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    Soy Agua

    Capítulo 31 SA

    6 noviembre, 2019

    Estambul, una ciudad que no me habría importado conocer en mejores circunstancias, pero ese día, lo que tenía ganas era de regresar a casa. Evan encontró el número de la embajada, y se puso en contacto con ellos durante el camino, para que así hubiese alguien esperando nuestra llegada. Apuró todo lo que pudo la llamada, porque, al igual que yo, no quería dar tiempo a los hombres de Dieter a interceptarnos.

    Cuando nuestro coche se detuvo frente a la embajada, mis piernas estaban temblando. Iba a volver a casa, ahí estaba mi billete para regresar a España.

    —¿Estás lista? – volví el rostro para encontrar la sonrisa tranquilizadora de Evan.

    —Si. – caminamos juntos hasta la verja cerrada, donde un policía salió a nuestro encuentro.

    —Hola, llamamos hace unas horas para avisar de nuestra llegada. –

    —Identificaciones. – Evan sacó su pasaporte y se lo entregó al hombre.

    —Como les expliqué por teléfono, ella no tiene nada. –el policía abrió el comunicador de su walky y pidió confirmación.

    Un minuto después, Evan y yo estábamos siendo escoltados dentro del edificio. Y 20 minutos más, estaba contando mi historia ante un intrigado funcionario. Por lo que entendí, era el segundo al mando en el consulado.

    —¿Así que no sabe cómo llegó al país? – yo negué con la cabeza.

    —Recuerdo muy poco, imágenes perdidas. Los motores de un avión, luego un barco que se balanceaba…-

    —¿Tampoco recuerda cómo consiguió escapar de sus secuestradores? –

    —Recuerdo una cueva húmeda, y mucha luz afuera, árboles… y luego las personas que me encontraron. –

    —El grupo de excursionistas que le trajo hasta aquí. –

    —Les estoy muy agradecida. Sin ellos no sé cómo habría llegado a la embajada. –

    —Una suerte que ese hombre, Ivan, hablara español. –

    —Evan, sí. Es con el único que me entendía, los otros hablan raro. – el funcionario sonrió levemente.

    —Sí, suenan igual que los del consulado de aquí al lado. Apostaría a que es alemán o algo parecido. –

    —Con razón no los entendía. Ingles sí, pero alemán… ni palabra. – pasé mi mano nerviosa por mi pecho, buscando mi medallón, aun sabiendo que no estaba conmigo. Habíamos decidido que Angell se quedara con él, ya que así, la historia de que no entendía nada sería más real. Aunque realmente sí que lo hacía, pero no de la manera… ¿Cómo explicarlo?, podía entender lo que quería la otra persona con la que hablaba, algo general, pero no cada palabra. Sería algo así, como que, si alguien me ofrecía algo de beber, yo sabría que me está ofreciendo bebida, pero no sabría ni qué era, ni si estaba frío, o si sería una pregunta de si quiero, o si me informaba de que lo estaban trayendo. No sé si me he explicado bien. Era algo así como percibir la idea general.

    Otro hombre entró en la habitación y apoyó un bolsón de esos rojos encima de una silla. Lo miré entrañada, pero en cuanto sacó un fonendo de allí dentro, supe a qué había venido.

    —Buenas tardes, soy el doctor Sahin. ¿Puedo reconocerla? – di un vistazo al funcionario de la embajada y él asintió.

    —Necesitamos comprobar su estado de salud. – dejé que el médico tomara mi muñeca para medir mi pulso.

    —Sí, claro. Sé cómo va esto, estudio enfermería. –

    —¿Sí?, ¿en qué curso está? –

    —Estoy en el último de carrera. Se supone que me queda pasar el último examen y tendré mi título. – Una mujer, la enfermera del doctor supuse, preparó el material y me tomó muestras de sangre.

    —Así que ya ha llamado a su casa para decir que se encontraba bien. – siguió preguntando el funcionario.

    —Sí. Me dejaron un teléfono y no tuvieron inconveniente en que hiciese esa llamada. No estuve mucho tiempo al teléfono, porque no quería cargar a esas personas con el costo de una llamada internacional, bastantes favores me estaban haciendo ya. Solo pude tranquilizarles y decirles que volvería a comunicar con ellos. –

    —Al parecer todavía no han tenido tiempo de quitar la denuncia en personas desaparecidas. – o tal vez no lo harían hasta que estuviesen seguros de que estaba a salvo y regresaría con ellos. Yo pensaba eso, y parecía que el funcionario también, aunque no lo expresó en voz alta.

    —¿Podré hablar con ellos ahora? – el hombre asintió para mí.

    —En cuanto tengamos un informe que presentar. – políticos, funcionarios o lo que fueran, ¡cómo les gustaba eso de los números, las estadísticas y los informes!

    —Vale. –

    Escuché como el médico le pedía a la enfermera unas pruebas específicas. Parecía que el hombre había constatado que llevaba unos días malcomiendo, aunque estaba bien hidratada. ¡Soy una bruja del agua, como para secarme! No dije nada, porque supuestamente el médico y su asistente estaban hablando turco, y se suponía que yo no los entendía. El médico se acercó al funcionario, y entre ellos compartieron una mirada cómplice, y eso no me gustó nada.

    —Eh… el doctor quiere saber si ha de realizar un test de violación. – ¡Ah, porras!, era eso.

    —No creo que sea necesario. – Yo sabía que ese test saldría negativo, pero claro…

    —Al no recordar mucho, es posible que haya sufrido algún tipo de agresión sexual y no lo recuerde. – sí, ese era el asunto. Me abracé a mí misma bastante incómoda.

    —Si ese es el procedimiento…. – me recordé a mí misma que era una prueba lógica si mantenía la historia del secuestro y la amnesia. El funcionario asintió hacia el médico y este hizo lo mismo hacia su asistente. Internamente deseé que se encargara del asunto la mujer.

    —La señora Sahin la acompañará a la habitación contigua y procederá a hacerle el test. – Uf, respiré aliviada.

    —De acuerdo. – Después de pasar por ello, regresé al despacho. Cuando el funcionario me vio entrar, lo primero que hizo fue tenderme el teléfono.

    —Su madre está al otro lado. – casi corrí para arrebatarle, educadamente, el aparato.

    —¿Mamá? – mi voz salió angustiada.

    —Viky, cariño. ¿cómo estás? –

    —Bien, mamá. Unas personas me encontraron deambulando desorientada y me ayudaron.  Me han acercado a la embajada, y espero poder regresar a casa lo antes posible. –

    —Pagaremos nosotros el billete de regreso, no te preocupes por eso. –

    —Gracias, mamá. –

    —Tu hermano ya está en ello. Dice que solo tienes que identificarte en el aeropuerto para retirarlo, y listo. –

    —Dale las gracias a Guiller. – mi hermano era un hacha con esas cosas online.

    —Dice que tienes un vuelo para mañana por la mañana, ¿podrías coger ese? – giré la vista hacia el funcionario.

    —Mis padres están comprando un billete de avión para regresar a España, ¿podría tener la documentación para coger un vuelo mañana? –

    —Mañana por la mañana lo realizaremos, ahora está fuera de servicio la oficina. –

    —Por la mañana me hacen el pasaporte, mamá. –

    —Tu hermano dice que sale uno a las 13:20. – volví de nuevo con el funcionario.

    —Hay un vuelo a las 13:20, ¿me dará tiempo a cogerlo? – el asintió.

    —Sí, pero tendremos que hacer todos los trámites hoy. – no le entendí mucho, pero haría lo que fuera por regresar a casa. A fin de cuentas, ya había dejado que una extraña me sobara mis partes íntimas.

    —Ese nos vale, mamá. –

    —Bien cariño, ya está. Iremos a recogerte al aeropuerto de Madrid. – unas pequeñas lágrimas brotaron de mis ojos, iba a regresar a casa, iba a volver a ver a mi familia. Sí, vale, llevaba sin ver a mis padres como 4 meses, pero hablaba con ellos todos los fines de semana, y nos enviábamos mensajes por teléfono. Y se suponía que estaba bien, estudiando, no secuestrada.

    —Regreso a casa, mamá. – el funcionario tomó el teléfono y habló algo más con mis padres, pero no me interesé mucho. A casa, iba a regresar a casa.

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    2 Comments
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    2 Comments

  • Reply Yesenia 6 noviembre, 2019 at 7:35 pm

    mas mas mas

  • Reply Gaby 6 noviembre, 2019 at 10:14 pm

    😍😍😍 me encanta!!!

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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