Adrik
Alex parecía muy relajado recostado en su sillón, como si hablar de gastarse toda esa brutalidad de dinero en el proyecto de Avalon no le afectase en absoluto. Parecía como si estuviese planeando una tarde de sábado de cine y palomitas.
—Entonces, ¿crees que es viable? —Le preguntó a Drake.
—De la parte biológica tengo poca idea, pero si Avalon cree que encontrará la manera, estoy convencido de que lo hará. En cuanto a la tecnológica, es solo cuestión de trabajar en la miniaturización y afinar con las herramientas de sutura, algo en lo que ya estaba trabajando. Hemos avanzado mucho con los injertos de piel en quemados.
—¿Y en la parte de rentabilización?
—Bueno, solemos trabajar con seguros, aunque al principio fueron sujetos de prueba de los que no conseguimos beneficios económicos, aunque sí alcanzamos algo de prestigio con algunas publicaciones en revistas científicas. El valor de la empresa se cuadriplicó en el último año. He tenido muchas ofertas de inversionistas.
—Pero no has vendido ni has puesto a la venta acciones. —Drake sonrió ante esa información. Alex había hecho sus deberes antes de la entrevista.
—Mientras pueda tener el control de todo, me da igual lo que los demás valoren mi trabajo.
—Así que estás en ese punto en que tienes pocos ingresos. Apenas estás amortizando la inversión en investigación.
—Hay muchas maneras de conseguir ingresos sin recurrir a la financiación. Tú no sabes la de gente que ha pasado por nuestras manos pidiendo que eliminemos un agujero en una parte visible de su piel. La moda de los piercings en la nariz o en la boca dejó muchas secuelas que borrar.
—¿Tantos? —Preguntó sorprendido Alex.
—Más de los que piensas. Al final es todo cuestión de imagen. Es lo que más dinero da. Pero no solo borramos agujeros, también lunares, manchas, cicatrices… Las quemaduras nos dieron prestigio, el resto ingresos. Al final, la base es la misma, la única diferencia es el nivel de profundidad de capas de piel la que marca la diferencia.
—Así que la piel la tienes dominada.
—Seguimos en ello, hay que mejorar.
—Pero lo de la niña es mucho más.
—Estamos hablando de una estructura de soporte como es el cartílago de la nariz. Tiene diferentes densidades, y está unido a la piel que lo rodea. La estructura es más compleja. Así todo, lo complicado no solo es crear una nueva base, sino unirlas todas. Además de que el proceso sea lo menos traumático para el paciente. Todo ello requiere investigación, y sobre todo desarrollar métodos y materiales que puedan hacer el proceso rápido, standard y sobre todo más barato.
—¿De cuánto tiempo estamos hablando?
—Cuando se trata de ciencia de la salud siempre hay que hablar de años, más que nada porque hay que seguir las reglas de seguridad antes de llevar el proceso a personas reales. Piensa que muchos proyectos han tenido buenos resultados en test de laboratorio, pero luego fracasan en las pruebas en ratones, o con los sujetos de prueba.
—Ahora entiendo porqué las medicinas están tan caras. —Bufó Alex.
—¿Te lo has pensado mejor? —Pregunté a Alex.
—No me ha asustado, si es a lo que te refieres. Mi niña va a poner su nombre en la historia, va a hacer algo grande, lo sé. Y va a ser su padre el que ponga a su alcance todo lo que necesite, para que se centre en su trabajo, y no en buscar financiación para sus proyectos. —Solo con imaginar a Avalon atendiendo a inversores y filántropos, camelándoselos para conseguir unos miles de dólares… No quería ni pensar en lo que algunos pedirían a cambio por esa ayuda.
—Y porque acabarás amortizando tu inversión con una jugosa ganancia. —Le recordó Drake.
—Eso es un plus.
Un chasquido en el intercomunicador de la mesa de Alex le hizo estirar el brazo para contestar. Su secretario le informó de que su hija acababa de llegar. Alex le dijo que le hiciese pasar. Me giré en la silla para poder verla entrar sin que mi cuello sufriese.
—Veo que ya habéis empezado sin mí. —La mirada de Avalon se posó sobre mí como si me preguntase qué demonios hacía yo allí. Como si yo fuese a perderme algo que la incluyese a ella, ni de broma.
—Solo hemos tocado el asunto un poco por encima. El tema médico te lo dejo a ti, yo no tengo ni idea. —Alex dejó que su hija le diese un beso en la mejilla, incluso se puso en pie para ponérselo fácil.
—¿Y cómo está el asunto? ¿Vas a ampliar el presupuesto para investigación? —Ella ya tenía una generosa cuenta con la que sostener los gastos del laboratorio, pero el cambio que tenía que hacer incluía equipos muy caros. Solo un presupuesto muy grande podría soportar una inversión así.
—Estamos hablando de mucho dinero, Avalon. —La mirada de Alex en ese momento podría haber amedrentado a cualquiera, pero estaba claro que a su hija no.
—Sé que con mi tesis no has conseguido amortizar nada, pero ahora será distinto. No tendré que presentarle resultados a nadie, solo cumplir con las normas legales y nada más. Sé que es una inversión fuerte, pero al final podrás conseguir beneficios importantes. Con el hospital que estás montando aquí en la torre, y con el respaldo de mi investigación, podremos ponernos a la cabeza de las operaciones estéticas a este lado del país.
—¿Algo así como el Altare de las Vegas? —Alex no puso como referencia el hospital de la familia Vasiliev de forma casual, tenía una intención oculta detrás de ello, y si estaba aprendiendo a conocerle bien, estaba por apostar que era para estimular la ambición de Avalon. El Altare no solo tenía recursos, se había convertido en el hospital de referencia en la costa oeste, era el centro médico al que todos querían parecerse.
—Ve pensando en un nombre con fuerza, porque todos acabarán hablando de él. —Le retó Avalon. Ella sí que sabía cómo picar a su padre.
—¿Qué hay de malo en el hospital Bowman?
—Piensa en algo más grande que tú, papá. Como hicieron los Vasiliev. —Avalon me dio una mirada. —Altare no se parece a Vasiliev, ¿verdad?
—Para nada. —Convine con ella.
—Pues eso. Tú ponle un nombre bonito, de hacer que brille nos encargamos nosotros. —Avalon miró a su alrededor, buscando a la persona que faltaba. —Bueno, si sumamos a Bianca. Esto es una labor de equipo.
—Está bien. —Alex alzó las manos ligeramente. —De acuerdo. Confío en vosotros. Id a ver qué necesitáis, y yo me encargaré de las facturas.
—Genial. —Avalon se puso en pie. —No te arrepentirás de esto. —Cogió a Drake por el brazo y lo arrastró hacia la puerta. —Tienes que ver mi laboratorio. —mientras ellos se iban, me incliné hacia Alex.
—Eres un blando. —Le dije con una sonrisa.
—El dinero es para hacerte feliz a ti, y a los tuyos. Verla emocionada y sonriendo, para mí es suficiente. —No podía decirle que a mí eso también me bastaba.
Un mensaje llegó a mi teléfono, al abrirlo vi que era de Drake. No debía irme demasiado lejos, teníamos un asunto pendiente. No solo había viajado hasta aquí para hablar con Avalon sobre el asunto de Hana, eso era solo la excusa. Nosotros teníamos un tema mucho más… llamémoslo espinoso; la Reina Roja. Esa mujer era escurridiza y peligrosa, como un áspid egipcio. Encontrarla y destruirla, era la única opción que teníamos para estar a salvo.
Para mí el trabajo del día continuaba en mi oficina. Tenía que revisar toda la información que habían recolectado nuestros espías tecnológicos. Pero había tareas que solo podía desempeñarlas un hombre en el terreno de campo, y esa pieza era yo.
¿Qué habíamos descubierto? Que la Reina Roja seguía trabajando en su empresa más lucrativa, la prostitución de lujo. Tenía varias casas donde hombres ricos y poderosos iban a saciar sus mayores deseos sexuales. Ella les ofrecía cumplir con sus fantasías, y además les daba privacidad, lo más importante.
Mi misión era localizar las casas, asegurarme de que eran una base permanente, y rastrear el itinerario de la Reina Roja. Era demasiado precavida, lo suficiente como para no poder vincularle un teléfono personal.
Pero la parte difícil no era localizarla, era rastrear sus dominios sin levantar sospechas. Si me atrapaban, ya sabían quién era yo, y por consiguiente lo que estaba haciendo mi familia, y lo cerca que estábamos de atraparla. Tenía que evitar eso a toda costa, porque volvería a desaparecer, y esta vez cubriría mejor sus huellas. Teníamos una oportunidad de atraparla, y no debía ser yo quien lo estropeara.
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