abrazos, besos y felicitaciones, y claro, más alcohol, aunque no para todos.
Goji
El miércoles por la mañana llegamos a la fábrica como era costumbre, aparqué y salí del vehículo dando un portazo para cerrar. No es que fuese lo mismo ir en SET que en un SUV normal, pero cuando recibes un mensaje del jefe diciendo que te apañes con el otro coche que él lo necesita, pues ¿qué haces? Acomodarte a lo que hay.
—Tranquilo tigre. —Giré la cabeza para ver a Drake saliendo de SET. Gafas oscuras, cabeza inclinada y esa forma de caminar…
—¿Otra vez de resaca? —Volví el rostro hacia Nika porque estaba seguro de que ella sabía algo. Si no recordaba mal, habían tenido comida familiar para celebrar su regreso. ¿Ahora las bienvenidas eran igual de fuertes que una boda?
—No te metas con mi chico. —Tasha lo aferró por el brazo toda feliz. —El pobre tuvo que beber por dos. —Ella parecía fresca como una rosa. ¿Por qué él si había bebido y ella no? ¿Algo solo de hombres? Porque Nika parecía estar igual de fresca y despejada. Bueno, es que ella tenía que controlar lo que ingería y el alcohol…
—Por tres. —¿También bebió por Nika? ¿Qué me…? Pero aquella manera de sonreír, de aferrarse, de hinchar pecho… ¡Oh, vaya!
—¿Estáis embarazados? —No necesité el sí. —Enhorabuena. —No podía equivocarme al felicitarles, aunque no fuese un embarazo perseguido, sabía que para ellos no era una mala noticia.
Creo que me lo tomé con mucha calma, o quizás en que los chicos somo diferentes a las chicas con estas cosas. Lo digo, porque supe el momento exacto en que le dieron la noticia a Gloria. Escuche sus gritos desde la habitación contigua, pero cuando asomé la nariz por el despacho de Nika esperando encontrarme una situación que requeriría mi ayuda, lo que me encontré fue a una Gloria estrujando a una algo sorprendida Tasha. Al final, la jefa debió de pensar eso de “si no puedes con ella, únete”, así que la abrazó de vuelta.
Cuando Gloria se separó de ella, pude ver como se retiraba alguna lágrima de su mejilla. Había oído que existían las lágrimas de felicidad, pero era la primera vez no solo que las veía, sino que estas me estrangularon el corazón, haciendo que mis ojos picaran. Podían ser cosas de chicas, pero estaba claro que ellas sí que sabían darle intensidad a estas emociones.
Salí de allí para tropezar con Drake sirviéndose una café de la máquina. Era un buen momento para charlar con mi amigo.
—¿Y ahora? —Él enseguida supo a que me refería. Simplemente se encogió de hombros antes de contestar.
—Pues lo normal, supongo. Tendremos una boda más en la familia, aunque no tan pronto como quieren ellos. Antes tengo que recuperarme de las dos últimas fiestas.
—Algo he oído de que en la familia de tu chica se llevan las bodas exprés. —No pienso revelar mis fuentes.
—Si por ellos fueran, nos casábamos la semana que viene, pero Tasha se ha impuesto y ha dicho que de eso nada, que como muy pronto dentro de un mes o así.
—Tiene razón, una novia tiene que prepararse para su boda. —Drake me dio una extraña sonrisa.
—Qué va, es que quiere dejar todo el asunto de la nueva colección en marcha antes de que nos cojamos unos días para nuestra luna de miel. —¿No lo he dicho? Los Vasiliev son unos adictos al trabajo.
Seguir leyendo