Gabi
Casi escupí mi café encima de mi madre. Pero tenía justificación, no se le pueden dar ese tipo de noticias a alguien que acaba de levantarse, y apenas está tomando el primer café de la mañana para ser persona.
—¡¿Se casa?¡ —Mamá puso una cara rara, no sé si por el liquidillo que goteaba de mi barbilla.
—Eso dice tu padre. —Una noticia de su boca tenía todas las garantías de ser cierta, pero precisamente esa…
—¿Gloria? —Necesitaba una confirmación, porque precisamente ella era la que menos esperaba que me adelantara en esa carrera. No es que yo esté obsesionada con el matrimonio, pero Gloria… Era la chica independiente, la de “no seré la criada de ningún hombre”. Precisamente lo de tener novio no parecía ser algo que iba con ella. Y ahora de repente ¿se casaba?
—Sí, tu prima Gloria, la de Las Vegas. —Tuve que sentarme.
—Vaya, es una sorpresa. —Mamá sonrió mientras robaba el último trozo de bizcocho del plato.
—Pues te vas a hartar de eso.
—¿Qué quieres decir? —¿Hay algo que nos guste más a las chicas que un chisme? Sí, que sea algo jugoso, y tenía toda la pinta de que ese lo iba a ser.
—Vamos a hacer la fiesta en el château. —No es que la familia tuviese una casa solariega francesa, sino que le pusimos ese nombre a la parcela que alquilábamos para eventos como bodas, fiestas y ese tipo de cosas. Con el tiempo le dimos un toque más comercial, y el nombre del Château era mucho más refinado que “la parcela junto a la playa”. Además, así podíamos cobrar más dinero por el cáterin.
–¿Aquí? —Ella vivía en Las Vegas, ¿no sería más excitante hacerlo allí? Ya, vale, soy idiota, con toda la familia aquí, era más fácil si ella se desplazaba aquí a casarse. Y no, una boda exprés en la capilla de Elvis no nos valía. ¿Qué es una boda sin su celebración al estilo Castillo?
—¡Pues claro!, y tú te vas a encargar de ello, ¿verdad? —Mamá me miró esperando mi respuesta. Con aquella cara cualquiera le decía que no.
—Pues claro. Tendré que hablar con ella para ver si tenemos la fecha libre y esas cosas. —Desde que me había hecho cargo de gestionar el Câteau, mamá no había tenido que repartir su tiempo entre su trabajo de enfermera y la gestión de la finca. Ellos tenían su parte de los beneficios, y yo tenía la mía por encargarme de todo. Y tengo que reconocer que eso me gustaba, siempre me encantó eso de estar al mando, además de que me daba independencia económica para hacer lo que quisiera. ¿Irme de casa? Todavía no, se vivía muy bien con alguien que lavara tu ropa, que llenase tu nevera… ese tipo de cosas. ¡¿Qué?!, a estas alturas ya se deben de haber dado cuenta de que soy un poco diva, bueno, muy diva.
—Ya he mirado en el cuadrante y la noche la tienes libre. —Mi cabeza giró instintivamente hacia el calendario pegado en la nevera. Allí anotaba los eventos programados, la duración, y el nombre de quién contrató la fiesta.
—¿Qué día es? —volví a tomar un sorbo de café. Necesitaba estar despejada para todo esto.
—El viernes por la noche. El miércoles es la despedida de soltera, pero esa la haremos en casa de la prima Cari. —Casi volví a escupir.
—¡De eso nada! —Mamá alzó una ceja hacia mí.
—¿Por qué no? —no era una protesta, sino una solicitud de aclaración
—Pues porque tiene más de 50, y para ella una despedida de soltera será encargar una tarta con forma de pene y contratar a un estríper para que caliente el ambiente. —Mamá arrugó el ceño ante mi suposición.
—Es su hija, no creo que haga eso. —Era mi turno de poner los ojos en blanco. Estaba claro que no conocía bien a esa parte de la familia. La tía Cari era un peligro con un cubata encima.
—Ya me lo dirás cuando vayamos. —Era mi prima, con estríper o sin él, iba a ir a esa despedida de soltera. Además, tenía mucha curiosidad por averiguar como había conseguido un novio, y ahora marido, que pasara su control de calidad y en tan poco tiempo. Además, no había pasado demasiado tiempo desde que me enteré de que tenía novio, hasta que ha llegado la noticia de la boda. Vamos, que a mí me olía raro, demasiada prisa ¿estaría embarazada? No, gloria no se casaría con un idiota por traer un bebé al mundo, antes le daría la patada y asumiría toda la carga de ser madre ella sola. Más o menos como yo.
—Tampoco creo que te escandalices si lo hace. —La pícara sonrisa que me dio antes de beber de su café hizo que soltara una pequeña carcajada.
—No, seguro que no. —A estas alturas de la película, tanto ella como yo ya sabíamos que el tema “hombres” y “sexo” ya lo había aprobado. Menos mal que ni ella ni papá sabían ni una cuarta parte. ¡¿Qué?!, no he dicho que sea una monja. Pueden culpar a mi sangre caliente, al clima de Miami, o a los hombres sexis que andan por aquí con poca ropa. Es zona de playa, ya me entienden.
—Pues yo sí que quiero que haya una estríper. —Mi hermano pequeño entró en ese momento en la cocina, haciendo alarde de su peor cualidad, ser un cotilla.
—No sabía que te iban los tíos musculosos, Darío. —Nada como hacer rabiar al peque para sentirme mejor.
—Ja, ja —dijo con sarcasmo—. Estoy hablando con Bruno para ver si podemos meter un par de ellas en la lista. —¡Vaya con el peque!
—Así que preparando la despedida del novio. No le conoces y ya tentándole a caer. —Darío levantó la cabeza de la pantalla de su teléfono para lanzarme una mirada obtusa.
—Él se va a casar, la fiesta es para los demás. —Qué cara dura era mi hermanito. Normal, apenas 21, en lo único que pensaba era en ese tipo de cosas y en cómo conseguirlas.
—Ya, eso cuéntaselo a papá. —Él soltó una carcajada.
—A papá no le va a asustar ver a una mujer quitándose la ropa.
—No, pero puede que mamá le mande a dormir al sofá después de hacerlo. —Y tirada la bomba me largué de allí, esos sí, pude ver por el rabillo del ojo la sonrisa divertida de mamá. Me apostaba la cena a que le iba a seguir torturando con el tema. De algún sitio tenía que haber sacado yo esta vena traviesa. ¿O quizás era de papá?
Mis dedos ya se estaban deslizando por la pantalla de mi teléfono buscando el contacto de Gloria. Hacía mucho tiempo que no hablaba con ella, pero no sentí remordimientos, a fin de cuentas, no es que fuésemos inseparables antes de su partida a Las Vegas. Somos una familia unida, pero como en todas, con unos te relacionas más que con otros, y yo he de decir que me llevaba mejor con Bianca, que era más o menos de mi edad, y con Paula, con la que había ido al colegio desde pequeñita. Por cuestiones geográficas, Bianca y yo no coincidimos en el cole, pero sí que lo hacíamos los fines de semana en la casa guardería de mamá. Aquí se juntaban todos los niños bajo la atenta supervisión de las abuelas Lupe y Caridad. Apreté los ojos para no dejar que los recuerdos me hicieran soltar alguna lagrimita, las echaba tanto de menos…
Y allí estaba el número de Gloria. Tecleé con rapidez “¿Te casas?” y esperé la respuesta.
—Si. —Ella tan escueta, seguro que estaba liada con algo.
—Tenemos que hablar sobre la ceremonia: oficiante, catering, número de invitados…—Ella tardó unos segundos en contestar.
—Oficialmente ya estoy casada. —Mis ojos se abrieron como platos.
—¡¡¡¡¡¿Cómo?!!!! —Gloria pasó directamente a grabar el audio en vez de escribir.
—Celebramos una boda exprés aquí en Las Vegas. La de Miami es para la familia. Pero como digas algo de esto te rompo las costillas a patadas. —Mi prima tan delicada como siempre. Le envié el emoticono de cremallera en mi boca cerrada.
—Entonces te pongo un oficiante, pero no hace falta certificados, ni registros ni nada de eso. —Ya puestos a grabar audios, yo también podía hacerlo. Así aprovechaba y me cambiaba de ropa, la que tenía había quedado un poco salpicada de café. Tenía tiempo antes de ir a clase. ¿No lo he dicho? Soy una empresaria, pero sigo formándome, porque este negocio necesita de todo un profesional para hacerlo bien. Cursos y más cursos, aunque sin estresarme, que este era el último master que pensaba hacer. Sí, soy guapa, lista y tengo mi propio negocio, soy todo un partidazo de mujer.
—Te llamo a medio día, que ahora estoy un poco liada. —Escuché una voz detrás de ella, apremiándola con algo que no entendí bien. Otra mujer atareada.
—Ok, charlamos a las 12.
Miré mi aspecto en el espejo de la habitación. Lista para matar. Guapa, elegante y sexy. Si es que estaba para comerme. Una idea cruzó mi mente como un rayo ¿vendría él? Mi corazón se puso a latir como un loco. No te emociones, me recordé, hace tiempo que no se deja caer por aquí. Pero eso no quería decir que mi corazón fuese por libre. Primer paso para preparar esa boda, buscar su nombre entre la lista de invitados.
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