Gabi
En clase no me centré mucho, estuve un poco dispersa. En mi cuaderno no hacía más que escribir las preguntas que tenía que hacer a Gloria. No quería parecer una desesperada, sobre todo porque con la familia ya estaba cansada de escuchar que no tenía nada que hacer. Se suponía que me querían y todo eso, eran mi familia, pero se empeñaban en darle el triunfo a Tasha en vez de a mí. Vale, los padres de Drake vivían en Las Vegas, tenía muchos vínculos con esa ciudad, pero también los tenía con Miami. Mientras Nika estuvo estudiando aquí, él pasaba por aquí con mucha frecuencia.
Además, esa niñata había desaparecido, lo había dejado tirado como un chicle usado, sin una justificación, sin un buen motivo, nada. Y no fue una semana, un mes. Fueron años. Yo nunca le hubiese tratado así. Si quieres a una persona no le haces eso. Pero el idiota había corrido a ella en cuanto volvió a asomar la cabeza, como si nada hubiese ocurrido.
No tengo ni idea de qué le ha dado esa rusa paliducha, pero tiene que ser un trozo de paraíso para tenerlo así de pillado por las pelotas. Pero yo también podía atraparlo, solo necesitaba una oportunidad para demostrarle que yo podía darle lo mismo, puede que algo mejor.
Cuando llegó la hora del almuerzo, salí de clase como si la silla quemase. Busqué un lugar tranquilo, apartado del resto de la gente, e hice la llamada. Mi corazón latía desaforado, pero intenté tranquilizarme. Tenía que parecer solo una organizadora de eventos profesional. Esta no sería más que otra boda, aunque con un miembro de la familia en el altar. Y con él como invitado, o eso esperaba.
—Estoy contigo. —Sonaba como si Gloria acabase de sentarse, o de terminar algo. Ya saben, por ese aire que se suelta cuando te liberas.
—Bien. ¿Quieres que lo hagamos de forma profesional o en plan familia? —Pareció pensarlo por unos segundos.
—¿Qué te parece si lo hacemos como si fuera algo profesional, pero a precio de familia? —Gloria siempre iba directa al grano.
—Mis honorarios te los regalo. La familia seguramente querrá colaborar, pero algunas cosas habrá que pagarlas.
—Me parece perfecto.
—Entonces empecemos.
—Dispara.
—¿Cuántos invitados van a ser? —Las dudas mejor resolverlas cuanto antes.
—Pues de la familia de Miami no podemos dejar a nadie fuera, pero solo los más allegados, así que ve sumando. —Ya me imaginaba.
—Bien, eso es fácil. ¿Alguien más? — Mis dedos estaban apretando con fuerza el bolígrafo, esperando esa respuesta.
—De la familia de Kai solo vienen sus padres y su hermano. —Mis dientes se apretaron, porque parecía que no llegábamos a la parte que me mantenía en tensión.
—Poca familia.
—Sí, bueno, es una historia muy larga que te contaré otro día. —Tenía que darle algo, una cuerda de la que tirar.
—¿Quizás algún amigo que pueda engordar la parte del novio? —Había escuchado que trabajaban en la misma empresa, la que dirigían Drake, Nika y claro, Tasha no podía estar lejos.
—Drake y Tasha. —Al escuchar el primer nombre mi corazón voló, pero con el segundo recibí una bofetada. Aunque claro, era algo que esperaba. Ella nunca le dejaría ir solo a una fiesta. Ya se sabe, alcohol, descontrol, chicas… y si era Castillo, estaría yo.
—¿Alguien más de Las Vegas? —No quería que la rusa se trajera a más apoyo por su parte, ya tenía bastante con luchar contra aquellos de mi familia que se habían puesto de su lado.
—Esta vez no, es algo íntimo. No quiero que se me vaya de presupuesto, porque tenemos pensado ir a Japón de vacaciones. Ya sabes, para conocer al resto de la familia de por allí. —¡Ja!, ¿con la familia Castillo involucrada?, ni de broma, pero de eso ya se daría cuenta ella solita.
Pero la entendía, nosotros no éramos como los Vasiliev o los Bowman. No es que estuviésemos en la indigencia, pero era imposible alcanzar su poder adquisitivo. Otro punto más a mi favor, la familia de Drake se parecía más a la mía. El dinero podría deslumbrarle, pero tarde o temprano esas diferencias creaban roces en la pareja. Y lo siento por Bruno, pero ya se iría dando cuenta de que se había metido en un agujero demasiado grande. Nika era buena chica, dulce y amable, pero no dejaba de ser una niña rica. Si quería viajar a Miami, a Las Vegas, incluso a París, solo tenía que levantar el teléfono y decirle al piloto de su avión que preparase el plan de vuelo.
¿Sueno resentida? No, soy realista. En mi trabajo estoy cansada de ver lo que ocurre con la gente rica. Nos ven como simples sirvientes, que cumpliremos con sus deseos por unos cuantos dólares de los que a ellos les sobran. Puedes jugar en los barrios bajos, pero nunca te quedarás a vivir. Los Vasiliev, los Bowman, eran buena gente, pero estaba claro que no eran como nosotros. Aunque nos mezclábamos en las fiestas, yo sabía que ellos regresarían a su vida de ricos, que esto no era más que una especie de descanso de sus vidas. Para nosotros era otro tipo de descanso, algo como “necesito escapar de la rutina y del trabajo del que estoy cansado” No nos engañemos, si nos toca la lotería, ninguno de nosotros volvería a madrugar para ir a trabajar.
¿Por qué trabajan ellos? Porque los ricos siempre quieren más, porque necesitan llenar sus vidas con algo que les dé emoción, porque necesitan demostrar que son mejores, y que sus trabajos les repercuten honorarios más grandes que los nuestros.
¿Odiarles? No a ellos, pero sí lo que representan. Aunque a Tasha… Digamos que nunca me ha caído bien. Esa niña rica siempre ha tenido todo lo que ha querido, está acostumbrada a dirigir y organizar a los demás a su antojo, como si fuésemos sus criados. Y además, se creía con el derecho de llegar y ponerse la corona de reina porque sí. Cuando ella no estaba, ese puesto era mío. Yo era la líder de este grupo, todos bailaban al son que yo marcaba. Vale, puede que por eso la tenga algo de tirria, lo reconozco, y luego lo de Drake tampoco ha hecho nada por mejorarlo.
—Vale. Del catering y la tarta me encargo yo.
—Algo rico pero baratito. Es solo una cena. —Esta mujer no sabía dónde se había metido.
—En las cenas se come poco, pero después se bebe mucho. Y el alcohol es caro. —Escuché un gemidito al otro lado.
—Me vas a matar. —Era mi prima, tenía que darle algo.
—¿Qué te parece si les digo a los de la familia que se encarguen de la fiesta de después? Seguro que traen todo lo necesario.
—¿Cómo si fuese una fiesta como las de siempre?
—Sí, solo que con una chica vestida de novia. ¿Qué te parece?
—Que me gusta. ¿Te encargas tú de avisar?
—No te preocupes. ¿Y la despedida de soltera?
—Habla con mi hermana. Creo que ella ya está encargándose de eso. —Eso me gustaba más. Prefería a Camila antes que a Cari. No sé qué les pasa a las mujeres cuando pasan de los 50, parece que tiene que experimentar todo lo que se han perdido de jóvenes, y parecen perras en celo, al menos la prima Cari. ¿Tendría algo que ver con su divorcio? ¿Qué se creen?, los hombres no son los único que quieren probar platos refinados, después de haber estado toda su vida comiendo comida casera.
—Lo haré. ¿Cuándo llegáis? —Tenía que hacer muchas cosas antes de encontrarme de nuevo frente a frente con Drake. Ropa, pelo, maquillaje. Tenía que estar deslumbrante.
—El jueves a primera hora de la tarde. —Eso era demasiado justo. Una cosa es darle una imagen brillante de día, y otra estar preparada para una despedida de soltera de noche. Ya saben, la ropa, el maquillaje…. Todo cambia.
—¿No podría ser antes? No tendrás tiempo de recuperarte del viaje para la fiesta.
—Lo siento. Los padres de Kai llegan hoy desde Japón, y tenemos pensado enseñarles algo de Las Vegas antes de volver a meterlos en un avión. Necesitan estirar las piernas antes de meterlos en una caja con alas durante otras tantas horas. –Tenía que conformarme con lo que había.
—Vale, mándame los horarios de llegada y el vuelo. —Mis dedos estaban cruzados, esperando que me dijera que todos viajaban en el avión Vasiliev. Si Tasha y Nika venían, los Vasiliev habrían puesto el avión privado a su disposición. Como he dicho, cosas de ricos.
—Nika se encarga de eso, le diré que te lo envíe. —Casi doy un saltito de alegría.
—Perfecto. Nos vemos entonces el jueves. Y estate tranquila, yo me encargo de todo, será una boda preciosa.
—Gracias.
Me tomé un tiempo para organizar las ideas de mi cabeza. Era martes. Quizás Gloria estaba tan ocupada porque sus suegros llegaban hoy. Bien, pues yo tenía dos días para organizar una boda al más puro estilo Castillo, y además, para prepararme para atacar. Drake necesitaba ver en la mujer en que me había convertido, necesitaba sopesar lo que ella podía ofrecerle y lo que podía darle yo. Y si no tenía suficiente, quizás podría llevármelo a un lugar oscuro para darle una buena muestra de lo que podía ganar si me escogía.
No suelo ser una chica fácil, no me acuesto con cualquiera. Pero por Drake estaba dispuesta a hacer cualquier cosa. Siempre había estado enamorada de él, y antes de perderlo, tenía que jugar todas mis cartas.
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