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    Soy Agua

    Capítulo 11 SA

    13/10/2019

    Abrí los ojos para descubrir que estábamos llegando a tierra. La vista al otro lado del ojo de buey decía que no era una isla, sino algo más grande. Cómo si lo hubiese conjurado para contestar a mis preguntas, Argus llamó a la puerta de mi camarote.

    —¿Estás despierta? –

    —Sí. – Argus entró, como si aquel “si” fuese una invitación.

    —En unos minutos atracaremos. –

    —Eso no parece el puerto del que salimos. – Argus sonrió.

    —No, es Kuşadasi. –

    —No suena griego. –

    —No, es turco. – aquello me extrañó.

    —¿Ya estamos en Turquía? –

    —Sí, es eso de ahí enfrente. Y por si te lo preguntas, no necesitamos tu documentación para entrar en el país. Hay cosas que el dinero puede conseguir. –

    —¿Cuánto dinero? – Argus alzó sus cejas.

    —Hablamos de mucho, mucho dinero. – Así que la tal Agneta tenía muchos recursos a su disposición. Debería de haberlo imaginado. Mercenarios, helicópteros, aviones, barcos…

    —¿Y cuando lleguemos allí? – señalé con la cabeza la tierra firme a lo lejos.

    —Iremos a Esmirna. Allí pasaremos la noche. –

    —Genial. Ya tenemos plan. – Argus sacudió la cabeza intentando no sonreír.

    —Sí, lo tenemos. –

    Ya estaba anocheciendo cuando desembarcamos en un lugar de la costa algo abrupto. Sería raro que alguien notara nuestra presencia. Ya en tierra, un par de coches nos estaban esperando. La carretera fue mejorando a medida que pasábamos de las carreteras secundarias a otras más importantes, pero tampoco es que fueran una maravilla. Llegamos a Esmirna con la noche sobre nosotros. Entramos a un hotel con pintas de ser antiguo, y pasamos delante de un recepcionista que bajó la cabeza a nuestro paso. No iba a ser tan estúpida como para ponerme a gritar ayuda, porque seguramente el pobre hombre pagaría por ello. Así que no hice esa estupidez, y caminé en silencio arropada por Argus y los hombres de Schullz. El capullo, porque no podía calificarle como otra cosa, sonreía satisfecho por mi docilidad. Tenía unas ganas terribles de soltarle que no lo hacía porque me diese miedo, sino porque no quería ninguna represalia sobre mi conciencia.

    Subimos a la 5ª planta, casi la última del edificio, y antes de entrar en la habitación, Schullz se encargó de revisarla. Cuando terminó, dejó que Argus y yo entráramos en ella. Tenía que reconocer que era grande, algo anticuada, pero espaciosa. Me encaminé hacia el baño, porque el té seguía el ciclo “natural”. La mano de Argus me detuvo antes de entrar en lo que creía era el baño.

    —Espera. –

    —Supongo que Schullz también lo haya revisado. –

    —También lo haré yo. –

    Argus entró dentro, y supe enseguida qué era lo que quería revisar, una ventana. Una amplia y preciosa ventana… con rejas. Mi gozo en un pozo. Aunque, si lo pensaba racionalmente, ¿cómo iba a escapar desde una 5ª planta?, ni que fuese espíderman. Quizás la ninfa que era antes volaba, pero yo no. Ahora, que si era una bruja como decía la anciana… algunas volaban ¿no? Argus intentó mirar fuerza de la ventana, pero las verjas apenas dejaban que su cabeza encajara en ellas. Un forjado precioso, pero estaba visto que llevaba muchos años adornado ese hueco, y seguiría haciéndolo muchos años más.

    —Puedes pasar. –

    —Gracias. – sí, lo dije con recochineo. Solo tenía pensado hacer un pis, pero… en cuanto vi la enorme bañera…me entraron unas incontenibles ganas de sumergirme en agua caliente, muy caliente. – ¿Puedo tomar un baño?, o tienes que revisar las cañerías por si puedo escaparme por ellas. – Argus sonrió.

    —Claro que puedes hacerlo. –

    —Bien, gracias. – entré en el baño y cerré la puerta.

    —Sin pestillo. – ya me había desnudado delante de él, pero no lo había visto todo.

    —Solo si prometes no entrar. –

    —Es por si necesitas ayuda. –

    —Ya. O para ver lo que te falta. – cerré la puerta antes de escuchar su respuesta, que no la hubo.

    Abrí el grifo del agua caliente y dejé que corriera, pero no pude esperara a que calentara, porque ya saben, abre un grifo de agua y las ganas de orinar llegarán veloces. Pues si yo ya tenía ganas, aquello solo las aceleró un poco más. En otras palabras, casi no llego a levantar la tapa. Después de desahogarme a gusto, tiré de la cisterna y fui lavarme las manos. Estaba a punto de secármelas cuando escuché un par de golpecitos suaves en el cristal de la ventana. Podía ser un pajarito que hubiese hecho una parada en el alfeizar de la ventana. No es que la temperatura fuese la adecuada para andar abriendo la ventana antes de quitarme la ropa, pero como saben, soy muy curiosa, así que abrí un poco y… encontré un pajarito que no esperaba.

    —¡Evan! – su sonrisa creció en su cara nada más verme.

    —Te dije que volvería a encontrarte. – me acerqué más a la ventana, casi metiendo mi cabeza entre las rejas para poder hablar bajito y que no nos escuchara Argus desde el otro lado de la puerta.

    —¿Cómo…? – me incliné para intentar ver como aquel hombre estaba flotando delante de una ventana a cinco pisos de altura. Era de noche, pero pude distinguir los arneses alrededor de su cuerpo, y la cuerda de la que colgaba.

    —Soy un hombre de recursos. –

    —Ya veo. – pero, aunque lo fuera…- ¿vas a cortar la verja o algo así? –

    —Me encantaría arrancar esta celosía y sacarte de aquí, pero no quiero cometer el mismo error dos veces. – ¿Qué error? ¡Ah!

    —Yo, siento haber escapado de ti, siento que te lastimaras por mi culpa. Yo… prometo no volver a hacerlo. – Él sonrió dulcemente, y estiro su mano para acariciar mi mejilla.

    —No tengo nada que perdonarte, Victoria. Entiendo por qué lo hiciste. –

    —¿Entonces? – esperé que continuase con su explicación.

    —Me he dado cuenta, de que cada vez que estés con nosotros, tendríamos no solo que conducirte hacia la fuente, sino vigilar a nuestro alrededor constantemente. Argus y sus hombres estarían sobre nosotros como una manada de lobos hambrientos. He sopesado el someter a nuestro reducido contingente a esa presión, y no podríamos afrontarles llegado el momento. Porque todos tenemos el mismo destino. Conocemos el camino del otro demasiado bien, y las opciones se reducen a medida que nos acercamos al final. –

    —¿Por eso me has encontrado?, ¿Por qué sabías que estaría aquí? – él asintió para mí.

    —Tenía vigilada a la mujer que quiere tus dones sanadores, y en cuanto ella se puso en movimiento con su hijo, sabía que iría donde tu estuvieras. –

    —Así que sólo tuviste que seguirla a ella. –

    —Correcto. – Eso me decepcionaba de una forma… no sé, casi que esperaba algo místico en todo esto, porque eran seres excepcionales todos ellos. Bueno, solo personas que envejecían de forma diferente, tuve que reconocer. Así que me conformé con apreciar que Evan era una persona inteligente. Aunque, no lo sabía todo.

    —Hay otros. – sus cejas se unieron confundidas.

    —¿Otros? –

    —Cuando estábamos en el sur de Francia, algunos coches intentaron interceptarnos. –

    —¿Cómo que interceptaros? – la cuerda descendió 3 o 4 centímetros, dejando el rostro de Evan un poco más a mi altura.

    —Schullz y los otros notaron que los seguían y luego intentaron algo, no sé el qué, pero hubo disparos, y luego coches estrellándose. – Evan pareció sopesar aquella información. Tenía que añadir nuevos factores en esta ya de por sí complicada ecuación.

    —¿Necesitas ayuda ahí dentro? – la voz de Argus gritó desde el otro lado de la puerta, haciendo que mi corazón saltara como una rana.

    —Ni se te ocurra entrar, cotilla. – creo que fui rápida. Actué por reflejo, porque eso era lo mismo que le chillaba a mi prima cuando me interrumpía en los momentos “privados”. Cuando estuve segura de que Argus no entraría, mi corazón se tranquilizó un poco, y yo volví el rostro hacia un Evan sonriente.

    —Chica lista. –

    —Entonces… ¿tengo que continuar con ellos? – estaba asustada, sí, porque, si tendría que escoger, preferiría estar con Evan que con Schullz. Podía decirse que me sentía más…segura con Evan. Sentí sus dedos acariciando mi mejilla de nuevo, así que alcé la vista hacia sus ojos.

    —Escúchame. Vayas donde vayas, yo estaré observando. –

    —Pero…- con su otra mano aferró los barrotes, y se acercó a sí mismo un poco más.

    —No dejaré que te hagan daño, no te perderé de nuevo. – estaba a punto de decir que ya me perdió una vez, que él no era… cuando sus labios tomaron mi boca. Aquel beso era un intento de decirme lo importante que era yo para él, lo que significaba para Evan.

    —Evan. – solo pude decir cuando finalmente se alejó de mí.

    —Cuidaré de ti, con mi vida. –

    —Evan. –

    —Ahora ve a darte ese baño, estas desperdiciando agua caliente. – miré hacia detrás y comprobé como el agua se iba por el desagüe de la bañera, dejando un rastro de vapor flotando en la estancia. Al volver a mirar en la ventana, estaba sola. Evan había desaparecido.

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    3 Comments
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    3 Comments

  • Reply Aura arteaga 14/10/2019 at 6:28 AM

    Hol

    Me gustarria saber cuando comienzas mi griego
    No es que no me guste soy agua peropertenesco al pequeño grupo que lo leyo en litnet
    Y me muero por saber que pasa en la vida de lena
    Porfiiiissssssss

    • Reply IrisBoo 15/10/2019 at 1:13 PM

      En unos días, no puedo concretarte más, porque todo depende de como vaya con Hada Madrina 2

  • Reply Gaby 14/10/2019 at 8:35 PM

    Me encanta, como Evan está al pendiente de Vicky, releyendo está hermosa historia, todas tenemos esa pequeña pizca de brujitas. Es místico y encantador leer sobre ellos, gracias iris 😘

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Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
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