Gloria
Nika entro a mi oficina como a hurtadillas, y eso me intrigó. ¿Qué estaba tramando?
—¿Qué ocurre? —Dio un último vistazo a la zona de máquinas de costura, y entró cerrando la puerta detrás de ella.
—Ya sabes que Tasha está embarazada.
—Síiiii. —Entrecerré los ojos esperando hacia dónde nos iba a llevar esta conversación.
—Y que la boda será pronto. —No conocía la fecha concreta, creo que nadie la sabía.
—Algo de eso he oído.
—Pues aprovechando su embarazo, quería proponerla el crear una línea premamá. Con ella como modelo, podríamos ajustar las piezas al crecimiento real del cuerpo de una embarazada. —Es una buena idea. —No es que tuviésemos una gran tirada de prendas, pero sí que nos habíamos centrado en solo las líneas femenina y masculina. Dar un paso a la línea premamá no era mala idea. Las mujeres ricas también tenían hijos. Además, seguro que Nika también triunfaría con esa línea.
—Lo sé, es un mercado que está poco saturado, y creo que podríamos abrirnos un hueco. Ya que estamos confeccionando piezas a medida para gente corriente, una embarazada se sentiría muy cómoda luciendo prendas hechas a su medida.
—Pero se les quedarían pequeñas enseguida. —Nika movió la mano al aire, como si ese fuese un problema a tratar más a delante.
—Tengo pensado comentárselo a Drake, quizás encontremos una fórmula para calcular el crecimiento estimado de ciertas partes del cuerpo. Teniendo a Tasha como referente, seguro que pone interés en estudiar el asunto. Pero lo que quiero es que me ayudes con otro asunto. —Estiró el cuello para comprobar que nadie podría oírnos. Como si la puerta cerrada, las cortinas medio giradas, y el que era mi despacho, no fuesen suficientes. A ver, que si alguien estiraba el cuello para enterarse de lo ocurría aquí dentro, podía acabar con esa parte de su cuerpo seccionada, he dicho.
—Te escucho. —Me acerqué a ella más en confidencia.
—Quiero que confeccionemos su vestido de novia. ¿Qué te parece? —¿Que qué me parece? El sueño de toda modista es realizar el vestido de novia más bonito del mundo, bueno, al menos el de esta humilde costurera-diseñadora. Aunque el diseño no fuese el mío, eso no le quitaba brillo al tema.
—Que cuentes conmigo.
—Bien.
—¿Y cómo planteas hacerlo? Porque me da la impresión de que quieres que ella n o se entere, ¿estoy en lo cierto? —En hacer las cosas sin que el resto de la familia se entere tengo un master, sobre todo con mi hermana. No tengo que decir que ella y yo no hemos sido de esas que se llevan bien, sino como dice mi madre, como hermanas; mataríamos por cuidarnos de los de fuera, pero entre nosotras… Vamos, que estábamos constantemente tirándonos de los pelos. Lo mejor que hice fue irme bien lejos de ella, porque si no acabaríamos mal. y con mamá no podía contar, porque ella era su ojito derecho.
—Por eso lo vamos a hacer entre las dos. Yo prepararé el diseño, tu sacarás el patrón, y lo iremos ajustando a las medidas que Drake vaya escaneando cada dos semanas. Espero que sea suficiente porque no tengo ni idea de lao que puede cambiar el cuerpo de una mujer con el embarazo. —Mi ojo habituado a calcular las medidas femeninas tenía algo que decir algo al respecto.
—Pues de momento puedo decirte que le han crecido bastante los pechos, por lo menos un par de tallas. —Y ya sabía de alguien que estaría encantado con ello, y no me refería al bebé. Lo sé, siempre estoy pensando en lo mismo, ¿qué le voy a hacer?
—¿Lo ves?, no podría hacer esto sin ti. —Era bueno que lo reconociera.
—Vale, vale, deja de tirarme flores. Necesitaré el diseño y las telas lo antes posible, porque un vestido de novia no es un vestido de confección industrial como con los que estamos trabajando. Lleva mucha más tela, más detalles y muchas horas de trabajo, así que ya estás pensando como sacar de aquí a Tasha mientras estoy con él, porque no pienso llevarme trabajo a casa. No tengo ni medios ni tiempo para hacerlo a mano. —Nika me guiñó el ojo.
—Somos dos mentes brillantes y pienso buscar aliados. —Eso me sonaba a añadir a la lista a Drake. Bien, así podríamos conseguirlo, porque eso de hacer algo a espaldas de Tasha… Es que la mujer parecía que olía las conspiraciones. No voy a decir lo que ocurrió la otra vez, solo que ocultarle cosas a posta era algo que era mejor evitar. Buena chica sí, pero cuando se ponía en plan agente del FBI… Ya podías reírte de los de la televisión.
—Bien, entonces vamos a poner en marcha todo esto. —Nos pusimos en pie, y yo seguí a Nika hacia la puerta. Nada más abrirla, nos tropezamos con Tasha. Sus ojos nos miraban de una manera que decía “os he pillado”
—¿Qué estáis tramando vosotras dos? —Había veces, como en esa ocasión, en que estaba a punto de mearme encima, no solo por el susto. Había que reconocer que la chica tenía el don de la oportunidad. Sino por el echo de que ni siquiera habíamos decidido ponernos a ello, cuando se nos presentaba delante con esa cara de sospecha, que parecía avisarte de que ya podías cantar todo lo que supieras si querías salvar la vida. Yo habría sido la primera. Y no, no soy una cobarde, pero había veces en que Tasha… Brrr, hacía temblar a las paredes con su forma de mirar. Y no la conozco tan íntimamente, pero algo me decía que si decidía acabar contigo, no solo no tendría problema en hacerlo ella misma, sino que nadie encontraría el cadáver. Puede que esté exagerando, pero esa era la sensación que atravesaba mi frágil cuerpo.
—Pues precisamente íbamos a buscarte. Hay un tema que quería tratar con vosotros, pero antes tenía que tener el visto bueno de Gloria, porque ella controla todo el asunto de la producción mejor que nadie.
—Si hay que cortar y coser tela, soy tu chica, ya lo sabes. —Le guiñé el ojo mientras me cruzaba de brazos. Esto de poner pose de macarra de barrio no es que fuese lo mío, pero es que no sabía que más hacer para no confesar allí mismo. Otra opción era salir corriendo, pero… no, ella acabaría encontrándome. Je, je, ¿pero qué alucinógeno me había tomado hoy?
—Ya me lo estás contando. —Sí que era rápida exigiendo. Pero como Nika había empezado todo esto, y estaba claro que se le daba bastante bien, dejé que ella continuara. A fin de cuentas, yo solo soy una mandada, ¿verdad? A todo esto, parece que yo no lo había hecho tan mal, ¿verdad.
—¡Qué prisas!, al menos deja que lleguemos al despacho de Drake y se lo comento a él al mismo tiempo.
—No sé, no quiero daros tiempo a preparar una excusa aceptable. —Esta mujer se olía algo. ¿Serían esas hormonas del miedo? Porque las mías debían de estar circulando a mi alrededor como el aroma de un bebé que se ha cagado en el pañal.
—¿Por qué crees que estamos tramando algo a tus espaldas? —Preguntó Nika con una mezcla de inocencia e indignación.
—Porque os habéis encerrado aquí las dos. Normalmente no cerráis la puerta cuando estáis trabajando en algo. —¿No lo dije? Esta mujer estaba a todos los detalles. Nika se inclinó hacia ella, haciendo que controlaba a las operarias que pudiesen estar demasiado cerca para escuchar.
—Es que no quiero que se sepa nada de esto hasta que esté todo el asunto en marcha. —Esta chica valía para el teatro, o el cine, porque Tasha enseguida le creyó.
—¿De qué estamos hablando? —preguntó intrigada en un susurro junto a su oído.
—Quiero abrir una nueva línea prenatal. —Nika le guiñó un ojo, dejando a Tasha sorprendida y curiosa. Su sonrisa dijo que la idea le interesaba. Corrió un par de pasos para ponerse de nuevo a la altura de Nika.
—Cuenta, cuenta. —En cuanto vi que la tomaba del brazo y juntaban sus cabezas, supe que Nika, yo y su idea, estábamos a salvo. Bien, primer problema superado, ahora solo nos quedaba lo más difícil, trabajar en su vestido de novia sin que ella se enterase. Vamos, chupado. Pero ¡eh!, desde que empecé a trabajar para Tandem he aprendido a amar los retos.
Seguir leyendo