Avalon
¿Adopción? Todavía no podía creerlo. Les dejo unos minutos solos y deciden adoptar a un bebé. Y no podía ser uno cualquiera, tenía que ser una niña a la que una alimaña le había arrancado la nariz a mordiscos. Pero los entendía. Era ver a la pequeña y el corazón encogerse hasta la mitad de su tamaño. Delgaducha, sin fuerzas ni siquiera para llorar, y por supuesto, esa fea herida en su rostro. Tenía todas las papeletas para morir antes de alcanzar los dos años, y si lo hacía… no quería pensar en ello.
Pensándolo bien, que Bianca y Santi la adoptasen era lo mejor que podía pasarle a esa pequeña. Hana, la pequeña Hana iba a tener suerte. Que Bianca no pudiese escapar de aquella situación la entendía, era una mujer con un corazón de oro, no podía ver sufrir a nadie sin intentar ayudarlo. Y Santi… Bueno, él haría lo que fuera por hacer feliz a Bianca, aunque eso significase hacerse cargo de una responsabilidad como aquella. Si no tenían suficiente con tener un bebé en camino, ahora querían tener otro. Bueno, al menos con esta no tendría que soportar otro embarazo.
Como cabía de esperar, les pregunté si estaban seguros de ello, pero no me hizo falta escuchar su respuesta para saber que irían hasta el final. ¿Qué iba a hacer yo al respecto? Pues ayudarles en lo que pudiese. No me gusta pedir ayuda, y mucho menos a mi padre, pero la situación me superaba y de verdad deseaba conseguir echarles una mano, así que cedí, y mandé de paseo a mi regla de “no pedir ayuda a papá” y me preparé para hacer esa llamada. Si no recordaba mal, el tío Connor y mi padre tenían una empresa de importación que traía medicamentos y otros suministros farmacológicos desde la India. No era su zona, pero quizás podría encontrar algún hilo del que tirar. Papá es papá, un hombre de recursos. Aunque… Me mordí el labio mientras cuando mi cerebro me mostró otra posible vía; Adrik.
Si le pedía ayuda a él no sería como servirme de mi apellido para conseguir mis objetivos, sino que sería como pedirle esa ayuda a un amigo. El que su familia tuviese muchos recursos era un plus del que él se serviría como apoyo para cumplir con mi petición. Miré mi reloj, eran las doce y media de la noche en Chicago. ¿Estaría despierto? Probablemente no, porque era un hombre que a las 7 de la mañana ya estaba en movimiento. Así que recurrí a su mismo método, le envié un mensaje. Si estaba dormido, lo vería cuando despertase.
—Cuando despiertes, llámame. —Esperé tres segundos, como si la respuesta fuese a llegar de inmediato, pero no fue así. Fui a guardar mi teléfono, cuando entró una llamada. Era él.
—¿Ocurre algo? —Su voz estaba somnolienta, lo que me hizo sentir mal.
—Siento haberte despertado.
—Eso ya no tiene solución. ¿Y bien?
—Bianca y Santi quieren adoptar un bebé aquí en Seúl. —Escuché un crujido al otro lado de la línea. Adrik probablemente se había sentado en la cama.
—¿Qué?
—Han visto una bebé en el hospital que han abandonado, y han decidido adoptarla. Sé que estoy pidiendo un imposible, pero… ¿Se podría hacer algo desde Estados Unidos? Lo sé, es algo muy loco, pero…—no pude continuar.
—Y precipitado.
—Lo sé, pero tú no los has visto. La niña está… No es una enfermedad, es más bien una pequeña mutilación. Algún roedor le arrancó la nariz y…—no podía seguir hablando.
—De acuerdo. Te diré lo que vamos a hacer. Hay alguien que estará despierto a estas horas y que podría ayudarnos, al menos con los primeros pasos. De momento ve enviándome toda la información que puedas sobre la niña; nombre, edad, el lugar donde se encuentra… Todo ese tipo de cosas. Y una foto estaría bien. Cuando lo tengas me lo envías y se lo remitiré. Ella sabrá qué hacer. —Ella. No me gustó en que Adrik pensase en otra chica, pero si podía ayudarnos esta vez lo pasaría por alto.
—De acuerdo. Enseguida te lo envío todo.
—Lo esperaré.
—Y Adrik, gracias.
—Todavía no he hecho nada.
—Pero sé que harás todo lo que puedas. Y te compensaré por ello. No sé cómo, pero te prometo que lo haré. Es muy importante para Bianca y Santi.
—Eso es suficiente para mí.
Adrik
No es que me entusiasmase que Avalon me llamase casi a la 1 de la madrugada, pero sí el que yo fuese la primera persona en la que pensó para pedir ayuda. Confiaba en mí, y no me sentía una amenaza para su independencia.
Pasado ese momento de júbilo, me puse a la tarea de buscar toda la ayuda que podía encontrar. Como le dije a Avalon, había alguien con quién podía contactar a esas horas, alguien que no dormía, aunque llamarla persona no era apropiado. Sí, era un “ella”, pero no era un ser vivo, al menos biológicamente hablando.
Busqué el contacto de DAI en mi teléfono y marqué. Con la rapidez que solo puede conferirle una Inteligencia Artificial, la llamada se abrió antes de que terminase el primer tono.
—Hola, Adrik. —Su voz era sugestiva, o al menos como debía de ser en una adolescente que pretende ser una seductora. ¿Cuándo se le pasaría esta fase?
—Hola, DAI. Unos amigos necesitan de tu ayuda.
—¿Cómo de buenos son esos amigos? —Esa pregunta no me la esperaba.
—Muy buenos amigos. —Respondí sin dudar.
—¿Quiénes son y qué necesitan? —Eso era ir directos al grano.
—Santiago Walsh y Bianca Di Ángelo, bueno, ahora es Walsh también. —con eso dejaba claro que ahora eran matrimonio.
—Hacen una pareja preciosa. —Casi podía imaginarme a DAI recopilando toda la información sobre ellos en Internet, y a la velocidad que procesaba todo, seguramente ya había accedido a las fotos de su boda.
—Están de viaje de luna de miel en Corea del Sur, y se han tropezado con una pequeña a la que quieren adoptar. El caso es que no tengo idea de los requisitos que tienen que cumplir para hacerlo, ni la documentación, los plazos y todos esos trámites burocráticos, y me preguntaba si podías adelantarme todo eso para que ellos vayan avanzando los… —Ella me interrumpió.
—Déjate de líos, yo puedo encargarme de todo, o al menos de la mayoría. Vaya, me temo que no cumplen uno de los requisitos para adoptar. Apenas llevan unos días casados, y la normativa dice que al menos tienen que llevar casados tres años. —Ese era un escollo difícil de saltar.
—¿Crees que serán muy inflexibles con respecto a eso? —Los sobornos eran algo a lo que podíamos aferrarnos, solo había que encontrar a la persona adecuada. Y si no era un soborno, quizás sirviese el chantaje. Si alguien tenía algo sucio que esconder, seguro que DAI podía encontrarlo.
—Tú déjame a mí. Una carta de recomendación por aquí, un informe favorable por allí, una solicitud aprobada para adopción desde Estados Unidos… Solo necesito el nombre del bebé y los trámites estarán terminados en un parpadeo.
—Solo sé que es una niña y que le falta la nariz porque se la ha arrancado una alimaña. Sin ellos seguramente no tendría muchas posibilidades. Avalon me va a enviar toda la información que tenga al respecto, pero…—Otra vez me interrumpió.
—Dile que me lo envíe a mi correo, así no perdemos el tiempo. Anota wonderdai@gmail.com . —Eso sí que es tener un ego por las nubes, se comparaba con la mujer maravilla.
—Se lo enviaré ahora mismo. Y DAI, gracias.
—Me lo cobraré, guapetón.
—Das miedo.
—No voy a comerte, aunque estás para darte un mordisco. —¿Estaba ronroneando?
—No, quiero decir que estaría muy asustado si un día dejas de trabajar para los buenos. No nos abandones nunca, DAI. —Ella tardó un par de segundos en responder, seguro que mi comentario era algo para lo que no estaba preparada.
—Siempre cuidaré de vosotros.
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