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    Universitas

    Capítulo 2 U

    14/02/2020

    Andrey

    No es que estuviese demasiado contento con regresar a la universidad, pero debía hacerlo. No hacía más que pensar en que mi sitio estaba al lado de papá, de sus hombres, no solo recuperando lo que nos habían quitado, sino devolviendo aquel golpe. Pero como dijo él, un hombre puede hacer la diferencia, pero había que ver todo el conjunto para saber dónde cuándo. Que yo estuviera en Las Vegas en aquel momento no iba a apreciarse realmente, que yo cumpliera con mis obligaciones estudiantiles y regresara con mi título de abogado, sí que sería un buen golpe contra nuestros adversarios. Papá siempre miraba más allá del ahora, y por eso había llegado al lugar en el que estaba. Anticiparse, prepararse y golpear con fuerza, un buen método para ganar.

    Regresé el mismo domingo por la tarde, pero una vez que dejé mis cosas en la habitación, la excitación que todavía recorría mi cuerpo no me dejaba estar tranquilo. Así que hice lo único que se me ocurrió. Solo hay una cosa que puede tranquilizar y relajar mi cuerpo, bueno, dos, pero en ese momento necesitaba urgentemente la menos complicada de alcanzar. ¿Sexo?, no tenía tiempo de ponerme a seducir a una chica, así que solo me quedaba la otra, una buena pelea. ¿Por qué es la más fácil de las dos? Porque el ruso es la estrella, todos quieren pelear contra el ruso, y eso mueve mucho dinero.

    Solía pelear los viernes, tal vez algún sábado, pero seguro que si llamaba al gordo encontraría una pelea para mí en domingo. Lo primero que una persona como yo tiene que hacer, es comprarse un teléfono de prepago para este tipo de cosas, uno que no pudiesen relacionar con el de mi padre. Cuando iba a las peleas, llevaba encima el llamémoslo teléfono desechable, si las cosas se complicaban, solo tenía que deshacerme de él, y comprar otro. En él solo estaban los teléfonos del gordo y de Tommy. ¿Qué quién era este?, la persona que me ponía en contacto con mi otra vía de ingresos, las partidas de póquer. Ambas actividades eran ilegales, y no debía de dejar rastro en ninguna de ellas. Si pillaban a Tommy y el gordo, si quería desaparecer de su radar, solo tenía que enviar bien lejos mi teléfono prepago, o al menos la tarjeta.

    —Hey, ¿cómo está mi chico dorado? —Sí, esa era su forma de saludar.

    —Necesito soltarme un poco, ¿tienes algo para mí? —Eso lo mantenía un poco desconcertado, nada de necesito pasta, solo quiero dar unos golpes. Y era así, el dinero no era lo más importante, sino el endurecerme, el prepararme para una auténtica pelea callejera, donde perder significaba acabar con el cuello roto, una cuchillada en el estómago o algo parecido. Nada como las peleas en el circuito ilegal para aprender todos los trucos sucios de los bajos fondos.

    —Déjame que eche un vistazo…—Escuché como pasaba las hojas de su libreta. No se apartaba de ella, siempre la llevaba en su bolsillo. —Tengo un chico del Este, solo lleva un par de peleas, pero es un tipo duro, como los que a ti te gustan. —A buen entendedor pocas palabras bastan, es decir, que era un recién llegado y joven. Habría poco dinero en juego, pero en ese momento me daba igual el dinero, lo que quería era soltar tensión. ¿Sentir lástima por el pobre chico? Él sabía dónde se metía. Le mostraría que en este deporte no había nada fácil, y con un poco de suerte no volvería a pelear. La lucha del underground no era para todo el mundo.

    —De acuerdo. ¿Dónde y cuándo? —Escribí la dirección y la hora en un papel, y después cerré la comunicación. Tenía el tiempo justo para cambiarme, coger el coche y presentarme allí para calentar antes de la pelea.

    Puede que fuera un luchador experto, puede que fuese un Vasiliev, pero nada de eso serviría si las cosas no iban como quería, por eso siempre hay que llevar un refuerzo, una persona que vigile cuando tú no puedes, que te ayude si estás herido. En este mundo cualquiera puede convertirse en un buitre carroñero si le das la espalda, y ya sabemos que esos bichos no esperan a que estés muerto para saltar sobre ti y despedazar tu cuerpo. Por eso cogí mi otro teléfono y marqué el número de Martin.

    Hasta el momento no me había fallado, seguramente porque yo era una buena manera de llevarse unos dólares fáciles. La nuestra era una relación provechosa para ambos, como la de ese pájaro que limpia los dientes de los cocodrilos. Yo le llamaba cuando tenía una pelea para que me acompañara, y él me conseguía un asiento cuando iba a una partida de póquer. Al principio solo era porque tener a un luchador de colega evitaba que los tipos peligrosos te sacudieran para quitarte el dinero. Después, se dio cuenta de que era bueno, así que, cuando la partida era de las buenas, formábamos equipo. A veces ganaba él, la mayoría yo, y el que se llevaba la bolsa compartía una parte con el otro.

    Él era un tipo de esos que controlaba las cartas, calculaba lo que podía tener cada uno. Mi método era otro. Vale, más o menos podías saber lo que podían o no tener en su mano el resto de jugadores, pero solo tenía que mirarlos para descubrir su mano. Era bueno leyendo los tics, los gestos involuntarios, pero sobre todo era mucho mejor ocultando los míos. Martin me llamaba “el hombre de piedra”. Cogí mi teléfono “bueno” y marqué su número, nada de tenerlo grabado en la agenda, así era más seguro.

    —Hey. —Esa era su manera de saludar.

    —¿Te apetece dar una vuelta? —Esa era nuestra clave. El que tenía plan, se llevaba al otro. Podía sorprenderle el que le llamara un domingo, pero no dijo nada al respecto. El dinero es dinero, da igual cuando venga.

    —Claro, ¿te recojo en 15? —Martin no tenía coche, sino una moto de esas ruidosas, pero no iríamos en ella hasta el lugar de la pelea. Cuando sales todo magullado, lo que quieres es comodidad, no ir agarrado a la cintura de un tipo para no perder la vida en uno de esos baches en el asfalto. Él dejaría su “burra”, como la llamaba, cerca de mi edificio, y yo conduciría hasta el lugar de la pelea. A la vuelta él conduciría si yo prefería no hacerlo, me acompañaría a mi habitación si lo necesitaba, y después se largaría con su pequeña. Lo de acompañarme a la cama no lo había hecho casi nunca, pero no estaba de más llevarle por si acaso.

    —Intenta que sean 10. —Escuché crujir el viejo sofá del que se estaba levantando. Seguro que quería terminar el asunto que tenía entre manos, llamémoslo chica, llamémoslo partido en la televisión, o simplemente la cerveza que tenía en la mano. En eso éramos diferentes, aunque supongo que si el que te llamaba era Yuri Vasiliev, cualquiera levantaría su culo como si hubiesen prendido fuego a tu asiento.

    —Vale, ya estoy en marcha. —Cerré la comunicación y empecé a buscar mi equipo para meter en mi bolsa de deporte. Me pondría ropa cómoda, unas deportivas por si había que correr, y listo. Estaría listo antes de esos 10 minutos.

    No era la primera vez que iba a aquel local, así que sabía por donde tenía que entrar hasta llegar al vestuario, y dónde estacionar el coche para salir rápido si fuese necesario. Martin me siguió feliz al interior, con las manos en los bolsillos del pantalón, como el que llega a un bar de copas a tomar unas cervezas con los amigos.

    Uno de los tipos del gordo me señaló el vestuario que me tocaría ocupar en esta ocasión. No es que hubiese demasiado espacio, así que nos metían a todos los luchadores en dos habitaciones separadas, así evitaban que los contrincantes se vieran antes de la pelea. Hoy éramos tres en mi habitación, así que suponía que habría tres peleas. Me tocó el segundo turno, algo predecible, porque las que mandaban eran las apuestas, y uno no pone a un luchador estrella el último. La gente se reservaría su dinero para el final. Y tampoco lo pondría el primero, porque la gente se iría después de su pelea, con los bolsillos llenos o vacíos.

    —Ruso, tu turno. —Asentí con la cabeza y me dirigí hacia la puerta, era mi momento. Había mantenido mis ganas de golpear a raya hasta ese instante, ya era hora de liberarlas.

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    10 Comments

  • Reply Valeria 14/02/2020 at 7:00 PM

    Será aquí que conoce a Alex, será su contrincante? 🤔

  • Reply Dana 14/02/2020 at 7:02 PM

    🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰 siempre intensos, como me gustaría conocer un ruso como ellos jajajaja ok me loqueo

  • Reply Carina Chocón 14/02/2020 at 8:06 PM

    Yo pienso que aquí es donde se conocen con Alex…

    • Reply Tama 27/04/2020 at 12:14 AM

      Aquí es donde conoce a mi hermoso Álex, imagino que si.

  • Reply Breen 14/02/2020 at 8:58 PM

    Todas poniendo lo de alex y mi pensamiento desde q leí pelea era que iba a conocer a Alex así jajaj

  • Reply Isabel 15/02/2020 at 2:33 AM

    Cuando lei la parte donde le describe a su contrincante pense en Alex😍 me encantan estos hombres mi crush es Andrey, yo empece la saga desde el primer libro pero Andre me enloquecio😍

  • Reply Ruth 15/02/2020 at 4:41 PM

    Quien me refresca la memoria y me dice quien es Alex porfa jejeje

    • Reply Tama 27/04/2020 at 12:18 AM

      Álex Bowman es el mejor amigo de Andrey si no recuerdo mal, y nuestro hermoso chico de Chicago súper aliado de nuestros Vasiliev.

  • Reply Emile 15/02/2020 at 11:17 PM

    Ohhhh alex seras tu?

  • Reply MARISA 16/02/2020 at 12:38 AM

    Apareció Alex Bowman!!!!

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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