Close Sidebar close
Iris Boo
  • Inicio
  • Blog
  • Biblioteca
    • Árboles genealógicos series Préstame y Legacy
    • Serie Origins
      • Ruso negro
      • Diablo Ruso
      • Mi griego
      • Universitas
    • Serie Préstame
      • ¡Préstame a tu novio!
      • ¡Préstame a tu cuñado!
      • ¡Préstame a tu hermano!
      • ¡Préstame tu piel!
      • ¡Préstame tu corazón!
      • ¡Préstame tu fuerza!
      • ¡Préstame tu sonrisa!
      • ¡Préstame tu calor!
      • ¡Préstame tu nombre!
      • ¡Préstame tu protección
      • ¡Préstame tus lágrimas!
      • ¡Préstame tu boca!
      • ¡Préstame tus ojos!
    • Serie Legacy
      • Dimitri
      • Anker
      • Tasha&Drake
      • Nika
      • Kiril
      • Goji
      • Grigor
      • Gabi
      • Bianca
      • Paula
      • El tormento de Owen
      • Adrik
    • Saga Elementos
      • Soy Agua
    • Serie Estrella Errante
      • Rigel – Estrella Errante 1
  • Tienda
    • Solicitar libro dedicado
  • Sobre Iris Boo

  • Inicio
  • Blog
  • Biblioteca
    • Árboles genealógicos series Préstame y Legacy
    • Serie Origins
      • Ruso negro
      • Diablo Ruso
      • Mi griego
      • Universitas
    • Serie Préstame
      • ¡Préstame a tu novio!
      • ¡Préstame a tu cuñado!
      • ¡Préstame a tu hermano!
      • ¡Préstame tu piel!
      • ¡Préstame tu corazón!
      • ¡Préstame tu fuerza!
      • ¡Préstame tu sonrisa!
      • ¡Préstame tu calor!
      • ¡Préstame tu nombre!
      • ¡Préstame tu protección
      • ¡Préstame tus lágrimas!
      • ¡Préstame tu boca!
      • ¡Préstame tus ojos!
    • Serie Legacy
      • Dimitri
      • Anker
      • Tasha&Drake
      • Nika
      • Kiril
      • Goji
      • Grigor
      • Gabi
      • Bianca
      • Paula
      • El tormento de Owen
      • Adrik
    • Saga Elementos
      • Soy Agua
    • Serie Estrella Errante
      • Rigel – Estrella Errante 1
  • Tienda
    • Solicitar libro dedicado
  • Sobre Iris Boo
Iris Boo
Iris Boo
    Soy Agua

    Capítulo 10 SA

    12/10/2019

    —No hagas trastadas abuela. – la joven salió de la habitación, con la bandeja y la tetera sobre ella, pero sobre la mesa había otra tetera humeante.

    —Esta juventud. Son tan impacientes. Bueno, como iba diciendo, hay almas que se enredan hasta convertirse en un único ente viviente. Están tan ligadas la una a la otra, que harán todo lo posible por volver a estar juntas, no importa cómo, ¿verdad Isidoro? – su mano acarició de nuevo la cabeza del gato, mientras su dulce sonrisa se dulcificaba un poco más. ¿Estaba insinuando que el gato…? – ¡Ah!, casi lo olvido, cuando vuelvas, trae a ese joven contigo. –

    —¿A Evan? –

    —No, el otro de tus chicos, el mensajero. Quiero que Irene lo conozca. – ¿mensajero?

    —De acuerdo. – en aquel momento, antes de que intentara entender el porqué de aquella petición, Argus entró en la habitación.

    —La Sibila quiere verte. – me puse en pie.

    —Vale. – volví mi rostro hacia la anciana y le tendí la mano. – Ha sido un placer conocerla. – ella me dio una de sus cálidas sonrisas, mientras seguía acariciando al felino.

    —El placer ha sido nuestro. – sus dedos nudosos y arrugados dejaron una cálida sensación en mi piel. Volví mi atención sobre un intrigado Argus.

    —¿Vamos? – él asintió y me franqueó el paso.

    Caminamos por un pasillo corto, descendimos por unas angostas escaleras esculpidas en la roca, y entramos en lo que parecía una cueva con una pequeña hilera de agujeros a través de los que se veía el horizonte. En la mitad de la estancia, una enorme piedra con cristales incrustados, sobre los que incidía la luz del exterior, inundando la habitación de destellos multicolores. Olía a hiervas, quizá incienso o algo parecido. Había una mujer de unos 50, esperando junto a un cuenco de cerámica del que salían volutas de humo. Me sonrió al entrar, y yo le correspondí. Me indicó con su mano una extraña silla de hecha de madera, y yo me dispuse a sentarme sobre ella bajo la atenta mirada de Argus.

    La mujer empezó a cantar una extraña plegaria, pero mi atención no estaba sobre ella, sino en el maravilloso entorno que nos rodeaba. Podía parecer una cueva con pinturas mal dibujadas en algunas de sus paredes, pero yo podía ver algo más. Bajo los orificios abiertos al exterior, había un dibujo que parecía una espiral. Sobre a una especie de pequeña fuente o manantial, estaba grabado el anagrama de mi medallón, es decir, el que colgaba del cuello de Argus. En la base de la piedra, había dibujada una especie de pirámide, y sobre nuestras cabezas, un enorme sol. Cuatro elementos, deduje: agua, fuego, tierra y aire. Todos convergían de alguna manera en esa gruta.

    —Que los espíritus del entremundo guíen mi camino, que las imágenes del futuro me sean reveladas. – pude escuchar sobre mí. La mujer tenía el cuenco en una de sus manos, y empujaba el humo que emanaba de él sobre mí, para que de alguna manera me envolviera. Después depositó el cuenco en su lugar, se acercó a mí, cerró los ojos y empezó a balancearse suavemente mientras inspiraba profundamente. Algunas hebras del humo que parecían continuar sobre mí, saltaron sobre ella para ser inspiradas. ¿Sorprenderme?, ¿después de lo que hizo su madre?, solo un poquito.

    —¿Puedes verlo? – preguntó un impaciente Argus. La pitonisa, o Sibila no le prestó la más mínima atención. Cuando llegó el momento, ella abrió los ojos para fijarlos sobre mí.

    —Bendecida por las aguas, la sierva que accederá a su trono. La muerte te guía, la muerte te reclama. Los señores del entremundo te esperan. El camino de uno, es el camino de todos. Bebe y renace. – Genial, lo único que tenía claro es que tenía que beber para volver a ser la ninfa de la fuente de la juventud, y que iba a morir. Estupendo. La mujer se sentó en unos cojines y cerró los ojos. Su cuerpo se fue relajando, como desinflándose, hasta que creo que… si, se quedó dormida. Me giré hacia Argus.

    —¿Ya está? – él se encogió de hombros.

    —Parece que sí. – Me ayudó a levantarme, más por educación que por necesidad, y salimos de allí.

    Mientras veía como la casa se alejaba de nosotros, pude escuchar la cháchara del conductor que nos llevaba.

    —En el pueblo dicen que la vieja perdió la cabeza. Siempre anda por ahí con ese gato suyo. Pobre mujer, la muerte de su marido la dejó destrozada. Si hasta le puso el nombre de su marido al animal. –

    Creo que esbocé una pequeña sonrisa, mientras fingía mirar por la ventana sin entenderle. Isidoro. Entonces su marido había conseguido regresar con ella, o al menos su alma, o espíritu, o lo que fuera.

    Argus me ayudó a subir al barco, bajo la atenta supervisión de Schullz. Escuché como daba órdenes para ponernos en marcha, y poco después de regresar al balanceo de las olas, Argus estaba a mi lado con una bandeja de comida.

    —Supongo que tendrás hambre. – miré las viandas, pero mi estómago no gruño como esperaba. Llevaba mucho tiempo sin meter nada sólido en él, pero aun así no se sentía vacío. Es más, me sentía llena de energía. ¿Sería por el té de la anciana bruja? Estaba segura de ellos.

    —No realmente. – Argus sonrió tristemente, y apartó la bandeja a un lado.

    —Tuve que hacerlo, necesitabas descansar. – Si, genial, drogar a la gente por su propio bien.

    —¿Quieres decir que debo agradecértelo? – parecía dolido, pero no era por mis palabras, sino por los hechos que había detrás de ellas.

    —Hice un juramento, mi señora. No permitiré que te hagan daño. Yo el primero. – Argus estaba levantándose para retirar la bandeja e irse, cuando algo dentro de mi pensó que él ya tenía bastante con su propia carga de sufrimiento.

    —Viky. –

    —¿Qué? –

    —Me llaman Viky. – Argus sonrió un poquito, como si esa tregua le devolviera un poco de paz.

    —Gracias, Viky. –

    —Es solo porque “mi señora” me saca un poco de quicio. – él asintió hacia mí.

    —Por supuesto. – y salió del camarote, dejándome sola.

    Me recosté sobre esa especie de colchón, o asiento largo, y me puse cómoda. No necesitaba preguntar hacia dónde íbamos, solo había una respuesta. A Manisa, a mi fuente. Cerré los ojos y dejé que las olas del mar me arrullaran. Podía volverme loca intentando descifrar las palabras de la Sibila, podía luchar contra mi destino, podía revelarme contra mis captores, pero ninguna de las tres cosas serviría de nada. Todo seguiría igual, mi destino sería el mismo. Sería la prisionera de estos o de otros hombres, todos con el mismo objetivo en mente, llevarme a mi fuente, y hacerse con el control de un don increíble. Se sentía raro ser deseada por tantos desconocidos, o quizás la palabra correcta fuese codiciada. Yo no era nada más que una posesión que atesorar, algo que no quieres compartir con los demás, porque entonces dejaría de ser tan especial.

    De momento sabía que había tres bandos o facciones que querían tenerme, Evan y los chicos, Argus, Agneta y Schullz, y los desconocidos del altercado en el sur de Francia. ¿Qué más daba unos u otros?, para todos ellos era importante, algo que conservar con vida porque muerta no servía de nada. Pues se iban a llevar un buen chasco. Su ninfa del agua iba a morir, otra vez.

    Seguir leyendo

    • Capítulo 9 SA

    • Prólogo Kiril

    You Might Also Like

    Capítulo 8 SA

    10/10/2019

    Capítulo 9 SA

    11/10/2019

    Capítulo 2 SA

    08/09/2019

    No Comments

    Leave a Reply Cancel Reply

Subscribe & Follow

Bienvenid@s a mi blog. Lo primero de todo, agradecerles su apoyo y fidelidad, pues es gracias a ellos, que he dado este salto: crear este punto de encuentro entre lectores y autor, donde podrán encontrar mi trabajo antes que en otras plataformas de lectura libre online. Si han llegado hasta aquí es porque ya me conocen, o han leído parte de mi trabajo. Para quienes me acaban de descubrir, solo decirles que soy una escritora de novela romántica, y que, en este espacio, al igual que ocurre en wattpad, podrán encontrar la mayoría de mis obras para poder leerlas libremente. Eso sí, les pediría que no plagien mi obra, ya que para mí supone un gran esfuerzo crear todo este material, y mucho más el ponerlo a su disposición. Además, que parte de ella, está protegida por los derechos de autor, ya que está inscrita en el registro de la propiedad intelectual. El objetivo de este blog es hacerles llegar, aunque de forma algo tosca, las historias que se acumulan en mi cabeza. Por eso espero que disculpen el que el material no esté pulido como sería propio de una gran escritora que presenta su obra al público. Pero no dispongo de nadie, como ocurre con otros autores, que se encargue de revisar, corregir y pulir mis escritos. Solo soy una sencilla persona con medios limitados, que intenta llegar a todas aquellas personas que desean disfrutar con las locas historias que pueblan esta cabeza inquieta. Si desean tener algunas de mis obras en formato físico, pueden hacerlo. Consulten en el enlace que encontrarán en la columna de la derecha. Sin más, espero que disfruten de mis escritos, que rían, lloren, se enfaden… pero, sobre todo, que terminen cada historia con una sonrisa en su cara, y con esa sensación de que, por un rato, se han evadido de la realidad para permitirse soñar conmigo. Sigan a mi lado, y les daré algo dulce, salado o picante, pero no demasiado, porque quiero que vuelvan siempre a por más.
Política de Privacidad

© 2014-2022 - Todos los derechos reservados.