Avalon
Como una idiota me quedé observando la puerta del ascensor. Las puertas se habían cerrado ya hacía un buen rato, incluso puede que Adrik ya estuviese saliendo del cubículo, pero no podía moverme de allí. Mi cabeza, esa loca independiente, le dio por divagar hacia terrenos peligrosos.
Finalmente me obligué a regresar a la realidad, Adrik era solo un amigo, nada más, no había nada romántico en que me acompañase hasta mi lugar de trabajo, ni que nos riésemos como niños cuando nos creímos a salvo de nuestra travesura. Mi padre se enteraría, cualquiera notaría que habían desaparecido dos piezas de su alijo de dulces, y él además sabría quienes habíamos sido, solo tenía que mirar las cámaras de seguridad.
Pero de alguna manera, esa pequeña locura me había quitado de encima el peso de la responsabilidad. Por unos minutos había dejado de ser una adulta.
Pero ahí estaba, de vuelta a la rutina. O casi. Dejé escapar el aire pesadamente y comencé a caminar hacia la zona de desinfección. Aunque el trabajo con las muestras hubiese terminado, debíamos seguir manteniendo la zona lo más higiénica posible.
Dejé mi bolso y mis zapatos en la taquilla, me calcé los zuecos de tránsito, accedí a la cabina de higienización, y cuando salí cambié mi calzado de nuevo y me puse una bata limpia. Era tedioso, pero cuando llevas meses haciéndolo, al final acabas acostumbrándote.
—Buenos días. —Saludó Lorna nada más verme.
—Buenos días. —correspondí.
Y ese era otro problema. Llevábamos meses trabajando juntas, pero el proyecto había terminado, así que tenía que despedirla. La verdad, ella ya sabía que esto ocurriría, pero eso no quería decir que no fuese un mal trago. Si al menos tuviese algo nuevo en lo que trabajar… Ella podría seguir trabajando con un nuevo contrato. Un auxiliar de laboratorio no es que fuese imprescindible para realizar mi trabajo, pero me ayudaba con todas las tareas superfluas para que yo pudiese centrarme en lo importante, ya saben, ella elaboraba las soluciones químicas, eliminaba los desechos químicos y biológicos, limpiaba y esterilizaba el material, los equipos y la zona de trabajo… Por eso conseguí terminar mi tesis en un tiempo récord. Bueno, tampoco podía dejar de lado la ayuda que suponía no tener que compartir los equipos con otros alumnos, y contar con lo último en tecnología. Tenía que agradecerle a mi padre todo eso; el laboratorio, los equipos, y el contratar a Lorna.
Pensándolo bien, no estaba siendo demasiado independiente con respecto a lo que podía beneficiarme por ser una Bowman. Bueno, tampoco es que tuviese todo eso por tener una cara bonita. A cambio de poder usar sus instalaciones, papá me exigía realizar todos los análisis clínicos que solicitaba, y tendría que hacerme cargo de los que generaría el hospital de la planta inferior en el futuro. Pero para eso no necesitaba todos estos equipos, ni un laboratorio tan puntero.
Eso era. Lorna podía trabajar como auxiliar para esos análisis, cuando empezase la operativa, lo que suponía que esperase en casita a que el hospital estuviese operativo. O podía convencerla de que aprovechase este tiempo para cursar los estudios que la faltaban para convertirse en técnico de laboratorio, consiguiendo así un puesto mejor remunerado.
—Bueno, ¿y ahora qué? —Apoyó su cadera sobre una mesa, al tiempo que se cruzaba de brazos. Sabía a qué se refería.
—La verdad, hemos avanzado más deprisa de lo que pensaba, tu ayuda ha sido inestimable.
—Pero… —Ella ya sabía hacia dónde quería ir.
—Pues que tu contrato era hasta fin de proyecto, y ya lo hemos terminado.
—Traduciendo, que estoy en la calle. —No es que estuviese enfadada al decirlo, pero era evidente que no estaba muy contenta, y tampoco sorprendida.
—Si quieres puede ser algo temporal. —Su espalda se enderezó, estaba claro que eso la interesaba.
—¿Qué tratas de decirme?
—El hospital todavía no está realmente en marcha, así que los análisis clínicos no empezarán a llegar con regularidad todavía. Seguramente solo sean unos meses.
—Me ha gustado trabajar aquí todo este tiempo, pero tengo que comer y pagar el alquiler, no puedo esperar a que me llaméis cuando eso ocurra. ¿Y si esos meses se convierten en más de un año?, tal vez dos. —Sabía que se refería al tiempo que le faltaba a Leo para terminar su residencia. Si era el médico principal del pequeño hospital Bowman, ¿no sería lógico esperar a poner en marcha el centro cuando él estuviese completamente disponible para trabajar en él?
—Bajo mi punto de vista tienes dos opciones: buscar otro trabajo para sostenerte hasta que eso ocurra, o formarte durante ese tiempo para ascender de categoría laboral. Piénsalo bien, un técnico cobra más que un auxiliar. —Noté el momento en que su cerebro se puso a sopesar la idea de forma seria.
—¿Hablas en serio? —Era el momento de endulzarle la oferta.
—Esa área del laboratorio—señalé con el dedo el extremo más alejado del laboratorio— necesitará un técnico para los análisis clínicos además de un auxiliar. Teniendo la oportunidad de ser la que lleva la voz cantante, y sabiendo que cuentas con antigüedad en la empresa, yo no desperdiciaría la oportunidad.
—No pensé en seguir estudiando. —Confesó.
—Y por lo del alquiler… Podrías venir un par de horas por las tardes para seguir realizando algunas tareas de auxiliar, así tendrías algunos ingresos extras mientras estudias.
—¿Vas a comenzar otro proyecto? —Quiso saber.
—Pues de momento no tengo nada en mente, pero no voy a quedarme de brazos cruzados eternamente. Pero hay algunos análisis que realizar, así que el laboratorio tiene que estar operativo y limpio mientras tanto. Piénsalo de esta manera, voy a tomarme unas vacaciones para descansar de este proyecto tan absorbente. Seguramente encuentre algo interesante para ponerme a trabajar cuando vuelva. —Por su expresión parecía convencida.
—¿Has dicho vacaciones? —La voz de Bianca llegaba desde mi espalda, lo que me hizo girar hacia ella.
—Creo que me las merezco. —Ella sonrió.
—Bien, porque así no me sentiré tan mal por tomarme las mías.
—¿Te vas de vacaciones? —Preguntó Lorna.
—Tengo que aprovechar que mi novio también se toma unos días libres, además… necesito tiempo para organizar la boda. —Aquello sí que era una sorpresa.
—¿Te casas? —Le pregunté ilusionada. Bianca sonrió tímida pero feliz.
—Parece que sí. Esta noche vieja. —Tomé sus manos, en ese gesto que suelen hacer las amigas cuando comparten grandes y felices noticias.
—¿Y el anillo? —preguntó Lorna. —Quiero verlo.
—Aquí. —Bianca estiró su mano para mostrar un delicado pero hermoso anillo con piedras azules y transparentes. No era ostentoso, pero sí hermoso. Justo como era ella por dentro.
—¡Vaya! —Lorna parecía algo decepcionada, aunque trató de disimularlo. Seguramente esperaba algo más grande. Ella sabía que el novio de Bianca era un chef famoso con un restaurante de éxito, y ser la gerente del laboratorio y del hospital colocaba a Bianca en un puesto muy importante. Pero yo sabía que Santi había escogido el anillo que más le gustaría a su chica, no el más ostentoso y caro. Aunque conociéndolo, tampoco habría mirado el precio.
—Y no tengo que decirte que estás invitada. Necesito que alguien controle a tu hermano en Miami. —Sabía que lo decía porque las fiestas de allí eran un auténtico desmadre, no del malo, sino del bueno.
Pude ver el rostro de Lorna expectante. Pero sabía que Bianca no iba a invitarla a ella, más que nada porque nuestra relación era de años, y no solo trabajaba para mi padre, sino que era la mejor amiga de Owen, quitando a Josh, claro. Una novia siempre está por encima de una amiga, pero Owen tenía ambas cosas. Y ahora que lo pensaba… Adrik y Bianca, los mejores amigos de mi hermano, era curioso, porque no podían ser más diferentes.
—No me pidas que te ayude con la boda, porque en esas cosas soy un desastre. Pero para lo demás sabes que puedes contar conmigo.
No sabía si estaría atrapada en un nuevo proyecto para esas fechas, pero haría todo lo posible para tomarme un par de días libres. Nochevieja en Miami. Estaría bien celebrar esa fiesta al aire libre, sin tener que llevar 20 kilos de ropa encima para combatir el frío.
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