Goji
Estaba parado ante su puerta. Sabía que ella estaba en su apartamento, pero todavía no había hecho acopio de fuerzas para llamar. ¿Vergüenza? Aún no había asimilado que no era yo el que iba a hacer esa proposición, sino que iba a aceptarla. Lo sé, no soy una persona con ideas modernas en ese sentido, pero… no sé, jamás se me habría ocurrido decirle a una chica que fuese mi folla-amiga, creo que esa era la palabra que se utilizaba para estas… estas… estas cosas. Ni siquiera era capaz de ponerle nombre. Pero eso no quería decir que la realidad no existiera, ni que estuviese a punto de meterme de lleno en ella.
Tomé aire y estiré la mano para llamar. Escuché el timbre al otro lado de la puerta, y antes de un minuto Gloria apareció ante mi vista. Llevaba puesto uno de esos conjuntos de hacer deporte, ya saben, poca ropa y muy ajustada. Mis ojos habrían pasado por encima de su cuerpo como si contemplaran a unos perros corriendo por el parque, pero eso era antes, cuando todavía no había probado el sabor de su piel en aquellos lugares escondidos, antes de que mis manos hubiesen cartografiado aquel nuevo territorio, cuando mis hormonas no se disparaban recordando lo que había experimentado con aquel cuerpo de formas sensualmente rotundas.
El sudor perlaba su cuello, no solo recordándome otro momento en que había estado igual de húmeda, sino lo que habíamos hecho para conseguir eso. Y su olor… ¡mierda!, no podía excitarme el sudor de otra persona.
—¿Has decidido aceptar mi propuesta, machote? —Respondí de la única manera que sabía no le dejarían dudas al respecto. Me lancé sobre ella sin previo aviso para devorar sus jugosos labios.
El beso no fue tan salvaje como esperaba, o al menos no nos llevó a la locura como la vez anterior. Sí, nuestros pechos luchaban por llevar de aire nuestros pulmones, pero todavía seguíamos junto a la puerta, nada de lanzarnos como posesos a quitarnos la ropa como la vez anterior. ¿Sería por el alcohol? ¿la excitación por lo nuevo y prohibido? O…
—Me tientas semental, pero acabo de escalar el Everest, no me quedan energías para gran cosa. —Tampoco era plan de ponerme exigente la primera vez, o bueno, la segunda.
—Cuando a ti te venga bien ya sabes dónde estoy. —Señalé con mi cabeza en la dirección de mi apartamento. Esos sí, me permití ser malo. Restregué mi abultada entrepierna contra su pubis, para que supiera lo dispuesto que estaba a esa visita. Estaba a punto de soltar mi agarre sobre su cintura y dar un paso atrás, cuando sus ojos brillaron de aquella manera que me hizo temblar.
—Voy a darme una ducha. ¿Quieres frotarme la espalda? —Mis ojos la siguieron apenas dos segundos, hasta que mi cuerpo se puso en marcha. Su ropa fue cayendo en el trayecto, como si fueran los pétalos de cerezo. La mía no fue tratada con la misma delicadeza, pero acabó fuera de mi cuerpo con rapidez, eso era lo que importaba.
Antes de que el agua cayera sobre nosotros, ya estábamos metidos en faena. ¿Tengo que contar lo que ocurrió allí dentro? Porque creo que necesita poca explicación.
Para ser una persona que se había machacado haciendo ejercicio, Gloria se las apañó bastante bien para seguir el ritmo. Aunque esta vez tuvimos que tomarnos con algo más de calma la segunda ronda.
Mi pelo aún estaba húmedo cuando finalmente mi cabeza cayó sobre la almohada como una piedra en un estanque. No sé por qué pensé en el suministro de preservativos de Gloria, pero si seguíamos a este ritmo, dudo mucho que nos durasen mucho.
—Tendré que ir a comprar suministros. —Lo dije justo en el momento en que dejaba la gomita usada sobre la mesita de noche. Eso sí, utilicé uno de esos pañuelos de la caja de papel que estaba cerca de mí. Esta Gloria lo tenía todo calculado. Estaba claro que ella tenía experiencia en este tipo de cosas. ¿Molestarme? Viendo los resultados no podría quejarme.
Si alguien sigue pensando en eso de la virginidad y bla, bla, bla… Solo tiene que utilizar la cabeza y pensar. ¿Cuándo era importante que la mujer fuese virgen? Esa norma se instauró allá por la edad media, y no era más que una forma de que el hombre no solo marcase su territorio: lo mío no lo ha tocado nadie. Y por otro lado estaban las enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, si no querías encontrarte con ninguna de las dos cosas, lo mejor era que la mujer no hubiese mantenido relaciones sexuales con otro. Y claro, luego está el frágil ego de cada uno, nada peor para un hombre que el que estuviese constantemente pensando en si el o los anteriores amantes de su pareja habían sido mejores que él. Ya saben, las comparaciones son odiosas.
¿Que cómo sé de ese tipo de cosas? Pues porque por mi situación he tenido mucho tiempo para leer, ya nada mejor que el conocimiento para tirar por tierra muchos mitos que los que están por encima de nosotros se empeñan en mantener para sustentar su propio dominio sobre el pueblo llano. ¿Cuántos de vosotros sigue pensando que el niño Jesús nación el 24 de diciembre? La iglesia católica lo único que hizo fue ajustar el calendario de festividades “paganas” a las suyas propias. Ningún dios se ha comunicado directamente con sus fieles, solo son creencias sustentadas en la fe de aquellos que creen en los preceptos de su religión. Unas más extendidas que otras, con más o menos seguidores. Todas con el único objetivo de controlar a las masas, dándoles respuestas fáciles a aquellas preguntas existenciales que los atormentan.
Seguro que con estas palabras acabo de poner el grito en el cielo de muchos fieles devotos. ¡Herejía, excomunión, a la hoguera…! Pero para mí la religión no es más que otra forma de atesorar poder y riquezas para unos pocos. Para mí lo importante no es lo que dicte uno u otro libro, sino las personas, el corazón y las acciones. Nunca aceptaré que un imán dicte la forma en que debo castigar a mi mujer, porque pare ellos sus derechos no son los mismo que los míos. Jamás creeré que me gano un pasaje al cielo si rezo y pongo velas, o hago donaciones a la iglesia. He visto gente a la que no le ha importado echar a la calle a familias enteras y que después pide buena ventura a su dios. Lo siento, pero no.
Quizás trabajo para quién trabajo. Sé que Drake ha hecho cosas que no son legales, que ha golpeado y castigado a hombres, pero su código de honor le impide lastimar a aquel que no lo merece. Incluso ha tendido la mano a aquellos que hemos necesitado ayuda. No sé a qué dios rezará, ni qué rituales practica, pero he constatado que es una buena persona. Destrozar a otras personas, sus vidas, incluso matar, no siempre te convierte en un monstruo. Quitarle la vida a un asesino, encerrar en un agujero a un pederasta y luego tirar la llave… ¿Es tan malo eliminar el mal que daña a otras personas? Odio a la gente que disfruta con el sufrimiento de otros.
¿Cómo he llegado a divagar hasta pensamientos tan profundos? ¡Ah, sí! La virginidad. A mi manera de ver, hoy en día, si tienes cuidado, los peligros de una enfermedad de transmisión sexual, o un embarazo no deseado son mínimos. Y una mujer con experiencia tiene muchos puntos de ventaja sobre una inexperta, al menos es mi punto de vista. Lo que yo creo, es que el sexo debe ser un acto consentido por ambas partes, y que si una persona prefiere reservar esa experiencia de vida hasta encontrar a una pareja apropiada con el que compartirlo, tiene mis respetos. No todos le damos la misma importancia.
Para Gloria y para mí, solo era una manera de disfrutar de nuestros cuerpos, de las sensaciones y la química que pueden llevarte a rozar el éxtasis sin necesidad de drogas u otros sucedáneos más dañinos. ¿Por qué no usar nuestros genitales para el placer? Si la naturaleza no quisiera que lo utilizáramos de forma recreativa, no hubiese incluido el placer en el lote.
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