Grigor
Los días previos al juicio todos los miembros de la familia estuvieron trabajando sin descanso; recopilación de pruebas, información y sobre todo, evaluación de la situación y nuestros recursos.
El único momento en que pude ver a mi padre, y a los tíos Andrey y Viktor, todos juntos, fue en ese instante preliminar al comienzo de la vista. Todos traían mala cara, incluso el tío Andrey, y eso sí que asustaba, porque él era la única persona que parecía inalterable.
—Sin rodeos. —Fue mi voz la que determinó el que Andrey empezase a soltar todo lo que iba a marcar el ritmo dentro del tribunal.
—He tratado por todos los medios el llevar el caso a Las Vegas, pero ese cabrón no quiere soltar su presa. Está decidido a hacer contigo de chivo expiatorio de todos los pecados de la familia. Sabe que no tiene nada más con lo que golpearnos, así que no dejará pasar esta oportunidad. Por eso no ha querido que haya jurado, necesita asegurarse que la decisión sea solo suya.
—Suena a algo personal. —me aventuré a decir.
—Créeme, si quisiera promocionarse políticamente al menos le daría publicidad a todo el asunto. Pero no se va a aprovechar de ello. Y eso me hace desconfiar. —dijo papá.
—No solo a ti. —Añadió el tío Viktor. Por su forma de mirarme sabía que había algo más, pero no se atrevía a decir nada, porque era de ese tipo de personas que quería atar todos los cabos antes de lanzar la red.
—Boby y tu madre han estado escarbando en la vida del juez Robertson, intentando encontrar algo que nos permita inclinar la balanza a tu favor. —Chantaje, se notaba que Andrey era abogado, jugaba con las palabras para hacerlas parecer algo diferente. —Pero no ha habido manera.
—Hay algo que huele mal con ese juez, pero no hay manera de encontrarlo. —se quejó en voz alta el tío Viktor.
—Por eso ha querido desde un principio agilizar todo el asunto. No nos quiere dar tiempo.
—No importa si acabo en prisión. —Papá se acercó a mí para tomarme por la nuca y darme una sacudida.
—No vamos a permitirlo, Grigor. Vamos a sacarte de ahí, cueste lo que cueste. —Aquellas palabras me dijeron que él, y todos ellos, asumían que en esta partida las cartas estaban marcadas, y que no podían hacer nada para cambiar el resultado.
—Podré con lo que me echen, vosotros ocuparos de que el tipo que iba a por Paulina no se escape. —Miré directamente al tío Viktor, porque de todos ellos sabía que sería él el cazador que mejor cumpliría con ese pedido. Su asentimiento era todo lo que necesitaba.
Andrey
¿Cómo le dices a tu sobrino que el tipo al que todos teníamos ganas de matar nos había ganado la partida? Si, ese tal Ivan no solo iba a testificar en nuestra contra, sino que había conseguido un pacto con la fiscalía, que le exoneraba de los cargos en su contra a cambio de algo más que su testimonio. No estaba muy seguro de qué era, pero Viktor tenía una teoría que necesitaba confirmar.
Las grabaciones de la gasolinera no mostraban el rostro de Grigor, pero ese Ivan se explayó pintándolo de un ser frío y decidido a matar. No pudimos presentar las grabaciones de SOU en las que también estaba el audio de todo lo sucedido, ya que eran pruebas que podían haber sido manipuladas por la defensa. La tecnología con la que contaba SOU era prácticamente un cuento de espías en sí misma, por lo que el juez las rechazó antes si quiera de que pudiésemos explicar su funcionamiento. Aunque la fiscalía si parecía interesada en la tecnología del vehículo. Por suerte, al suceder todo fuera del vehículo, conseguí que no fuese registrado como prueba.
Parecía como si todo jugase en nuestra contra, lo que podía exonerar a Grigor, se convertía en un arma de doble filo. El juicio duró dos días, quedó visto para sentencia, pero nosotros no podíamos rendirnos. La angustia que estaba soportando Sara, sentada detrás de su hijo durante todo el proceso, nos estaba pasando factura a todos.
Todos estábamos fallando, cada uno en su campo, y eso nos estaba minando aún más. Yo no conseguía llevar el juicio por el camino que quería, porque el juez se estaba pasando los argumentos legales por los bajos de su toga, pero era el juez, necesitaba algo sólido con lo que recusarle. Drake y Boby no conseguían encontrar nada de lo que tirar ni del juez, ni de Ivan Gólubev, ni de Niurka Vladislava, al menos nada que sirviera para inclinar la balanza de nuestro lado. La fiscalía ya sabía todo lo que necesitaba saber sobre ellos, y aun así, prefirieron pactar con ellos antes que con nosotros.
Ahora sabíamos que Niurka estaba resentida con los vasiliev, porque de alguna manera, descubrió que los Vasiliev tuvieron que ver con la muerte de su padre, o al menos eso era lo que había confesado antes de matar a Paulina. ¿Que estaba loca? Era evidente cuando disparó a su propia hija. Drake intentó descubrir quién era ese hombre, pero el pasado de esa mujer no le llevaba a ninguna parte. A medida que escarbábamos, encontrábamos más preguntas que respuestas. El tiempo se acabó antes de poder encontrar algo.
—Grigor Vasiliev, por la presente, este tribunal te considera culpable de asesinato en segundo grado, por lo que se te condena a pasar 20 años de reclusión en Southern Nevada Correctional. —Casi que no pude escuchar más, porque empezaron las protestas.
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