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    Nika

    Capítulo 6 Nika

    07/01/2019

    Bruno

    Seguimos charlando un poco más, aunque sabía que debía aprovechar aquellas horas para dormir. Pero no iba a renunciar aquel tiempo juntos. Aprovecharía cada segundo que tuviese a mi alcance. Podría dormir en el autobús.

    —Abriré una tienda de moda, crearía mis propias tendencias de moda, vendería mis propios diseños. – me gustaba oírla hablar sobre sus planes, porque sus ojos brillaban ilusionados.

    —Parece que tú sí que has pensado en tu futuro. – en ese mismo instante, algo golpeó la parte trasera del fuselaje del avión, lanzando el aparato hacia abajo. Mi cuerpo salió disparado hacia delante como un peso muerto. Menos mal que mis reflejos funcionaron como debían, y me sujeté al asiento frente a mí para no aplastar a Nika.

    Al alzar la vista por encima de ella, pude ver un pequeño agujero en el fuselaje de la parte trasera. Aquello no eran buenas noticias. Estaba seguro que los estabilizadores de cola habían sufrido daños. Dominar el aparato sería una misión imposible para un solo hombre, por muy sofisticado que fuese el sistema de vuelo que llevase la nave. Así que no lo pensé un segundo, tenía que hacer todo lo que pudiera por salvar nuestras vidas, por salvarla a ella.

    —No te muevas. – vi el miedo en sus ojos, y eso hizo que la adrenalina asaltara mi torrente sanguíneo como un tsunami.

    Mi cuerpo se lanzó por el pasillo, luchando contra los bandazos y las fuerzas que me impedían avanzar, hasta llegar a la cabina del piloto. Iba a llevarnos a tierra, iba a posar ese montón de chatarra en el suelo, e íbamos a sobrevivir. Y después, iba a besarla, porque necesitaba un premio que mereciera la pena, algo que me llevara a tener éxito.

    Como supuse, el piloto estaba tratando de dominar la nave, pero era demasiado para él. Me senté a su lado, y tomé el otro timón. Él enseguida reconoció que sabía lo que estaba haciendo.

    —No puedo controlar la dirección. El estabilizador está fallando. – si seguía luchando por desbloquear esa parte del avión que no teníamos, perderíamos un tiempo precioso para tomar un camino mejor.

    —Hay un agujero en la parte posterior. Hemos perdido la presurización de la cabina, y seguramente el estabilizador de cola derecho. – solo con eso el pobre hombre comprendió que íbamos a morir. Para que lo entiendan, sería como conseguir conducir un triciclo, al que le falta una rueda trasera, mientras baja a toda velocidad una pendiente pronunciada. Impedir que nos salgamos del trayecto seguro y no estrellarnos, era una cuestión de suerte y de dominio equilibrista. La única buena noticia en todo esto, era que había experimentado una situación parecida en el simulador de vuelo. Pasé por ello un par de veces. La primera me estrellé en menos de 21 segundos, la segunda casi lo consigo, si me hubiesen dado un par de minutos más habría posado el aparato. Esta era mi tercera vez, y no era un simulacro. Si no lo conseguía, acabaríamos chafados contra el suelo como si fuéramos un huevo.

    Y si no fuese suficiente con que el avión estuviese cayendo en barrena, había que sumarle que era noche cerrada, y que había pocas luces en la superficie que me sirvieran de guía. Si había algo que me sirviera de consuelo, era que no íbamos a estrellarnos en una zona poblada.

    Luché, grité órdenes, y cuando estaba a punto de tocar suelo, conseguí enderezar el morro. No es que sirviera de algo, pero mantuve mis manos sobre el timón de la nave, mientras arremetíamos contra la pared de árboles que poco a poco iba frenando nuestra velocidad. No es que viese pasar mi vida ante mis ojos en aquel momento, pero sí que sentí como si el tiempo se ralentizase. Las ramas de los árboles golpeaban con tanta fuerza el cristal delantero, que acabaron rompiéndolo, lanzando los cristales hacia el interior.

    Era como en las películas, solo que la banda sonora la conformaba la madera rompiéndose, el metal crujiendo, y los chasquidos de todo aquello que golpeaba el casco de la nave. Aunque había conseguido colocarme los arneses de seguridad, mi cuerpo estaba siendo sacudido y golpeado, como un coche de bomberos de juguete dentro de una lavadora. ¡Vaya un momento para recordar aquello!

    Tenía 5 años, y había estado jugando con mis juguetes en el jardín. El coche de bomberos había quedado cubierto de tierra después de una misión de rescate, y como mamá no quería que ensuciáramos la casa, se me ocurrió lavarlo tal y como hacía ella con nuestra ropa. Lo metí a la lavadora, y giré las ruedecillas como la había visto a ella hacer cientos de veces. Me quedé mirando como mi juguete daba vueltas dentro del tambor, y presencié impotente como se iba convirtiendo en docenas de piezas con cada nueva sacudida. Mamá llegó a mi auxilio para parar la máquina infernal, cuando llegaron a ella mis berridos lastimeros. Ahora que lo pienso, arreglar todo el estropicio que provoqué seguramente costó una buena cantidad de dinero en reparaciones, pero en vez de gritarme, mamá me sentó sobre la lavadora, e intentó consolarme como solo ella podía hacerlo. Me abrazó y acarició mi espalda con cariño mientras me calmaba con palabras suaves y tranquilizadoras.

    Cuando volvía a parpadear, estaba de nuevo dentro de aquel ataúd de metal. Nos habíamos detenido, y el silencio empezó a envolvernos. Sólo podía escuchar mi propia respiración agitada, y el zumbido constante en mi cabeza. Un dolor sordo se había instalado en mi cerebro, pero no podía quedarme quieto allí. ¿y si había una fuga de combustible?, y si alguna chispa nos convertía en una bola de fuego? Estaba vivo, no pensaba darle a la muerte otra oportunidad para terminar el trabajo.

    Giré mi cabeza hacia la izquierda, para comprobar el estado del piloto. Su pecho se movía, aunque sus manos seguían aferrando el timón de la nave y su vista seguía clavada al frente. Por la rigidez, podía asegurar que el tipo estaba en shock. Pero no podía dejarle ahí.

    —¡Eh! – lo sacudí. – Tenemos que salir de aquí. – él giró su cabeza hacia mí, y de forma mecánica asintió.

    —Sí. –

    —¿Estás bien? –

    —Sí, sí. – repitió desde alguna parte lejana de su consciencia.

    Me puse en pie, y al moverme, me di cuenta de que no había salido tan bien parado como pensaba. Sí, mi cuerpo dolía, y se sentía como aquel coche de bomberos, y fueron mis costillas las que me dijeron que ellas habían pagado su precio. Seguro que tenía alguna fisura en un par de ellas. Apreté con mi mano, y me dispuse a entraren la cabina de pasajeros. Mis ojos buscaron desesperados entre el desorden, hasta que encontraron un destello de su cabellera rubia. Tenía que aprovechar a sacarla de allí, mientras las baterías funcionaran y me dieran esa pizca de luz artificial que se resistía a desaparecer.

    Avancé hasta ella, esquivando piezas que no quería saber de dónde habían salido. Al menos, la estructura en aquella zona había aguantado bien. Sus ojos estaban cerrados y su cabeza caída hacia un costado. Tenía un rasponazo en su mejilla derecha y eso me preocupó. Mis dedos fueron directos hacia su yugular, para asegurarme de que su corazón seguía latiendo, y ahí estaba, golpeando fuerte.

    Tenía que ponerla a salvo. Solté el cinturón de seguridad, que con todo acierto se había ajustado a su cuerpo, en intenté tomarla en brazos. Pero mis costillas me recordaron que no estaba en condiciones para poder hacer eso. Solté el aire y maldije. Lo primero era lo primero. Pasé mis manos por sus brazos y piernas, buscando alguna fractura; nada. Algo bueno. Revisé su cabeza en busca de heridas o chichones ocultos bajo el pelo; tampoco. Mi mano se detuvo en su nuca, y no pude moverme de ahí. Estaba tan cerca… Parecía un ángel caído del cielo.

    No pude resistirme, besé sus labios. Me daba igual que ella no supera que lo estaba haciendo, me daba igual que no fuese correcto, me lo merecía por hacer que siguiéramos vivos. Pero me obligué a dejar de hacerlo. Mi frente se apoyó suavemente sobre la suya, mientras dejaba que el aire y esos malos pensamientos me abandonaran. No estaba bien.

    —Volveré a por ti. – besé su frente, y me alejé en busca de ayuda. Regresé hacia la cabina, porque no había ninguna salida allí, ni siquiera la puerta de emergencia estaba abierta. ¿Por dónde había salido el piloto? Tampoco había escuchado ruido de que él hubiese encontrado otra forma de abandonar los restos del avión. Al mirar dentro de la cabina, encontré al piloto aún sentado en su lugar.

    —¿Ocurre algo? – Estaba claro que le pasaba algo.

    —Estoy atrapado. – Y con esas dos palabras, mie expectativas de encontrar ayuda para sacar a Nika del avión, se había esfumado.

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    17 Comments
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    17 Comments

  • Reply Eloisa 07/01/2019 at 7:26 PM

    Me encanto la parte del beso robado_merecido jajaja….

  • Reply Cynthia V 07/01/2019 at 7:29 PM

    Que bueno capítulo!!… Una pregunta ellos van solos en el Avión?

    • Reply Mhbp79 07/01/2019 at 8:09 PM

      Si, las gemelaa no pudieron viajar por la gastroenteritis y Philip se quedo con ellas.

  • Reply Valeria 07/01/2019 at 7:36 PM

    Pobre Bruno, necesita ayuda para salvar a su princesa.

  • Reply Lissette 07/01/2019 at 8:01 PM

    Me encantaaaaa!! Amo a bruno!!!

  • Reply Negry Acevedo 07/01/2019 at 8:08 PM

    Uff que capítulo

  • Reply Mariana Yab 07/01/2019 at 8:14 PM

    Es todo. Me enamoré de Bruno 😍😍😍 imposible no hacerlo 😂

  • Reply Luu 07/01/2019 at 8:28 PM

    Ohhh quiero más!!!

  • Reply Sheccid 07/01/2019 at 8:37 PM

    Ahora amo mas a Bruno!!! 😍😍😍😍

  • Reply Estrella 07/01/2019 at 8:37 PM

    #TeamBruno. Un spoiler del 7, please!!! Este capítulo se terminó en lo más interesante!!!

  • Reply Débora 07/01/2019 at 8:45 PM

    #maraton! Please, está buenísima, y Bruno es lo máximo! 😍😍😍

  • Reply Sophia Alvarado 07/01/2019 at 9:08 PM

    Bruno te mereces muchossssssss besos muchisimoss muchisimos muchisimoooooooooooooooooos

  • Reply Sandra 07/01/2019 at 10:08 PM

    Amoooo a Bruno, amo las historias de Iris 💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖

  • Reply TamaKanellis 07/01/2019 at 11:23 PM

    Me encanta Amo a esta parejita #Brunika, y me encanta #Bruno, pero mi favorito siempre sera #MiPequeñoDragon

  • Reply Leslie 08/01/2019 at 8:06 PM

    Soy la única que se siente fatal por el piloto? Va a morir y no lo sabe

  • Reply Catherine 08/01/2019 at 8:44 PM

    Bruno 💕

    Pobre piloto

  • Reply Danna Simon 31/01/2020 at 9:21 AM

    Iris Boo, demasiadas gracias!! en estos momentos estoy leyendo todo lo que puedo de la otra saga tanto aqui como en Wattpad! rusos!!! Me detuve con la lectura por un tiempo pero como todas las historias de esta familia quede encantada

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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