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    Soy Agua

    Capítulo 52 SA

    30 noviembre, 2019

    —¿Jabah está casado? – Sahira me miró confundida, como si yo debería haber conocido esa respuesta.

    —Por supuesto que sí. –

    —Pues en el árbol genealógico de la biblioteca, su nombre no está unido al de ninguna mujer. – me acompañó hacia la mesa con la fruta y el agua fresca, para que yo dejase allí mi tocado y tomase mi primer trago de agua fresca antes de ponernos a trabajar.

    —Es costumbre incluir el nombre de la esposa después de que terminen los festejos. Sé que los artesanos estaban trabajando en ello, pero supongo que el príncipe estaba más ocupado con otro asunto que era más importante. – por su forma de mirarme supuse que ese “asunto” sería crear un agujero mágico con el que aspirarme para traerme aquí. Dicho de otra forma, capturarme. Pero como las suposiciones me estaban fallando últimamente…

    —¿Podría ser yo ese asunto? – ella asintió seria hacia mí.

    —Sí, mi señora. – bueno, al menos esta vez había acertado. Y llegados a este punto, tenía que cotillear más.

    —¿Tú conoces a la esposa de Jabah? –

    —Pertenecía a la tribu del este, una bruja de alto rango, alguien que no se relacionaría con alguien de la tribu de las Montañas Rojas. Pero la vi una vez. – aquello parecía interesante, ¿había algo parecido a las castas entre los magos y brujas de esta zona?

    —No entiendo. ¿Quieres decir que entre brujos y magos hay rangos? –

    —Cada familia tiene su lugar. – Sonaba a un sistema arcaico y medieval, ¿verdad?

    —Así que tú eres una bruja de la tribu de las Montañas Rojas, y ella y su hermano pertenecen a la tribu del este. Y entre vosotros no os relacionáis. –

    —Cada cinco años hay una reunión de todas las tribus, donde se deciden las uniones entre familias, para fortalecer los linajes. También es donde los grandes magos escogen a sus nuevos discípulos. – esa bombillita sobre mi cabeza se iluminó de repente.

    —¿En una de esas reuniones es donde Jabah te tomó como discípula? – ella asintió.

    —Tuve que competir con otros iniciados. Pero al final yo fui la afortunada que tomó bajo su tutela.  De eso hace 14 años. – interesante.

    —¿Fue en esa reunión que la conociste? – Sahira negó.

    —Cómo discípula del príncipe, no me he separado de su lado desde el día que entré a su servicio. Estuve en la última reunión de las tribus, cuando se decidió la unión de la princesa Nadia con el príncipe Jabah. Pero el día que la vi, fue el día de su boda. – una mujer con demasiado misterio detrás de ella.

    —¿Ella está aquí en palacio? – si no había vuelto a verla más veces, podía significar que la princesa no viviese aquí.

    —No, ella reside en Dubai. El clima es más suave allí. Por lo que he oído no le gusta venir aquí, aunque en esta ocasión sí que lo ha hecho. – aquello llamó mi atención, y enseguida me puse a imaginar motivos que justificaran esa visita.

    —Quizás a acompañado a su hermano. –

    —Su hermano ha venido en otras ocasiones a este palacio, y no le ha acompañado entonces. –

    —Entonces, ¿Cuál crees tú que es la razón de que ella esté aquí ahora? – podía notar la idea golpeando en su cabeza. Ella tenía una sospecha bien fundamentada, pero no estaba acostumbrada a dar su opinión. Sahira tenía una arraigada mentalidad de sierva. No preguntes, no pienses, no tengas iniciativa, solo obedece. Dudó un par de segundos, pero me respondió.

    —Tú estás aquí. – cerró los ojos y empezó a mover sus manos para convocar a un grupo de piedras alejadas cuatro o cinco metros de nosotras.

    —¿Crees que quiere conocerme a mí, a la ninfa del agua? – ella detuvo el movimiento en sus manos, haciendo que las rocas dejaran de moverse en nuestra dirección.

    —No siente curiosidad por la gran bruja del agua, sino por su rival. –

    —¿Rival? Hablas como si compitiese con ella por el puesto de esposa. – Así es Viky, directa al asunto.

    —Ser la esposa de un príncipe Al-Quasimi da mucho poder, más si concibes al heredero de ese príncipe, pero eso no garantiza que tu nombre sea grande. El príncipe Jabah podría desposarte si él lo desease, eso haría su nombre más grande, y si ocurriese eso, el nombre de la madre de su primogénito quedaría eclipsado por el tuyo, incluso si no le dieses herederos. –

    —Eso no va a ocurrir. – pude sentir la extraña vibración que emanaba aquella mujer cuando entró en el jardín. La había percibido mucho antes de que nos interrumpiera, pero quería escuchar todo lo que Sahira tenía que decir. Cuando ambas nos giramos hacia ella, esperaba encontrar a una mujer menos hermosa de cómo era ella. Cabello oscuro y magníficos ojos color ámbar, que sus pestañas oscuras resaltaban con magnífico resultado.

    —Mi señora. – Sahira se inclinó exageradamente en forma de respeto. Yo no le debía eso, no después de ver cómo me miraba con aquella arrogante superioridad, como si creyese que yo no era más que una mierda de perro que había pisado con su zapato. Ese tipo de gente siempre me dio asco. Pero no iba a darle lo que quería de mí, yo no me inclinaría, yo no la mostraría ningún tipo de respeto, porque, por muy princesa que ella fuera, yo era la gran bruja del agua, la ninfa, alguien que ella nunca podría alcanzar a ser. Podía ver su aura, de un verde apagado, más bien terroso. Fuerte, pero no tanto como para competir conmigo. Esa mujer no sabía buscarse enemigos.

    —Así que tú eres la famosa ninfa del agua. – Nadia empezó a caminar a mi alrededor más que para estudiarme, intentando intimidarme de alguna manera. Pues se había equivocado.

    —Bruja del agua. Y lo de famosa… no sabía que lo era, pero parece que si lo soy, ¿verdad? – ella se acarició el abdomen y sonrió. Sí, lo había notado estiradilla, estabas embarazada, y por el tamaño de aquella pancita, no sería de más de 4 meses. Ella creía que esa era su mejor baza. Me centré en el bebé. Nada más sencillo, ya que estaba totalmente rodeado de líquido. Era un niño, sano, fuerte y con mucho potencial mágico. Un heredero varón en un mundo musulmán.

    —Uno no es nadie hasta que demuestra lo que vale. Tu solo eres una ilusión, y quedarás en un recuerdo si el agua no regresa a Magán. – su cuello se estiró desafiante. Pues iba a darle algo que no se esperaba.

    —¿Dónde tengo que firmar? – pasé de largo para tomar un trozo de sandía de la mesa de refrigerios y pegarle un jugoso mordisco. Pude ver el desconcierto en su cara.

    —¿No quieres formar parte de la historia? – me encogí de hombros de forma indolente.

    —Yo lo que quiero es regresar a mi casa, encontrar un trabajo, comprar una casa a medias con el banco, tener hijos…lo normal. –

    —No te preocupes, aquí tendrás muchas de esas cosas. – sonrió como si supiera algo que no iba a gustarme.

    —No lo creo. –

    —Eso es porque no sabes lo que yo sé. – sus ojos se alzaron hacia arriba, a una de las ventanas de la planta superior. Allí estaba ocurriendo algo que me interesaría saber. Si pudiese escuchar lo que allí estaba ocurriendo…

    —No tengo tiempo para tus adivinanzas. Si no te importa, estamos trabajando, así que ¿podrías dejarnos a solas? – hice un gesto con la mano como despidiéndola con desdén. Su boca fruncida me dijo que se enfadó por aquella muestra de falta de respeto. Por mí que se fuera al infierno. No me hizo malta ver cómo se iba de allí, pude sentir como su aura ponzoñosa se alejaba del lugar. Sentir… ¿y si, al igual que podía percibir a las personas por su parte acuosa, podía usar el aire de forma similar? ¿Y si podía extender mis sentidos por el aire, para potenciarlos? Sí, yo también me estoy haciendo un lío con las palabras. Quiero decir… ¿han oído esa frase que dice “las palabras se las lleva el viento” ?, pues quizás podía escuchar lo que estaban hablando en aquella habitación si conectaba mis oídos al aire, y extendía mi percepción tan lejos como fuera necesario.

    Cerré los ojos y me concentré en sentir el agua. Hice que la superficie burbujeara lentamente, como había estado haciendo en los ejercicios anteriores, pero esta vez, me imaginé flotando en el aire, como si fuera una de esas motas de polvo. Y volé…como un colibrí en busca de su néctar. Surqué el patio, entré en la casa, y zigzagueé por los pasillos, buscando algún eco de la conocida voz de Jabah. Y lo encontré… y no solo mis oídos oyeron, sino que mis ojos vieron…

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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