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    Paula

    Capítulo 23 P

    05/04/2022

    Paula

    La camarera nos llevó hasta una mesa libre que había al fondo del pasillo superior. Desde allí podíamos ver cómo se divertía, bailando y bebiendo, la gente de la planta inferior. Era como estar en un palco de la ópera, solo que era uno enorme que circundaba toda la pista de baile y en el que había dispuestas mesas todo a lo largo de la baranda. En otro momento habría disfrutado de las vistas con más entusiasmo, cena y espectáculo, ¿quién no se lo pasaría bien?, pero tenía la cabeza saturada de preguntas y respuestas que estaba esperando salieran de mi boca, aunque había otras que me rondaban hacía mucho más tiempo y que no pensaba pronuncias en voz alta.

    Volví la vista hacia Jordan mientras se preocupaba de acomodarme en mi silla. Tenía que reconocer que el chico sabía tratar a una mujer, con caballerosidad quiero decir. Los modales no están reñidos con el empoderamiento femenino del que hacían gala las mujeres de hoy en día. No depender de un hombre para satisfacer mis necesidades o caprichos, por supuesto, pero ¿a quién no le gusta que le abran la puerta? ¿o que te ayuden a atravesar un enjambre de gente que no te facilita el llegar a tu destino?

    —Creí que habría más ruido. —Aunque la música retumbaba con estridencia en la parte inferior, donde estábamos nosotros parecía llegar como amortiguada. No tenía ni idea de qué habrían hecho para conseguirlo, ¿algo de feng shui para altavoces?

    —Un poco alto, pero no tendremos que hablar a gritos para oírnos. —Sí, ese era el plan, charlar durante la cena.

    Me senté frente a él, a mi derecha el balcón por el que veía a la gente de abajo, y a mi izquierda el pasillo por el que la gente pasaba para ir a sus mesas.

    —Tiene buenas vistas. —Tenía que reconocer que estar en las mesas del otro lado del pasillo, pegados a la pared, podía ser más íntimo, pero así al menos podía fingir que observaba algo interesante cuando me atascara con la conversación. Soy una persona de letras, me siento más cómoda cuando las palabras están sobre el papel. Y antes de que lo digan, los camareros no hablan mucho, y lo que hacen no es más que repetir un menú que otra persona ha preparado para los clientes. Pero ahora… Tampoco es que fuese a tener que improvisar mucho, pero no me sentía muy cómoda.

    —Espero que la comida sea igual de buena. —Jordan tomó el menú para revisarlo, yo hice lo mismo con el mío. Eran platos sencillos, lo que se espera encontrar en un lugar donde la gente viene a divertirse, no a tener una experiencia culinaria.

    Jordan decidió lo que iba a pedir antes que yo, seguramente porque estaba leyendo lo que había en la carta, yo solo fingía que lo hacía para no tener que mirarle.

    —Pareces alicaída. —Alcé la vista del menú para mirarle un segundo, aunque luego volví a apartarla.

    —Un día duro, solo eso. —Traté de quitarle importancia. No era mentira, no solo porque trabajar con resaca es una mierda, sino que se suponía que todavía seguía trabajando. Esto de ser una espía no tenía horarios.

    —Podíamos haberlo aplazado para otro día, es culpa mía. —Aquello me hizo mirarle con atención. ¿Realmente habría aplazado el sonsacarme información? Se supone que este tipo de gente quiere resultados de forma rápida.

    —No te preocupes, lo mejor para desconectar es darle a la cabeza un pequeño respiro. —Jordan me observó con atención durante un par de incómodos segundos. ¿Sospecharía algo?

    —Aquí será imposible que pienses en el trabajo. —Ya, si él supiera.

    —¿Qué vas a pedir? —Volví a revisar mi menú, tratando de encontrar algo que me sirviera para cenar esa noche.

    —Una hamburguesa. —Revisé la hamburguesa del menú. Algo un poco grasiento para cenar, pero… Mmmm

    —¿Estás seguro? No te imaginaba como vegano. —Un obrero de la construcción sí que cenaría algo calórico, pero una hamburguesa de tofu… Pues como que no me encajaba con… ¡Porras!, un obrero de la construcción no, pero sí podía encajar en un niño rico como era él realmente. Ese recordatorio me hizo enderezar la espalda.

    —Lo importante no es la comida, sino la compañía. —¿En serio me decía eso? Ahora sí que estaba claro que estaba ligando conmigo. Farsante, estafador… Pero me tragué las palabras y sonreí como una profesional.

    —¿Qué tal te ha ido los últimos días? ¿Mucho trabajo? —Tenía que dejarle fácil el tema al que quería llegar.

    —Lo normal. —Se encogió de hombros quitándole importancia. ¿Lo normal? Ya, yendo a comer con tu novia. —¿Y tú? Es evidente que te están desbordando de trabajo. —Mi turno.

    —Sí, digamos que he empezado fuerte. Pero es que el cliente es muy importante, tenemos que darle el mejor servicio.

    En aquel momento la camarera llegó para tomar nuestro pedido. Temí que la interrupción aplazara la conversación, pero Jordan estuvo atento y la continuó donde la habíamos dejado cuando la chica se fue con nuestra orden.

    —¿Por eso viajaste a Chicago? ¿Es alguien de allí? —Como si no lo supieras.

    —Sí. Es un hombre importante de negocios de la zona. Yo diría que si es algo grande, Alexander Bowman está metido en ello. —Esa era una de las respuestas que habíamos preparado.

    —Un pez gordo. —Añadió él comprendiendo.

    —Ya te digo. La mitad del trabajo del bufete es para sus asuntos. —El ceño de Jordan se arrugó ligeramente.

    —Es raro que pongan a trabajar al nuevo con un cliente tan importante. Eso dice mucho de tu valía. —A ver por donde salía de esta.

    —Necesitaban que alguien con mis aptitudes reforzase el equipo jurídico. —Creo que eso servía.

    —Me has intrigado. ¿Qué es exactamente lo que haces? —Podía responder con otra de las frases que repasé con Owen.

    —El señor Bowman es muy exigente con lo que quiere, y no es de los que cede con facilidad. Le gusta que las cosas se hagan como él pide, así que mi misión es escarbar entre la normativa vigente para darle lo que desea. —Jordan asintió mientras analizaba lo que había dicho.

    —Así que retuerces la ley hasta hacerla encajar en lo que quiere conseguir.

    —Más o menos es lo que he dicho. —Soy abogado, nunca diría de forma directa lo que se puede retorcer para convertirlo en otra cosa, al menos con asuntos de trabajo.

    —Suena a un tipo exigente que siempre se sale con la suya. —Ese era Alex Bowman.

    —Así es.

    —¿Y qué tal te fue? ¿Lo conseguiste? —Este era el punto importante al que debía llegar.

    —Yo diría que sí, pero con él uno nunca está seguro. Un día llega y te cambia los parámetros.

    —Y tienes que volver a empezar. —dedujo rápidamente Jordan.

    —Es mi trabajo, darle al cliente lo que quiere.

    —¿Y cuando sabrás que el asunto que tiene ahora entre manos ya está cerrado? Lo digo porque parece que va a consumirte todas tus fuerzas como sigas a este ritmo. —La pregunta la esperaba, la justificación que vino después, no.

    —De momento parece que el arquitecto le ha dado lo que quería. Yo solo tuve que buscar la normativa en la que poder encajar las especificaciones del edificio y sus fines.

    —Así que… Si de repente el proyecto cambiase, tendrías que volver a repetir todo otra vez.

    —Supongo que sí, pero al tío Mo y a mi no nos asusta el trabajo si es por contentar a un cliente como el señor Bowman. —Otra vez ese fruncimiento de ceño.

    —No sabía que el señor Lehao… el arquitecto, fuese tu tío. —Me encogí de hombros, a esta altura ya tendría que saber mucho sobre él.

    —No es mi tío, tío. Pero es amigo de la familia desde mucho antes de que yo naciera, así que llamarle tío para mí es algo normal. —Jordan volvió analizar aquella información en su cabeza.

    —Vaya, no imaginaba que le conocieras hace tanto tiempo.

    —Sí, él trabajó como guardia de seguridad en el hospital en el que trabaja mi madre. —Aquello le hizo alzar las cejas.

    —Vaya, nunca lo habría imaginado.

    —La vida da muchas vueltas, al final uno no sabe dónde va a terminar, ni con quién va a tropezarse. —Creo que esa última parte de la frase me salió con un tono un poco más afilado.

    —Lo sé, en mis planes tampoco estaba el meter las manos entre tuberías. —Estaba a punto de decirle algo sobre eso, cuando llegó nuestra comida.

    —Aquí está su pedido, que aproveche.

    —La camarera depositó los platos frente a nosotros.

    —Gracias. —dijimos los dos al unísono.

    —Estoy muerto de hambre. —Jordan atacó su hamburguesa. Al parecer, ya tenía suficiente con lo que le había dicho.

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    1 Comment

  • Reply Katiuska 28/04/2022 at 5:52 AM

    Joder Jordan lo que te espera por jugar con Pau

  • Leave a Reply Cancel Reply

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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