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    Soy Agua

    Capítulo 27 SA

    01/11/2019

    Lo primero que escuché fue el murmullo de las aguas. Un arroyo, pensé. Luego el canto de los pájaros, el crujir de las ramas de los árboles mecidas por el viento, la luz de la mañana atravesando mis párpados aún cerrados…lentamente tomé el control de mi lánguido cuerpo para ponerme en movimiento. Alcé el brazo para que la luz no lastimara mis ojos al abrirlos. Estudié mi alrededor con calma. Estaba en una pequeña tienda de campaña, de esas con forma de iglú.

    —Buenos días, mi ninfa del agua. – la sonrisa de Evan me acechaba desde uno de los extremos de la tienda. Lejos pero cerca, como si quisiera dejarme espacio para descansar, pero al mismo tiempo necesitara esa estrecha proximidad.

    —Sabes que no soy una ninfa. – él se acercó más, recostándose a mi lado.

    —Sí, pero me suena mejor ninfa que bruja. No sé, es más…bucólico. – tenía que darle la razón, llamar a alguien bruja era un insulto en muchos lugares, en cambio ninfa, era lo que había dicho, más bucólico. ¿Ofenderme o enfadarme?, para nada. Como bien explicó Romina, es sólo un nombre, eso no cambia lo que soy. Así que sería su ninfa si él lo quería.

    —¿Dónde estamos? – pregunté.

    —En una zona de acampada del parque. – aquello me hizo ponerme en alerta.

    —Pero ellos pueden encontrarnos. – Evan sonrió, mientras dejaba que sus dedos juguetearan nerviosos con el cordón de mi saco de dormir.

    —Precisamente éste es uno de los lugares donde no nos buscarán, ni ellos ni las autoridades locales. Nada mejor que ocultarse delante de sus ojos.

    —Pero… – intenté levantarme, a lo que Evan se enderezó y empezó a ayudarme.

    —Tranquila. Eryx está sobre ellos. Cualquier movimiento hacia nuestra zona, y lo sabremos antes de que asomen sus narices. – Aquel no es que fuese un buen momento para tener hambre, pero las tripas de la gente, aunque sean brujas, van por libre. El rugido se oyó fuerte.

    —Oh, vaya. – Evan sonrió.

    —Traeré algo para que desayunes. – ¿Desayunar?

    —¿Cuánto tiempo he estado durmiendo? – Evan ladeó la cabeza.

    —Unas 22 horas. Nos tenías preocupados. – abrió la cremallera, salió, y volvió a cerrarla. Y menos mal, porque el aire que se coló por la abertura era realmente frío. Por eso no me gustaba ir de acampada, porque el frío no había manera de sacarlo de tus huesos, bueno, y que tenías que hacer tus cosas en cuclillas. Odio cuando las moscas y los mosquitos no te dejan “relajarte” para hacer lo que tienes que hacer.

    Mientras esperaba el regreso de Evan con algo consistente para saciar mi hambriento estómago, me puse a pensar en que debería hacer lo primero ahora que estaba libre. Tenía que regresar a casa, ¡no!, primero tenía que llamar a mi familia y decirles que estaba bien, porque seguramente estarían muy preocupados. En el momento que Evan metió su cabeza dentro de la tienda, no esperé más.

    —Tengo que llamar a mi familia. – él asintió para mí, y se dispuso a presentar en mi regazo todos los manjares que había traído para mí.

    —Estamos en una zona casi sin cobertura, pero ya he estado pensando sobre eso. –

    —¿Vamos a ir a la ciudad más próxima? – cogí la taza de cacao caliente que me tendía y bebí de ella. Primero sólo un sorbo, pero después, no pude parar hasta terminar con casi todo el contenido.  La divertida expresión de Evan esperó hasta que estuve de nuevo centrada en él y su respuesta, y no en la comida.

    —Lo haremos, pero antes tenemos que preparar la historia que vas a contar. –

    —Supongo que no puedo contar la verdad. –

    —No si no quieres acabar en un psiquiátrico. – Tenía razón, ¿quién en su sano juicio creería alguna palabra de toda esta historia?, y ponerme a hacer “milagros” delante de la gente no sería una buena solución. No quería acabar en una sala de autopsias siendo diseccionada por algún científico loco financiado por el gobierno. Sí, demasiadas películas, pero pónganse en mi lugar, no quería convertirme en una eterna fugitiva.

    —¿Y en qué has pensado? – metí un trozo de galleta en mi boca, y esperé su respuesta mientras masticaba con deleite.

    —Había pensado llevarte hasta la embajada española aquí en Turquía, necesitarás un pasaporte para regresar a España, y podemos conseguirlo allí. Solo necesitamos encontrar una justificación por la que estés aquí, a más de tres mil kilómetros de la zona en la que desapareciste hace una semana. – ¡wow!, una semana ya.

    —Parece que lo tenías todo pensado. –

    —En un día se pueden dar muchas vueltas a la cabeza. –

    —Y según tú, ¿qué debo contar? – Evan abrió otro paquete de galletas con pepitas de chocolate, y me lo tendió para que fuese comiendo de él.

    —Por experiencia, cuanta más verdad digas, menos errores tendrá la historia. Así que simplemente podemos apoyarnos en lo que realmente sucedió, que te secuestraron, y apareciste aquí. Puedes decir que te drogaron, cosa que ocurrió la primera vez, y que no recuerdas mucho de lo que ocurrió después, hasta que conseguiste escapar y yo te encontré. –

    —¿Y dónde y cuándo me encontraste? –

    —Te encontré vagando por la carretera esta madrugada, cuando salí a correr para hacer mis ejercicios. –

    —Estamos en una reserva natural, no hay carreteras. –

    —Hay caminos transitables, que van desde los aparcamientos más abajo, hasta las zonas de acampada. Yo solo diré que te encontré en uno de ellos, y te hallé aturdida y medio desorientada. Así que tú tampoco recordarás mucho de cómo llegaste allí. –

    —Parece creíble. –

    —Les diré que te di algo de beber y comer, y que decidí con mis compañeros de viaje que te acercaríamos a la central de policía más cercana. –

    —¡Eh,Eh!, dijiste que me llevarías a la embajada española. – Evan sonrió.

    —Hablas español, Viky, no va a entenderte nadie, salvo yo. ¿Crees que van a dejarme ir fácilmente?, soy el único enlace que tienen contigo. Así que me quedaré a tu lado hasta que se libren de ti, una extranjera con un problema del que querrán librarse lo antes posible. –

    —Parecían más… –

    —¿Europeizados? –

    —Creo que esa puede ser la palabra. –

    —En este país las mujeres son maltratadas sistemáticamente, y no se hace gran cosa. El asunto cambia porque eres extranjera, y puedes provocar mucho revuelo internacional, pero créeme, cuando salgas de aquí, nadie moverá un dedo para descubrir qué te ocurrió realmente. Un poco de teatro, como que están haciendo algo, y eso será todo. –

    —¿Tú crees? .-

    —Puede que esté algo desactualizado, pero no me ha parecido que la cosa haya cambiado mucho en los últimos 20 años. –

    —Supongo que tú conoces toda esta sociedad mejor que yo. –

    —Bueno, ahora ya estamos en la embajada española, puede que nos remitan a Ankara o a Estambul, eso depende de la policía de Esmirna. Una vez que ya estés allí, yo tendré que desaparecer, pero estarás en buenas manos. –

    —¿Por qué? – que manía le había entrado a este hombre con desaparecer de mi vida cuando parecía que conectábamos de alguna manera. Como con los besos, solo tres, pero cada vez que lo hacíamos, estábamos condenados a separarnos. Una mala costumbre que tendría que mandar a paseo.

    —Porque no puedo quedarme contigo sin levantar sorpresas. – sí, podía entender eso.

    —Vale, pero volverás, ¿verdad? – él sonrió.

    —Con lo que me ha costado encontrarte, ¿crees que voy a desaparecer? –

    —Espero que no. – sus dedos se deslizaron por mi mejilla, hasta que su palma la acunó.

    —Me ofende que lo hayas siquiera dudado. – sus labios se adueñaron de mi boca, como si de esa manera quisiera expresar lo que no creía que no podía hacerme entender de otra manera.

    —Evan, tenemos que hablar. – esa era la voz de Arión desde el exterior de la tienda, recordándonos que aquel no era el lugar ni el momento para dejarnos llevar.

    —Ahora salgo. – dijo sin apartar sus ojos de mí. – Termina tu desayuno. – depositó un suave y rápido beso en mi boca, y después se largó. ¡Agh!, es que parecía una mala treta del destino.

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    1 Comment
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    1 Comment

  • Reply Yesenia 01/11/2019 at 7:44 PM

    Si hay amor

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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