Adrik
Hacer una llamada a tu prima, y hacer que fuese casual, cuando lo único que quieres es averiguar cuando volará a Las Vegas en el avión privado de la familia, debía ser algo fácil para alguien como yo. Nika no sospecharía de mis auténticas intenciones, al menos hasta que le sugiriese hacer un cambio de ruta.
—¿Y por qué este interés en que yo viaje a Las Vegas mañana? —Bueno, no tan fácil. A fin de cuentas, ella no era tonta, y además me conocía muy bien.
—Verás, es que Avalon tiene pensado ir a Las Vegas para un asunto de trabajo que tiene con Hugo y Drake, y me hizo pensar que si tú ibas a viajar a casa, tal vez yo podía unirme y ver a la familia. Así podíamos matar dos pájaros de un tiro.
—Tres pájaros. —Me corrigió.
—Tu ya me entiendes. —Crucé los dedos esperando su respuesta.
—Pues… No tenía pensado viajar a Las Vegas esta semana, pero… ¡Qué diablos!, ahora me has dado ganas de ver a la familia.
—Entonces, ¿viajarás mañana?
—Le diré a Bruno que prepare un plan de vuelo. En cuanto tenga la hora estimada de nuestra llegada a Chicago, te avisaré.
—Perfecto.
Cuando cerré la llamada, ya tenía la primera parte del plan en marcha. Segunda parte, encontrar algo con lo que sobornar a mi padre para que este gasto fuese un capricho también para él. Rebusqué entre mis contactos y mandé un mensaje. Era poco tiempo, pero me confirmaron que tendrían algo con lo que negociar. Suspiré satisfecho, ya tenía todo en marcha, solo necesitaba darle la notica a Avalon.
—Algo ocurre con la conexión, no consigo reservar mi vuelo. —Me comentó cuando regresé a la sala de estar. Sonreí interiormente, porque el artífice de ese fallo informático era yo, bueno, más bien las interferencias que estaba creando TAV, pero el que había dado esa orden era yo.
—Nada como el teléfono para solucionar tus problemas. —Avalon apartó la mirada de su Tablet, bastante intrigada.
—Tienes razón, siempre puedo hacer una llamada. —Pero sabía que ella estaba pensando en que había gato encerrado en mi sugerencia, se lo olía.
—No. Quiero decir, que acabo de hablar con mi prima Nika. Ya sabes que suele hacer vuelos regulares entre Miami y Las vegas en avión privado. Mañana tiene programado un vuelo de regreso a Las Vegas, y le he pedido que haga una escala aquí en Chicago para coger un par de pasajeros extra.
—¿En serio?
—Dime que no prefieres viajar en un vuelo comercial.
—No, por supuesto que no. Espera ¿dos pasajeros?
—Ya que pasa por aquí, no voy a resistirme a hacer un viaje exprés a casa. Hace tiempo que no achucho a mi sobrino. No quiero que se olvide de su tío favorito.
—Así que te has regalado unas mini vacaciones. —Sonreí ladino.
—Ya te dije que ser tu propio jefe tiene sus ventajas. —Cogerte un par de días libres era una de ellas, pero para hacerlo no podía dejar el trabajo a la mitad. Tenía que terminar lo que dejé a medias para espiar las maletas de Avalon, y dejar aviso a Josh para que se encargase de cubrir las emergencias que se presentasen. Siempre tenía un coche de repuesto en el taller por si había una baja inesperada, pero poder cambiar el vehículo era algo que no estaba al alcance de cualquiera, solo de alguien con las claves de acceso a mi parte del taller. Solo Owen y Josh podían hacerlo.
—Ojalá pudiese ser tú. —Aquel comentario me desconcertó.
—¿Alguien como yo?
—No, tú. —Avalon extendió su brazo para golpear mi pecho con su índice. —Vas y vienes a tu antojo, no das explicaciones a nadie… Seguro que has enredado a Nika para que sus planes encajasen con los tuyos. Eres un embaucador irresistible. —Si ella supiera.
—Oh, tengo a gente por encima de mí a la que tengo que dar muchas explicaciones de lo que hago, y me he ganado a pulso ese trocito de independencia que tango criticas.
—No estoy diciendo que no te lo hayas ganado, es solo… ¡Agh!, es que parece que consigues que todo gire en torno a ti. —Sus palabras fueron un golpe directo.
—¿Lo hace realmente? Si me conocieras no habrías dicho eso. —Me sentí ofendido. He manipulado, sí, pero no para conseguir algo para mí, sino para ella, y no era capaz de verlo. Le di la espalda para irme de allí antes de que la situación se pusiera aún más tensa.
—Perdona. —Escuché a mi espalda. Me detuve, pero no me giré hacia ella. —No quería…
—No te preocupes, estoy acostumbrado a que la gente me judgue sin apenas conocerme. Solo pensaba que tú sí lo hacías. —Duele que la persona de la que estás enamorado piense que eres un egoísta egocéntrico.
Si hubiese sido una persona sensiblera me habría encerrado en mi habitación a llorar. Pero no lo soy. Los de mi familia se guardan ese tipo de dolor en un lugar profundo donde nadie pueda verlo.
Avalon
Idiota, idiota, idiota. ¿Por qué le había dicho eso? Estaba claro que todo esto lo había hecho por mí, para conseguirme un viaje a Las Vegas en algo mejor que un vuelo comercial. ¿Y qué hago yo? Lo acuso de ser un niño mimado y egoísta. Lo conocía, no era así, él no era así.
No podía dejar que esto quedase así, tenía que arreglarlo. Me puse en pie y lo seguí hasta su habitación. Me costó verlo porque estaba todo muy oscuro, pero vislumbré la silueta de su cuerpo junto a la ventana.
—¿Adrik? —No se movió. Realmente estaba dolido. —Lo siento. Sé que esto lo has hecho por mí. Es tan solo… —Vi como su cabeza giraba levente, como si estuviese interesado en escuchar esa parte.
—¿Tan solo…? —Solté el aire antes de continuar y dar un paso dentro de la habitación.
—Es que eres tan independiente, tan…No sé como lo haces.
—¿Hacer el qué? —Se giró completamente, podía notarlo en su voz, ahora no parecía tan amortiguada.
—Que ser tú parezca fácil.
—¿A qué te refieres? —Me acerqué un poco más. No podía decir estas cosas en voz alta.
—Eres como James Bond, sirves para cualquier cosa, y todo lo haces bien. Y encima siempre pareces estar en tu salsa, como si lo que hicieras te encantase. Y lo haces sin siquiera despeinarte. No es justo.
—Que lo que hago parezca fácil no quiere decir que lo sea, simplemente he pasado mucho tiempo haciéndolo. Tu mejor que nadie sabes lo que la constancia y el trabajo consiguen. En cuanto a que me guste, digamos que es lo que he hecho toda la vida, para mí es tan normal como para Santi cocinar.
—Pero haces que parezca fácil ese juego de malabares que te traes entre el trabajo que haces aquí en el taller, y con los otros asuntos. —No quería entrar en detalles sobre esas otras actividades secretas que realizaba.
—A mí también me parece asombroso que te sepas todas esas palabras raras que usáis los científicos, y que seas capaz de fabricarle una nariz nueva a Hana. Tú haces pequeños milagros, Ava. No tienes nada que envidiar de lo que hago yo.
—¿De verdad piensas eso?
—¿Acaso tú no lo ves? Yo solo aprendo a usar las herramientas que otros han utilizado antes que yo, pero tú… Tu abres caminos por los que no se ha transitado antes. Eso sí que es asombroso, y no conseguir un pasaje en un avión privado.
—Estás consiguiendo que me sienta una mierda de persona. Yo aquí echándote la bronca y … —No pude continuar, se me hizo un nudo en la garganta.
—Ven aquí. —Adrik me tomó entre sus brazos, reconfortándome con lentas pasadas de su mano por mi espalda. Entonces lo entendí, su punto fuerte eran las personas, darles lo que necesitaban, o al menos en mi caso era así. ¿Podría enamorarme más de él? Estaba descubriendo que sí.
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