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    Soy Agua

    Capítulo 22 SA

    26 octubre, 2019

    El mundo de los espíritus, el mundo en el que residen las almas de los seres humanos, podemos llamarlos cielo o infierno… eso depende de lo que cada uno cree a su alrededor, al mundo que invoque su alma, es diferente para un humano que para un elemental. Lo percibí en el mismo instante que atravesé el muro que separaba ambos mundos. Aunque sentía la seguridad que me aportaba el estar sujeta a Tántalo, podía percibir a los seres que deambulaban en aquel lugar, su necesidad de alcanzarme para tomar de mi … ¿mi luz?

    —Tranquila, estamos aquí para protegerte. – busqué a Evan, pero no podía verlo bien. Su cuerpo parecía sumergido en aguas turbias, nada que ver con la cristalina percepción de entremundos. Intenté alcanzarlo, tomar su mano para aferrarme a ella de la misma manera a como lo hacía con la mano de mi abuelo, pero no conseguía tocarle. Era… era como si mi cuerpo hubiese perdido forma, era… etérea.

    —¡Evan! – le llamé desesperada. Él se giró hacia mí, pero algo no parecía ir bien.

    —Tranquila, pequeña. Aquí no eres más que un ser de luz brillante y cegadora. No puede oírte, no puede ver tu rostro, pero sabe que estás aquí, puede sentir tu calor, tu luz.

    —Me ha llamado. – interrumpió Evan. – Lo he percibido. – aquello extrañó a Tántalo, que volvió su atención hacia mí.

    —No tendría que extrañarme. Al fin y al cabo, vosotros dos no estáis haciendo nada como debería hacerse. – intentó justificarnos.

    —¿Lo dices porque un alma no puede estar aquí junto con su cuerpo humano? – le dije.

    —No es el primer humano que lo hace, Heracles, Odiseo, Eneas… incluso algún mago como Orfeo pasó por aquí y regresó.

    —¿Entonces? – quise saber.

    —Yo… percibí su magia nada más entrar aquí, era tan… familiar, y tan diferente a todas las que he percibido antes… Cuando vi sus ojos supe por qué, había sido bendecido con el beso de la vida, solo un brujo puede hacer eso. –

    —¿Por eso lo llevaste hasta el entremundos? –

    —Digamos que él estaba perdido en cuanto al lugar donde debía buscarte, y no lo habría conseguido sin mi ayuda. –

    —Esa no es una razón para ayudar a un desconocido, aunque tenga magia en su interior. – Tántalo sonrió triste.

    —No, y menos alguien como yo. –

    —¿Qué quieres decir? – sus ojos se abrieron sorprendidos.

    —¿No te han hablado de mí tus padres? – negué con la cabeza, y luego respondí verbalmente, porque si era una figura de luz, probablemente no habría visto ese gesto.

    —No. –

    —No me extraña. – permaneció unos segundos en silencio, como sopesando el continuar, pero finalmente lo hizo. – en todas las familias hay una oveja negra, y a mí me tocó ser la de la nuestra.

    —¿Por eso estás aquí en vez de en entremundos? –

    —Chica lista. –

    —¿No vas a contármelo? – ahora que había abierto la caja de Pandora, tenía que mirar dentro.

    —Hice lo que un brujo no debe hacer, ataqué a mis semejantes para robarles la magia que poseían. Cometí atrocidades contra aquellos que se cruzaron en mi camino, y por eso fui juzgado y condenado. Por eso estoy aquí, despojado de mi magia, sin posibilidad de entrar jamás en el entremundos. Estoy condenado a vagar por este mundo hasta que expíe mi culpa, sin posibilidad de avanzar más allá. – no lo decía con orgullo, sino con pesar, como si desde un principio supiera que aquello que hizo estaba mal.

    —¿Y por qué lo hiciste?, habría una poderosa razón, supongo. – ah, mi afán de saber. No podía quedarme con media respuesta.

    —¿Has oído alguna vez la expresión “somos humanos y cometemos errores”? –

    —Sí, claro –

    —Pues por muy brujos que seamos, nuestra parte humana es la que domina nuestras acciones. Y yo cometí el mayor error que se le puede atribuir a un hombre. Yo me enamoré de la mujer de mi hijo. – ¡Ah, porras!, ahí sí que no debía preguntar más, la historia se contaba sola.

    —Eso suena a complicado. – ¿qué otra cosa podía decir que no hubiese escuchado ya? Miré hacia Evan, que parecía avanzar ajeno a nuestra conversación.

    —Tranquila, él no puede escucharnos. –

    —¿Por qué somos seres mágicos? – él sonrió.

    —Algo así. – entonces, una extraña idea sacudió mi cabeza.

    —Espera. A ti te despojaron de tu magia, por eso no has podido entrar al entremundos hasta que Evan llegó y de alguna manera utilizaste su magia para llegar a mí. –

    —Eso es correcto. – su ceño estaba fruncido, como si esperase algo más pero no supiera el qué.

    —Yo entregué mi magia para salvar la vida de Evan, ¿cómo llegué entonces al entremundos? – Tántalo volvió a sonreír con tristeza.

    —Porque le entregaste tu esencia vital, la fuerza que te mantenía viva, la magia que te hacía especial. Pero el auténtico poder de un mago elemental como tú, viene de los elementos, y estos pertenecen al planeta. No puedes entregar algo que no te pertenece, solo lo usas. Lo que te hace especial, a parte de lo que llevas dentro, es el don de manipular los elementos. Eso pequeña mía, es lo que define a todo brujo o bruja. –

    —¿Y cómo consiguieron quitarte eso a ti? –

    —Digamos que crearon un cerrojo para impedir que yo pudiese utilizar mi elemento. –

    —Ah. – eso tenía sentido. Pero había algo más que…

    —Sé que te preguntas cómo conseguimos llegar hasta ti. Evan no sabía dónde buscarte, y yo no podía llevarle a su destino. –

    —Entonces, ¿Cómo disteis conmigo?, ¿cómo atravesasteis el muro de entremundos? –

    —Una manera sectilla de explicarlo, sería decirte que él tenía la llave, pero desconocía dónde estaba la puerta. Por el contrario, yo siempre he sabido dónde estaba la puerta, pero carecía de esa llave. – una manera curiosa de explicarlo, pero servía.

    —¿Si yo puedo reencarnarme de nuevo en un cuerpo humano?, ¿por qué no puedes hacerlo tú? – aquella sonrisa triste volvió a aparecer en su rostro.

    —Quizás algún día, cuando cumpla mi condena. –

    —¿Y cuándo será eso? – sus ojos me miraron afligidos, como si un dolor eterno lo acompañara.

    —Todavía no.  Hemos llegado. – alcé la vista para encontrar un muro invisible, al que una intensa luz atravesaba desde el otro lado.

    —¿Solo tengo que pasar al otro lado y ya está? – pregunté. Evan me observaba ansioso, como si temiera que mi decisión de acompañarle estuviese aún en el aire. Tendió la mano hacia mí, instándome a que la tomara y pasara al otro lado con él.

    —Deberéis atravesar la puerta, pero una vez dentro, vuestros caminos se separarán. Él retornará al vórtice mágico que le ha traído hasta aquí, tú pasarás a un lugar diferente. –

    —¿Qué lugar? –

    —No sé cómo es, tan solo sé que serás entregada a un nuevo cuerpo. Volverás a nacer. –

    —Pero así no recordaré nada de esto. –

    —No. Tendrás una vida nueva, te enriquecerás con nuevas experiencias. Tu alma tendrá una nueva existencia. –

    —No quiero olvidaros, a ninguno. –

    —No se pueden cambiar las reglas, pequeña. –

    —Pero ¿Y si no vuelvo a verle después? Su viaje para recuperarme no habrá servido de nada. – sentí el contacto fresco de la mano de Evan sobre la mía, su cuerpo pegándose tanto a mi forma como él podía soportar. Era doloroso, podía escuchar el chisporroteo de sus células protestando por aquella quemazón.

    —Da igual donde te lleve el destino. Te encontraré. – Susurró para mi Evan.

    —Créele. Aún no puedo comprender el tipo de conexión que os une, es algo… que se escapa a mi entendimiento. Pero estoy seguro que lo hará. Volveréis a estar juntos. – volví el rostro hacia Evan para sentir como sus labios se pegaban a mi frente.

    —Te encontraré. –  prometió sobre mi piel, o luz, no sé lo que él podía percibir de mí.

    —Buen viaje. – sentí un tirón, o empujón, no sabría decirlo. El caso, es que Evan y yo fuimos engullidos, mientras él me sostenía fuerte para no perderme. No sabía ni dónde, ni como regresaría al mundo mortal, al mundo de los seres vivos, pero sí tenía claro una cosa, el cumpliría su promesa.

    —Te encontraré. – aquellas palabras serían mi guía, serían mi esperanza.

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    2 Comments
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    2 Comments

  • Reply Rosa 26 octubre, 2019 at 7:15 pm

    Y te encontró

  • Reply Yesenia 28 octubre, 2019 at 6:14 pm

    genial! me encanto

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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